Cultura

El escritor cubano recibió el honoris causa por parte de la Universidad de Guadalajara en el marco de la FIL

Al escribir una novela, el “para qué” es mí punto de partida: Leonardo Padura

Honoris Causa a Padura El honoris causa a Padura es “en reconocimiento a su capacidad para reflejar la complejidad histórica y social a través de la narrativa…”. (UdG)

Quizás la pregunta que a lo largo de toda su trayectoria más veces le han hecho los periodistas a Leonardo Padura, a propósito de su trabajo, ha sido qué se propuso al escribir la novela donde narra el episodio histórico del asesinato de Trotsky, “tan desconocido en sus interioridades por los cubanos, incluso por los más enterados entre mis compatriotas”.

“Pero la gran pregunta en realidad debería ser no por qué la escribí, sino para qué escribí esa novela. Pues esa es la cuestión crucial, diría que más trascendente, que yo me hago al comenzar cada uno de mis empeños novelescos. Por esa razón, la respuesta que he dado ha sido siempre la misma”, manifestó el escritor, periodista y guionista Leonardo Padura, al tomar el micrófono en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la Universidad de Guadalajara (UdeG).

En el marco de la 39° Feria Internacional del Libro de Guadalajara, la Universidad de Guadalajara otorgó el título de doctor honoris causa a Leonardo de la Caridad Padura Fuentes “en reconocimiento a su capacidad para reflejar la complejidad histórica y social a través de la narrativa por su obra comprometida con la dignidad humana y el pensamiento crítico”.

Acostumbrado a responder sobre la intención de escribir sus obras, el reconocido escritor cubano hizo uso de la ocasión para aclarar esa respuesta, pues la tiene muy clara.

“Yo siempre que empiezo a trabajar una novela me pregunto para qué la voy a escribir. Es un poco ese sentido de responsabilidad civil que creo que tengo con respecto a la literatura, ¿para qué voy a escribir algo?”, compartió.

Recientemente, el autor cubano publicó “Morir en la arena” (Tusquets, 2025) para hablar del destino final de su generación en Cuba. Antes de eso, había escrito “Como polvo en el viento” (Tusquets, 2020) para hablar de la diáspora de su generación por el mundo.

Y en ese sentido, su obra “El hombre que amaba los perros” (Tusquets, 2014) la hizo para hablar “de ese proceso de la perversión de la utopía”.

Honoris causa a Padura La ceremonia se llevó a cabo en el Paraninfo Enrique Díaz de León de la UdeG. (Eleane Herrera)

“Con una condición que era muy importante y es que esta novela perfectamente pudo haberla escrita un escritor mexicano, un escritor español, un escritor argentino y posiblemente hubiera sido mejor novela, pero habría sido definitivamente distinta porque al español, al mexicano, al argentino le hubiera faltado la experiencia vital de haber vivido en un país socialista”, subrayó.

Aseguró que su propia vida en Cuba ha sido una experiencia que no se aprende en ningún libro y aunque todo lo que le cuenten es importante, “nunca lo van a llegar a entender en la manera esencial que entienden quienes lo hemos vivido”.

Por ello, enfatizó que en esa novela quiso reflexionar sobre las diversas causas dramáticas y lacerantes consecuencias personales que se movieron alrededor del proceso de perversión de una gran utopía política”.

CUBANO EN GUADALAJARA.

Por otra parte, Padura celebró la relación que ha tenido con México desde que vino por primera vez en 1990, invitado por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y por el ahora Premio Cervantes 2025, Gonzalo Celorio y su amigo recientemente fallecido, Hernán Lara Zavala.

El escritor habanero recordó que México fue el país donde logró publicar su novela “Pasado Perfecto”, que fue censurada en el Concurso de Novela Aniversario de la Revolución organizado por el Ministerio del Interior de Cuba.

“Cuando llego me dice Paco Ignacio Taibo ‘mira lo que te tengo aquí’ y me da un ejemplar impreso de ‘Pasado perfecto’ (...) fue para mí una conmoción. Aquella edición ­–y debo decirlo, para ser justos con la Universidad y con la editorial– tiene erratas hasta en la mirada”, relató.

“En la contratapa dice Leonardo Pandura. Imagínense ustedes, pero existía, existió la novela y eso fue muy importante porque es el libro que me permitió tener la idea de que era posible seguir trabajando con ese personaje de Mario Conde que rompía con tantas cosas con respecto a la novela policíaca anterior”, añadió en un tono que pareció nostálgico.

Confesó que durante los primeros 20 años de su vida lo que más añoró fue ganar una medalla como jugador de béisbol.

“Ahora me estoy ganando medallas como escritor. Es un destino que yo no esperaba y que ha sido tan satisfactorio en muchos sentidos, con muchas privaciones, con muchos sacrificios….y oyendo todo lo que se ha dicho hoy aquí, me cuesta trabajo pensar que ese soy yo, el que ha hecho todas esas cosas bonitas que ustedes aplauden como han aplaudido”, agradeció.

Y aunque no trajo consigo la pelota de béisbol que suele llevar a este tipo de ocasiones –“un error imperdonable”­– mostró al público una caja de cigarrillos cubanos populares, que puso sobre el estrado para que Cuba lo acompañara en la recepción del doctorado honoris causa.

Por su parte, la rectora general de la Universidad de Guadalajara, Karla Alejandrina Planter Pérez reiteró que la institución reserva este reconocimiento “a personalidades extraordinarias que a través de sus contribuciones en cualquier campo del conocimiento, de las artes o las ciencias, han ennoblecido el trabajo y la humanidad”.

De Padura destacó su extraordinaria contribución al patrimonio literario y cultural iberoamericano, así como su amistad entrañable y ser un pilar fundamental la casa de estudios y la FIL GDL.

Por ejemplo, en 2020, también en la FIL se le otorgó la medalla Carlos Fuentes y “apenas en febrero de este año tuvimos el privilegio de escucharlo en la Cátedra Latinoamericana Julio Cortázar, como decía la rectora Dulce María Zuñiga Chávez, con su ponencia “Mis historias en la Habana, donde nos llevó de la mano por esa capital que es a todas luces un personaje central en su literatura”.

Honoris causa a Padura La medalla y diploma fueron entregados por la rectora Karla Alejandrina Planter Pérez. (UdG)

“En sus novelas detectivescas, Padura indaga en la memoria y en la identidad, en la corrupción y en la secrecía, en todo lo que está bien en Cuba siempre y todo lo que está mal con Cuba hoy”, indicó la rectora general de la UdeG.

Para ella es evidente que si Mario Conde es un detective que se sueña escritor, “Leonardo Padura es un escritor que se sueña detective”.

“Y en el que quizás sea su libro más famoso, El hombre que amaba a los perros, aplica las técnicas del detective para investigar la figura de Trosky e imaginar otras posibilidades para la izquierda. Eficaz, pero lírico, lírico entrañable, aunque implacable, es uno de los grandes de la literatura contemporánea y también nos honra decir que es un viejo amigo de la FIL”, agregó.

Por iniciativa del Consejo del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, cuya rectora también participó en la ceremonia, y avalado por el Consejo General Universitario, se otorgó el diploma y medalla correspondientes.

“Por una trayectoria que siempre ha promovido los valores de la libertad, la justicia social y el humanismo: gracias, Dr. Leonardo Padura, nuestra comunidad universitaria lo recibe hoy y siempre con los brazos abiertos”.

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