Cultura

Analizan ¿qué es ser un hombre? en las novelas del boom latinoamericano

Brenda Ríos también estudia la figura de la mujer y saber cómo las trata el movimiento literario

Brenda Ríos habla de su reciente libro  “Hombres de verdad”.

Brenda Ríos habla de su reciente libro “Hombres de verdad”.

“Si abres una novela de boom latinoamericano, la pones en Word y buscas ‘hombre’ te va a salir: era un hombre alto con camisa blanca, hizo lo que tenía que hacer un hombre, habló como un hombre. En este libro regreso a las referencias para preguntarme ¿qué significa el peso de lo que seguimos leyendo?, ¿seguimos pensando lo mismo?, ¿hemos cambiado el formato?”, cuestiona Brenda Ríos, a propósito de su libro “Hombres de verdad”.

La obra editada por Turner revisa novelas del boom latinoamericano para contestar la pregunta ¿qué es ser un hombre?, por lo que Brenda Ríos cita personajes creados por Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa, Julio Cortázar y Carlos Fuentes, además de revisar la figura de la mujer y el hombre en la literatura de los años 50 a la fecha.

“Me puse a ver cómo nos trata el boom: aparece la mujer idealizada que no habla o una mujer intensa pero que son calladas y misteriosas, a veces están las mamás de las novelas de dictadura que son simpáticas, chistosas de manera involuntaria y hasta políticamente incorrectas, pero no hay personajes equitativos a la figura de los hombres, no hay una mujer que tenga la misma presencia literaria o política en esos textos”, indica.

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En esta revisión algo que le sorprendió a la autora es que muchas escritoras opinan sobre qué es ser un hombre.

“Hay más mujeres escribiendo sobre cómo debe ser un hombre que mujeres escribiendo sobre cómo debe ser una mujer, es decir, dan por hecho el peso cultural, simbólico e histórico de cómo hemos sido tratadas y se van a otro tema: cómo debe ser un hombre”, comparte.

CASAMIENTO

La literatura hecha por mujeres en México está vinculada al tema del matrimonio, señala. “Rosario Castellanos, Inés Arredondo y Amparo Dávila ¿cuál es su referente más inmediato para su literatura? sus relaciones familiares y amorosas, sus hijos y el matrimonio; pero para los hombres es la historia y la política, es un núcleo de atracción y eso no significa que haya hombres que hablen del amor y del matrimonio, pero son temas secundarios que les van a servir para llevar otra agua a su molino”, expresa.

En opinión de Ríos habría que repensar y tratar de ser críticos con nuestra literatura, ¿qué nos ha costado estos imaginarios?, ¿por qué seguimos creyendo que las mujeres sólo podemos hablar del amor? No obstante, reconoce que en los últimos 20 años ha habido cambios en las narrativas, por ejemplo, de Sara Uribe, Fernanda Melchor y Cristina Rivera Garza.

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“Damos por hecho que el amor habla del amor, pero el amor es un tema político, es decir, el deseo, el matrimonio, el cuerpo y el sexo implican tiempo, disposición, libertad. Para que una mujer pueda ser libre y estar con una o más personas tiene que tener la posibilidad de decidir por sí misma, pero en una familia opresiva donde las niñas no pueden ir a la escuela porque tienen que limpiar la casa o darle de comer a los hermanitos, no podemos dar por hecho que es la misma circunstancia para todas”, afirma.

VISIBILIZAR VOCES

Por ello considera que la literatura debe visibilizar esas voces. “Que no entren únicamente en lo testimonial, en el texto sociológico o en la estadística, en el testimonio del ministerio público, es decir, que no sea la nota roja la que cuenta la historia de estas mujeres y hombres”.

La autora señala que en el país es complicada la aceptación del cuerpo femenino, que una mujer se asuma como un sujeto deseante. “Este es un país católico en el que, aunque no ejerce el catolicismo, hay un gran peso sobre lo visible del cuerpo”.

Uno de los temas que le interesa a Ríos es el deseo sexual de las mujeres mayores de 40 años.

“Cuando una mujer se convierte en mayor empieza el camino de lo invisible. Cuando eres joven te miran, pero las mujeres mayores ya no somos miradas, ¿en qué nos convierte? El deseo y erotismo está permitido en cuerpos jóvenes, nos parece una aberración que aparezca una mujer anciana desnuda, sólo aceptamos el envejecimiento cuando es hermoso y está cuidado bajo el costo de cirugías”, señala.

La autora expresa que las mujeres pagan caro la aceptación sexual. “Los hombres pueden envejecer y ser feos pero mientras tienen poder o inteligencia habrá chicas ahí; pero una mujer por muy brillante que sea, una vez que envejece, no existe, es una muerte prematura: sigues teniendo cuerpo y deseo pero estás muerta para los demás”.