Cultura

El odio de los trabajadores de Río Blanco no fue a Porfirio Díaz, sino al tendero de raya, al supervisor: Garciadiego

El inmueble histórico de la ex fábrica textil, que permanece cerrado al público, abrió sus puertas para que el historiador ofreciera una conferencia en el marco de las actividades del Seminario de Cultura Mexicana en Orizaba, Ver. 

La ex fábrica textil Río Blanco, ubicada en Veracruz, que en 1892 fue la más grande del mundo y que ocupó un lugar en la Bolsa de París, será reactivada, pero ahora como centro de energías renovables. En tanto, los dueños trabajan en el rescate del archivo para conocer con más detalle cómo sucedió la revuelta y la represión del 7 de enero de 1907 cuando los obreros se rebelaron contra sus patrones.

Ese inmueble que permanece cerrado al público, abrió sus puertas para que el historiador Javier Garciadiego Dantán, miembro del Seminario de Cultura Mexicana, ofreciera una conferencia.

Javier Garciadiego narró que a finales del siglo XIX los dueños de la industria textil en Orizaba eran los barcelonnettes.

Javier Garciadiego narró que a finales del siglo XIX los dueños de la industria textil en Orizaba eran los barcelonnettes.

Reyna Paz

CONDICIONES LABORALES DEPLORABLES

El motín de 1907 en Río Blanco no fue un acto contra Porfirio Díaz, sino contra las tiendas de raya y los supervisores de la fábrica textil. Así lo expresó el también Premio Crónica, Javier Garciadiego Dantan.

Para entender la violencia que se desató, el historiador narró que a finales del siglo XIX los dueños de la industria textil en Orizaba eran los barcelonnettes, franceses que se instalaron en el país durante el Porfiriato. Además, en ese momento, el gobernador de Veracruz era Teodoro Dehesa, contrario al grupo de Los Científicos.

En 1889 se creó la Compañía Industrial de Orizaba (Cidosa) misma que construyó la Fábrica textil de Río Blanco en 1892.

Río Blanco era una extraordinaria fábrica, se llegó a considerar como la más importante de México con mil 650 telares y 43 mil usos, era especialista en blanqueado y estampado de telas. De primer nivel. Se llegó a tener el 25 por ciento de la producción nacional de telas con el 20 por ciento de los trabajadores del país”, dijo el historiador.

¿Quiénes eran sus trabajadores? Un impulso industrial de esa magnitud no se daba abasto con la población local, entonces muchos de los trabajadores eran inmigrantes de zonas aledañas: Puebla, Tlaxcala, Ciudad de México y Veracruz, añadió Garciadiego.

Ser inmigrantes les permitió tener vinculaciones con poblaciones obreras vecinas, “esto es importante porque ayuda a la politización”, señaló.

¿Cuáles eran las condiciones laborales?, se cuestionó el también miembro de El Colegio Nacional y El Colegio de México.

“En un primer momento, pasar de un obraje a una fábrica mejoró su condición de vida, su salario era mejor, pero a partir de 1900 los salarios se empezaron a estancar, en buena medida por un aumento del precio del algodón”, comentó.

Las condiciones eran estrictas. “Un número enorme de sanciones, multas, descuentos porque salía un pedazo de tela defectuosa, por faltas en la asistencia, por impuntualidad, por descompostura de una máquina, todo se reflejaba en descuentos a los trabajadores”, detalló.

A varios se les rentaba un cuarto con luz, lo que creó un fondo revolvente para los empresarios y un sueldo mínimo para los obreros, y a eso se sumó el problema de las tiendas de raya.

“Las tiendas de raya no siempre eran propiedad de la fábrica, estaban relacionadas con la fábrica, parece ser que en Río Blanco el propietario era otro francés de apellido Garcín. El mayor enemigo de las tiendas de raya no eran los trabajadores, eran los comerciantes independientes vecinos porque querían entrar al mercado y no a condiciones monopólicas”, indicó.

El inmueble conserva la nave principal, los cuartos de trabajadores y casa del concejo.

El inmueble conserva la nave principal, los cuartos de trabajadores y casa del concejo.

Reyna Paz

Las jornadas laborales en Río Blanco eran de 14 horas, de 6 de la mañana a 8 de la noche. “El odio de los trabajadores no fue hacia Porfirio Díaz, sino a las autoridades inmediatas: al tendero de raya, al supervisor”, afirmó el historiador.

Otra aclaración que hizo Garciadiego es que no existían sindicatos. En ese momento los trabajadores se organizaban en círculos vinculados al mutualismo, es decir, de ayuda mutua a los trabajadores, ahorraban y cuando uno estaba enfermo o herido llegaba el apoyo de los grupos obreros.

REGLAMENTO CON SANCIONES

Los conflictos en Río Blanco aumentaron, en 1896 los trabajadores exigieron que el turno de noche se pagará mejor y en 1898 se manifestaron contra los descuentos. En ese contexto nació el Gran Círculo de Obreros Libres (1906), vinculado al magonismo.

“Estos trabajadores querían fundar un periódico, crear un sistema de cooperativas, crear una junta central en la Ciudad de México, crear sistema de ahorro, fundar una escuela y biblioteca en cada población donde hubiera fábricas, construir baños, gimnasios y parques en la población, crear un asilo y un hospital para trabajadores del sector textil en la Ciudad de México”, narró Garciadiego.

Como respuesta, el 2 de diciembre de 1906, el Centro Industrial Mexicano emitió un reglamento para las fábricas: no se reducían los horarios de trabajo, se mantuvieron las multas y no se les permitían visitas a los obreros.

Los trabajadores lo rechazaron. Se cerraron 30 fábricas en Puebla y 10 en Tlaxcala, es decir, 6 mil trabajadores quedaron sin empleo.

“El Centro de Industriales de México cerró fábricas para no pagar a los trabajadores, para no permitir que se articularan e impedir que se generalizara la politización”, dijo Garciadiego.

Los obreros pidieron a Porfirio Díaz que interviniera y los industriales lo presionaron para que no negociara con ellos. “Los trabajadores querían que mediara para que abrieran las fábricas, estaban desesperados porque se venía la Navidad y tenían gastos”, agregó.

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MEMORIA HISTÓRICA

Díaz aceptó, pero el 24 de diciembre las fábricas en Río Blanco cerraron. Tras el diálogo entre obreros y Díaz, el entonces presidente emitió su laudo: salario uniforme a toda la industria textil, pero no aumento, revisión del reglamento, multas, instalación de servicios médicos, prohibición de contratación de niños, instalación de escuelas, no visitas y las tiendas de raya continuarían.

“Los obreros estaban insatisfechos y también porque habían pasado una Navidad sin recursos”, recalcó Garciadiego.

El 7 de enero de 1907 los trabajadores debían presentarse, pero muchos se negaron a entrar a la fábrica y empezaron con gritos de traidores, vivas a México y a Benito Juárez.

“Se dirigieron a la tienda de raya y el dueño parece ser que les respondió con un disparo y mató a un obrero; la tienda fue saqueada, quemada, se empezaron a sumar vecinos y familiares. Se quemaron varias tiendas en Nogales, Santa Rosa, todas las casas de empeño de la región”, indicó Garciadiego.

El jefe político no pudo controlar la situación y llegaron fuerzas armadas vía ferrocarril.

Hubo violencia, hubo muertos. El 8 de enero llegó el subsecretario de la Guerra y Marina con dos compañías, impusieron el orden a sangre y fuego. Hubo una ocupación militar de la zona, se catearon los cuartos que rentaban los trabajadores y se detuvo a los sospechosos”, dijo.

"El eco de Cananea era brutal, al igual que el crecimiento de los Flores Magón”, refirió el historiador.

Reyna Paz

¿Por qué se involucró la Secretaría de Guerra?, cuestionó el historiador. “El gobernador Dehesa estuvo a punto de renunciar, decía que eso se resolvía a nivel local, pero no con represión. ¿A qué le temía Porfirio Díaz? El eco de Cananea era brutal, al igual que la creación y el crecimiento de los Flores Magón”, responde.

Para Garciadiego, la secuela del imaginario histórico de ese episodio es “que Río Blanco es parte de la Revolución Mexicana y de la historia nacional, no podríamos entender la politización de Veracruz que se dio en tres niveles: Río Blanco, Acayucan, la ocupación del puerto de Veracruz y el Plan de San Ricardo de 1910”.

INMUEBLE HISTÓRICO SIN PROTECCIÓN OFICIAL

Hoy la ex fábrica Río Blanco carece de reconocimiento por parte del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) como inmueble de carácter patrimonial a pesar de que conserva la nave principal, los cuartos donde los trabajadores se hospedaban y la casa del concejo desde donde se administraba.

Fue la empresa número 18 más grande del mundo en la Bolsa de París y fue la fábrica más grande del mundo desde 1892, cuando la construyeron con la gran Cidosa, la empresa más grande que hubo en México: la Compañía Industrial de Orizaba sociedad anónima”, expresó Raúl González Salas, dueño del inmueble.

El abogado comentó que llegaron a trabajar 14 mil 500 obreros en Río Blanco, también pasaba el tren y existía una escuela al interior de la fábrica.

“La compré hace 15 años. Estaba con todos los pasivos que se puedan imaginar. La industria textil se volvió imposible de competir con las grandes aduanas que dejan meter a cualquier producto y no se cuida al producto mexicano. Las textileras sufrieron enormemente”, dijo.

La fábrica textil de Río Blanco fue levantada por los barcelonnettes, quienes en 1870 se interesaron en desarrollar la industria textil en Orizaba porque la zona tenía varias ventajas.

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“Una de ellas fue la abundancia de agua del Río Blanco proveniente del deshielo del Pico de Orizaba, donde instalaron una pequeña hidroeléctrica y, por tanto, fue una de las ciudades más rápidamente electrificadas en México”, comentó Garciadiego.

Otras ventajas fueron: el paso del ferrocarril, estar cerca de la producción de algodón, estar cerca de zonas de consumo como Ciudad de México, Xalapa y Puebla; y tener un puerto cerca para transportar maquinaria y exportar productos.

*reynapazavendano@gmail.com