Cultura
El Colegio Nacional

Prospección arqueológica

Como un adelanto a su participación en el ciclo La arqueología hoy, que coordina el colegiado Leonardo López Luján, el especialista comparte con los lectores de Crónica algunas de sus experiencias en el campo.

Luis Barba Pingarrón es fundador y coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la UNAM.

Luis Barba Pingarrón es fundador y coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la UNAM.

Cortesía

​Cómo usar la vista de rayos X en la arqueología

Luis Barba Pingarrón*

El hombre siempre ha intentado conocer más allá de lo que le permiten sus sentidos. La idea de poder ver a través de objetos sólidos tiene una estrecha relación con el descubrimiento de los Rayos X a finales del siglo XIX. Décadas después aparece la historia de Superman, que entre sus superpoderes, posee vista de rayos X. En este mismo sentido se conoce la anécdota de la venta comercial de lentes de rayos X en Estados Unidos y, como si esto fuera poco, también se genera la venta la ropa interior para dama para protegerse de esos lentes.

El desarrollo de la tecnología ha permitido detectar fenómenos físicos que nuestros sentidos no perciben y de esta manera podemos medir alteraciones producidas por efectos que no vemos, olemos, oímos o sentimos.

Durante la Segunda Guerra Mundial se observa un gran desarrollo tecnológico con propósitos bélicos. Por ejemplo, se inventan los detectores de metal para localizar minas enterradas y se logra un avance sustancial en las ciencias nucleares y se promueve la electrónica.

Las técnicas geofísicas y químicas detectan las alteraciones producidas por la actividad humana del pasado sobre el terreno ocupado y generan imágenes que reconstruyen, cada vez con mayor precisión, lo que se encuentra bajo nuestros pies y no podemos ver.

Lee también

“La recuperación de pintura mural en Teotihuacan fue realmente abundante”

eleane herrera montejano
Eduardo Matos Moctezuma participó en el Simposio Proyecto Teotihuacán sesenta años 1962-2022.

La prospección arqueológica es una de las disciplinas de la arqueometría que en sus orígenes se encargó de localizar las estructuras enterradas en el pasado para poder excavarlas. Recientemente, esta vocación se ha visto enriquecida al incorporar nuevas técnicas y refinar las ya existentes. De esta manera, en condiciones favorables, es posible hacer reconstrucciones virtuales de lo que se encuentra en el subsuelo sin necesidad de excavar.

La geofísica ha desarrollado una variedad de técnicas para el estudio de la tierra. Dentro de ellas, las que trabajan a profundidades someras se han adaptado para el estudio de restos arqueológicos. A partir de los años setenta, en Inglaterra se diseñaron equipos especiales para la arqueología, y se produjeron aparatos más pequeños, capaces de recabar gran cantidad de datos de manera automática y a bajo costo. De esta manera se comercializaron equipos geofísicos muy eficientes que han impulsado el desarrollo de la prospección en la arqueología.

Durante los años sesenta y setenta, se experimentó con la aplicación de equipos traídos a nuestro país para estudiar sitios olmecas. A partir de 1980 se inicia en México la aplicación de las técnicas geofísicas en el Laboratorio de Prospección Arqueológica con equipos propios. Este fue un momento muy importante, pues permitió acumular experiencia y aprender de los errores.

Entre los muchos lugares y casos estudiados por nuestro laboratorio destaca el Templo Mayor de México-Tenochtitlan, en donde se obtuvieron importantes resultados aplicando variadas técnicas geofísicas que permitieron detectar la presencia de subestructuras bajo el pavimento de las calles aledañas, cajas de ofrenda antes de su excavación, o bien, etapas de construcción previas, como en el caso de la Casa de las Águilas.

Lee también

Del pino al ahuehuete, identifican seis especies de madera al pie del Templo Mayor

redacción
La eficacia de un novedoso método para la conservación de estas piezas permitió extraer 62 muestras para su análisis taxonómico.

Otra línea de investigación muy importante para el laboratorio incluye el estudio de restos arqueológicos bajo las ciudades modernas. El primer experimento se realizó en Coyoacán, en el sur de la Ciudad de México, y ya en 1998 obtuvimos por primera vez datos eléctricos y de radar en las calles del Centro Histórico de Coyoacán, que se complementaron con el estudio integral de la Plaza de la Conchita. Como resultado de estos trabajos, se demostró que era posible utilizar las técnicas geofísicas en ambientes urbanos para estudiar restos arqueológicos bajo las calles.

Como consecuencia y continuación de este proyecto, tuvimos la oportunidad de trabajar en 2006 en el Centro Histórico de Mérida, Yucatán. En aquella ocasión se recorrieron con radar de penetración cerca de 18 mil metros de calles, trabajando de noche, para reconocer la presencia de los remanentes de las estructuras que antes de la conquista formaron el asentamiento maya de T’Ho, y que quedaron sepultadas por el desarrollo de la ciudad colonial y continúan debajo de la ciudad moderna.

En la etapa de internacionalización de nuestro laboratorio hemos tenido la oportunidad de participar en el Proyecto Arqueológico de Magdala, en Galilea, Israel, con estudios semejantes a los que habíamos realizado en México, pero en condiciones totalmente distintas. Después de un levantamiento topográfico, realizamos los estudios magnéticos y eléctricos que permitieron detectar la presencia de los muros de piedra, y de las construcciones que formaron un poblado judío del primer siglo de nuestra era a orillas del Lago de Galilea.

En un esfuerzo de colaboración internacional con la Universidad de Calabria, Italia participamos en el diagnóstico de la catedral de Santa Sofía, en Estambul, Turquía. A nuestro equipo le correspondió contrastar la hipótesis de que las estructuras bajo la catedral estaban afectando la estabilidad del edificio en su totalidad. Los estudios de radar de penetración terrestre en la nave central nos mostraron la presencia de los arranques de muros de una subestructura, pero para nuestra sorpresa, no deformaron el piso de la nave central. Las deformaciones encontradas en las naves laterales parecen ser las responsables de las afectaciones que se observan en partes de la arquitectura de este notable edificio.

*Fundador y coordinador del Laboratorio de Prospección Arqueológica del Instituto de Investigaciones Antropológicas, de la UNAM.

El investigador profundizará en el tema el próximo jueves 29 de septiembre a las 6:00 p. m. en El Colegio Nacional, ubicado en Donceles 104, Centro Histórico, CDMX. Entrada libre. 

Cartelera El Colegio Nacional.

Cartelera El Colegio Nacional.