
Los edulcorantes bajos en calorías o sin calorías (EBCSC) se han convertido en aliados importantes para quienes buscan reducir el consumo de azúcar sin renunciar al sabor dulce. Estos ingredientes se utilizan en alimentos y bebidas para aportar dulzor, pero con muy poca o ninguna energía, lo que los hace útiles en el manejo de obesidad y diabetes.
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Entre los más conocidos están el acesulfamo potásico, aspartamo, ciclamato, sacarina, sucralosa y los glucósidos de esteviol. Aunque todos comparten la función de endulzar, se diferencian por su perfil de sabor, potencia, metabolismo y propiedades técnicas.
Seguridad respaldada por organismos internacionales
La seguridad de estos edulcorantes ha sido evaluada por organismos reguladores de distintos países, que han realizado estudios científicos para confirmar que, consumidos dentro de los límites autorizados, pueden ser una herramienta útil para quienes necesitan controlar su ingesta de carbohidratos.
De acuerdo con la Federación Mexicana de Diabetes, consultada por el Laboratorio de Datos contra la Obesidad (LabDO), los EBCSC son una alternativa segura dentro de una alimentación adecuada y pueden apoyar en programas de reducción y mantenimiento de peso, siempre que se acompañen de un estilo de vida saludable.
No son soluciones mágicas
Es importante aclarar que estos productos no generan pérdida de peso por sí solos. Su efectividad depende de cuánto azúcar y calorías se logren reemplazar en la dieta. Son una herramienta útil, pero deben formar parte de un enfoque integral de salud.
Un recurso frente a un problema global
La Organización Mundial de la Salud (OMS) reportó que en 2022 había 2,500 millones de adultos con sobrepeso u obesidad en el mundo. En este contexto, los EBCSC ofrecen una opción práctica para reducir la ingesta calórica y apoyar a quienes viven con enfermedades crónicas relacionadas con la alimentación.