Escenario

En entrevista con La Crónica De Hoy, Jennifer Margain y Aarón García del Real, co-directores de DOQUMENTA, revelan cómo el festival se ha convertido en una plataforma de reflexión colectiva y resistencia a través del cine de no ficción.

DOQUMENTA 2025: entrevista con sus co-directores sobre el poder transformador del cine documental

Jennifer Margain y Aarón García del Real, co-directores de DOQUMENTA (Alan Mino)

Lo que hoy es DOQUMENTA, un festival consolidado de narrativas no ficcionales en México y América Latina, comenzó como una serie de funciones al aire libre. “Éramos aficionados al documental, proyectábamos gratis en la plaza pública”, recuerda Jennifer Margain Salvador, co-directora del festival. A su lado, Aarón García del Real Lozano, también co-director, asiente: “Era una forma de acercar historias reales a quienes quisieran verlas, sin barreras”.

Con los años, esa inquietud derivó en un proyecto más robusto, con una identidad propia. Hoy, DOQUMENTA no solo es un festival de cine documental, sino un espacio que conecta al cine con otras disciplinas, como la literatura, el periodismo, el performance o las artes visuales. “El documental sigue siendo nuestra columna vertebral, pero queremos ir más allá”, señala Margain.

En una época marcada por la desinformación, el documental adquiere nuevas dimensiones. Para Aarón, las narrativas no ficcionales tienen una fuerza inusitada: “Es donde vemos la historia de forma más humana. Podemos tener investigaciones académicas, pero es en el documental donde está el testimonio vivo. Le ponemos rostro a los problemas”.

Ambos coinciden en que el documental no debe pensarse como un género rígido. “No queremos caer en el panfleto, buscamos diversidad: en los temas, en los formatos, en quién cuenta las historias y desde dónde”, subraya Jennifer. En esta edición, bajo el lema “Pausar es moverse”, el festival invita a detenerse y reflexionar desde lo colectivo.

“Queremos que las películas sean una pausa en medio del caos cotidiano, un espacio de respiro que nos permita mirar el mundo con otros ojos. Y también compartir eso en comunidad”, explica. “Ir al cine es un acto colectivo que transforma”.

Doqumenta

Diversidad, reflexión y escucha: el corazón curatorial

El criterio curatorial de DOQUMENTA no solo responde a una línea editorial, sino a una postura ética. Para Aarón, el festival refleja las preocupaciones e intereses de quienes lo organizan, pero también escucha a las audiencias y a los territorios. “No imponemos una agenda, es un diálogo constante con colectivos, periodistas, comunidades”, asegura.

Más allá de los documentales en sí, la programación se complementa con conversatorios, mesas de reflexión y sesiones de preguntas y respuestas. “La gente siempre quiere saber cómo nació una película, qué motivó al director, cómo se filmó tal escena. Ahí empieza el diálogo”, dice Jennifer. “Pero también invitamos a personas que habitan los mundos retratados: activistas, académicos, organizaciones de la sociedad civil”.

Este cruce de voces enriquece la experiencia del público. Para Aarón, el festival no termina con una función, sino que se expande en las discusiones que suscita: “Es ahí donde se asienta el impacto. Una película sin audiencia no completa su ciclo. Necesita ser vista, debatida, entendida”.

DOQUMENTA también ha apostado por visibilizar historias desde las periferias, tanto geográficas como temáticas. “Empezamos con funciones en Querétaro, con contenidos locales. Hoy seguimos priorizando eso. Creemos en que las comunidades cuenten sus propias historias, desde sus propias voces. Eso es invaluable”, afirma Aarón.

Además, reconoce que el contacto con cineastas de otros países los ha obligado a profesionalizar su propio quehacer como gestores culturales. “Nos exige ser mejores anfitriones, más rigurosos y más sensibles con lo que mostramos y cómo lo mostramos”, reflexiona Jennifer.

El documental como semilla de transformación

Trabajar con cineastas documentales de todo el mundo ha sido una lección de vida para ambos directores. “Nos transforma. Somos primero audiencias, antes que organizadores. Y eso se nota en nuestra evolución como personas y como festival”, dice Aarón. Para él, DOQUMENTA es tanto un espejo como una herramienta de cambio: “Nos hemos vuelto más conscientes de la responsabilidad que implica mostrar ciertas películas. No es solo entretenimiento”.

Desde esa conciencia, han moldeado no solo su programación, sino su visión a largo plazo. “Queremos crecer, pero no desde una lógica comercial. Buscamos consolidar redes, expandir pantallas, conectar territorios”, afirma Aarón. Una de las metas es avanzar hacia la producción propia de documentales, fomentando no solo la exhibición sino también la creación desde lo local.

Ambos coinciden en que el crecimiento debe ser orgánico, pero ambicioso. “Soñamos con una red de festivales, pantallas y públicos que dialoguen entre sí. Queremos que DOQUMENTA no sea solo cinco días al año, sino una plataforma constante”, dice Aarón.

Ese sueño ya comienza a tomar forma. Este año, el festival se extiende más allá de Querétaro, con funciones en plataformas como Nuestro Cine MX y actividades en otras sedes. “Queremos que más personas tengan acceso, sin importar dónde estén. Mientras más pantallas, más miradas, más voces”, resume Jennifer.

Al cierre de la conversación, ambos invitan al público a ser parte activa del encuentro. “Nos vemos del 6 al 10 de agosto en Querétaro, y también en línea. Toda la programación está en nuestras redes y en doqumenta.org”, concluyen.

DOQUMENTA no solo muestra documentales: abre conversaciones necesarias, amplifica voces diversas y teje redes de escucha crítica. En un mundo saturado de información y estímulos, ofrece una pausa que también es un movimiento: hacia el entendimiento, hacia la comunidad, hacia el cambio.

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