Escenario

Antonio de la Torre, un policia triste y culpable en ‘Entre la vida y la muerte’

El actor español vuelve a las salas para meterse de nuevo en la piel de un policía, esta vez uno que habla en francés, que lleva una bala metida en la cabeza que le hace llorar sangre

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El filme es dirigido por el chileno-belga Giordano Gederlini.

El filme es dirigido por el chileno-belga Giordano Gederlini.

ESPECIAL

Antonio de la Torre vuelve a las salas para meterse de nuevo en la piel de un policía, esta vez uno tan diferente a sus personajes anteriores que habla en francés, que lleva una bala metida en la cabeza que le hace llorar sangre y que acaba de ver cómo su hijo se lanza a las vías ante el convoy de metro que conduce.

Es Leo Castañeda, “un hombre profundamente triste al que mueve únicamente la culpa”, según lo define el actor español, feliz de haberse “lanzado” al audiovisual francófono en esta aventura, dirigida por el chileno-belga Giordano Gederlini.

De la Torre confiesa que “tenía un cierto prejuicio” sobre hacer esta película, ya que le apetecía mucho rodar en francés: “Ahora ya hablo un poco más, pero cuando empezamos no hablaba más que cuatro palabras”. Además de que se le hacía cuesta arriba “un thriller otra vez”.

“Y había cosas en el guion que no me acababa de creer, como que el tío tuviera una bala alojada en la cabeza”. También le daba miedo “no entenderse” con el director, un belga hijo de inmigrantes chilenos con una carrera como guionista, pero que se estrenaba con Entre la vida y la muerte: “podía haber sido una pesadilla”.

“Pero cuando conocí -sonríe ya desde su imagen actual, rubio, repeinado y en forma, tan lejos del extravagante y desgarbado Leo Castañeda-, le di la vuelta a la tortilla”.

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Y se inventó a Castañeda. “El personaje es un tío que vive entre la vida y la muerte, que tiene mareos, que tiene migrañas, un conductor de metro en Bruselas, que está 'dejao', que no se cuida la barba, que está flaco”.

DIRIGIDA POR GEDERLINI

Así que De la Torre dejó de comer y se puso a hacer carrera todos los días, desveló por su parte el director, que solo tiene grandes palabras para el actor.

Como explica Gederlini, “este personaje no es Jason Bourne, a él le dan un golpe y le duele”.

“No quiere pelearse, pero sabe defenderse, sabe boxear, al modo un poco de los años 80 en los que un hombre se metía en peleas más realistas; nada de saltos, ni ataques de ejércitos enteros. La pelea tiene que tener una historia”, defiende el guionista de la durísima Los miserables, la película con la que Ladj Ly llegó a los Oscar en 2020.

Gederlini, que llevaba ya un bagaje largo con historias de componente social y psicológico, declara a Efe que quería meterse en el universo del thriller pero dándole una estructura clásica que le permitiera hacer cosas que “con un cine más realista no podría”.

Así, salpimentada por las historias de la inspectora Virgini (Marine Vacth), la película se recrea en “ambientes oscuros y escenas nocturnas” que el director “quería conservar, pero dándole otra dimensión”.

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A De la Torre le sigue desde Balada triste de trompeta, donde hace “un papel muy desagradable, y da miedo además, pero lo mejor es que no te olvidas de su personaje”, apunta.

Por su parte, De la Torre (Málaga -España-, 1968) lleva varios años regalando con cuentagotas sus memorables actuaciones, después de que hasta Twitter haya bromeado con el hecho de que “hubo una vez en la que Antonio de la Torre no salía en las películas españolas”.

“Desde 2014 -comenta con Efe-, hago dos pelis al año como máximo”; en 2018 hizo La trinchera infinita, en 2019; El plan, y en 2020 la serie La línea invisible.