Escenario

“Venom: Carnage liberado”, violencia diluida en comedia desbordada

La secuela de Andy Serkis se estrenó en salas mexicanas el pasado 6 de octubre con una fórmula que se está desgastando

La parte mercadológica obliga a la incursión de este antihéroe a la aglomeración de historias que Marvel ha llevado a cabo a lo largo de 12 años en el cine.

La parte mercadológica obliga a la incursión de este antihéroe a la aglomeración de historias que Marvel ha llevado a cabo a lo largo de 12 años en el cine.

Uno de los personajes más explotados en la incursión de los cómics al cine, sin lugar a dudas, es Spiderman, debido a la enorme popularidad que el héroe posee entre el público, generando altas expectativas en cada entrega que, su universo propone a la pantalla grande. Por lo tanto, no es de extrañarse que se den intentos por extender la franquicia utilizando figuras icónicas dentro de la propia trama del hombre arácnido.

Tal fue el caso de ‘Venom’ (2018), cinta dirigida por Ruben Fleischer, y protagonizada por Tom Hardy (Eddie Brock), que retrataba a uno de los antihéroes más reconocidos de Marvel y del propio entramado argumental del amigable vecino de Brooklyn. Si bien la crítica especializada señaló los diversos elementos donde la película sangraba narrativamente, su recaudación de poco más de 800 millones de dólares, le valió para obtener una secuela que recién se ha estrenado en México, hablamos de ‘Venom: Carnage Liberado’.

El asesino en serie, Cletus Kasady (Woody Harrelson) ha sido condenado a muerte por sus crímenes, mientras que Eddie Brock (Tom Hardy) junto al simbionte Venom, intentan recuperar la carrera periodística del primero; mientras las circunstancias han creado un nuevo enemigo con la capacidad de pelear codo a codo con el antihéroe, Carnage.

En los últimos meses, la secuela del personaje interpretado por Hardy obtuvo un alto grado de expectativa por su posible vinculación con el Universo Cinematográfico de Marvel, llegando a las salas de nuestro país el pasado 6 de octubre bajo la dirección de Andy Serkis.

La obsesión de los protagonistas por recobrar su vida anterior a la llegada del simbionte, a través de la ejecución de una justicia fuera de la ley, aunado a sus intentos por retomar la vida profesional y amorosa de Eddie Brock; generan una convivencia casi matrimonial entre los involucrados, creando una tonalidad de comedia que ya era observable desde la primera entrega.

Mientras tanto, el antagonista Cletus Kasady, va desentramando un pasado que será el detonante que lo transformará en el rival a vencer para la pareja disfuncional. La supuesta “violencia” que encontrábamos en la primera aparición de Venom en cines, ahora es dirigida por un tono de comedia que parece desbordarse a cada momento, donde las motivaciones de avance de cada participante, en la historia, se ven opacadas por una obsesiva cadena de bromas que obligan al espectador a alejarse de lo que se está observando.

Si bien el trabajo de Serkis se aleja de aquella historia de origen trazada desde un lugar común de Flesicher, la saturación de comedia insulsa propicia una absoluta desconexión del trabajo argumental, que tampoco parece llegar a buen puerto por sus propios medios.

Por otro lado, no se desperdicia el trabajo digital que el director entrega, gracias a la experiencia que posee en dicho ramo. El efectismo que se logra normalmente en este tipo de trabajos suele ser un elemento suficiente para generar un gancho taquillero en el público, la acción y secuencias de batallas logran su cometido: llenar el ojo del espectador con la grandilocuencia de la pantalla verde.

Pero, más allá de los elementos visuales, el montaje y edición generan una desaparición en la fluidez argumental de los personajes, un vacío que se llena con las secuencias de acción, llevando a su propia narrativa a un descenso inevitable, y logrando que el conflicto de la cinta se perciba endeble e inexistente.

¿Qué nos espera del futuro de Venom en el cine? Es poco probable que nos enfrentemos a una profunda adaptación de este personaje, cuyo paralelismo en los cómics suele ser más enriquecedor desde un ángulo psicológico y de desarrollo argumental; pero no debemos olvidar que al tener un vínculo contractual con los creadores del UCM, la parte mercadológica obliga a la incursión de este antihéroe a la aglomeración de historias que Marvel ha llevado a cabo a lo largo de 12 años en el cine.

Es probable que el público objetivo de estos trabajos continúe consumiendo dichas tramas repetitivas; una explosión de recursos audiovisuales para explorar los últimos avances tecnológicos, pero aún con la magnificencia de los planes comerciales que envuelven a dichas producciones, parece que la fórmula se va desgastando, y necesitarán algo más que la pantalla verde para sostener la propuesta.