
El precio de la vivienda en Jalisco continúa alejándose del poder adquisitivo de la mayoría de su población. De acuerdo con el más reciente Boletín de Análisis Económico publicado por la Escuela de Negocios del ITESO, el costo de los inmuebles en la entidad creció 9.7% anual durante el primer trimestre de 2025, por encima del promedio nacional del 8.2%. Este repunte acentúa una tendencia de largo plazo: desde 2017, el índice de precios de la vivienda en Jalisco ha aumentado 105.2%, es decir, se ha duplicado en solo ocho años, mientras que el promedio nacional fue de 86.9%.
La situación es aún más crítica en la Zona Metropolitana de Guadalajara, que registró el mayor incremento entre las principales ciudades del país, con una variación anual de 9.8%. El boletín atribuye esta presión al encarecimiento del suelo urbano, la proliferación de desarrollos residenciales de gama media y alta, y la especulación inmobiliaria, particularmente en zonas con alta plusvalía.
Este encarecimiento no ocurre en el vacío. El mismo boletín del ITESO documenta un deterioro simultáneo del mercado laboral, con datos preocupantes sobre ocupación, participación económica e informalidad. Aunque la informalidad laboral en Jalisco mostró una ligera reducción al ubicarse en 46.9% —menor al promedio nacional de 54.3%—, esta mejora no se traduce necesariamente en empleos formales de calidad.
Entre el primer trimestre de 2024 y el de 2025, la Población Económicamente Activa (PEA) en Jalisco se redujo en 100 mil personas, a pesar de que la población de 15 años y más aumentó. La tasa de participación económica cayó de 60.3% a 58.2%, lo que revela un desaliento laboral generalizado. En paralelo, la ocupación total bajó en más de 109 mil personas, mientras que la desocupación (personas que buscan trabajo sin encontrarlo) aumentó en más de 9,300.
Este panorama afectó especialmente a las mujeres, cuya participación laboral cayó de 46.2% a 43.8%. Aunque su tasa de informalidad también bajó (-9.3%), esto se explica en gran parte por una salida del mercado laboral: más de 63 mil mujeres jóvenes (15 a 24 años) y otras 17 mil mayores de 45 años dejaron de trabajar o de buscar empleo activamente. El boletín advierte que esta exclusión laboral femenina no refleja una mejora, sino más bien la persistencia de condiciones desfavorables, como la falta de empleos compatibles con su contexto o las cargas de cuidado no remunerado.
Entre los hombres, la participación laboral también se redujo (de 75.9% a 74.5%) y la ocupación cayó en 51 mil personas. Aun así, el descenso fue menos severo que en el caso de las mujeres. En ambos sexos, el número de personas que estarían dispuestas a trabajar pero no buscan empleo activamente —la llamada “población disponible”— creció más del 17%, lo que sugiere un fenómeno de desaliento laboral.
En este contexto, la escalada de los precios de la vivienda complica aún más el acceso a un hogar digno, especialmente para los sectores con ingresos medios y bajos. Según el análisis del ITESO, esta dinámica desvincula el valor de la vivienda del ingreso real y amplía la brecha de acceso a un derecho básico.
El boletín concluye que se requiere una intervención activa del Gobierno estatal, con políticas de vivienda que frenen la especulación, regulen el uso del suelo y promuevan desarrollos habitacionales asequibles. Mientras tanto, el rezago laboral y la exclusión de mujeres y jóvenes del mercado de trabajo podrían seguir debilitando la capacidad de miles de jaliscienses para acceder a un patrimonio propio.