
Integrantes de las sociedades estudiantiles de las carreras de Filosofía y Ciencias Sociales y de Ingeniería y Ciencia de Datos se reunieron en un conversatorio titulado “Inteligencia artificial vs. inteligencia humana”, con el propósito de reflexionar sobre la complejidad del concepto de inteligencia y los retos que plantea el desarrollo acelerado de la inteligencia artificial (IA).
Un encuentro de perspectivas
La IA ha sido comparada con descubrimientos que transformaron radicalmente la vida social y económica, como la electricidad. Su capacidad para optimizar procesos contrasta con el ritmo pausado del pensamiento filosófico, que desde hace siglos debate nociones como la razón, la conciencia y la voluntad.
En este espacio, los estudiantes y académicos coincidieron en que el objetivo no era enfrentar disciplinas ni medir capacidades entre personas y máquinas, sino abrir un diálogo interdisciplinario sobre ética, autenticidad y conciencia.
La inteligencia como concepto histórico
Ignacio Charretón, estudiante de Filosofía y Ciencias Sociales, recordó que el término “inteligencia” no es universal en la historia del pensamiento. Su significado actual surgió apenas a finales del siglo XIX, vinculado con la psicología y teorías darwinistas, y ha estado asociado tanto a la singularidad humana como, en épocas anteriores, a lo divino.
Desde esa perspectiva, señaló que la IA difícilmente puede equipararse a la inteligencia humana, que se construye a partir de la experiencia, las emociones y la curiosidad. Las máquinas, aunque no sienten, aprenden mediante procesos estadísticos que les permiten reconocer patrones y generar respuestas rápidas.
Crítica al antropocentrismo
El profesor José Arriaga advirtió que la inteligencia se ha definido desde una mirada antropocéntrica, utilizada para legitimar derechos y posiciones de poder. Recordó que algo similar ocurrió con la inteligencia animal, reconocida apenas en tiempos recientes, y subrayó que la sensibilidad y razonamiento de otros seres vivos no deben considerarse inexistentes.
Omar Hernández, estudiante de Filosofía y Ciencias Sociales, añadió que reconocer la inteligencia implica también reconocer la capacidad de participar en la vida pública y política.

Preguntas para el futuro
Los panelistas plantearon interrogantes sobre el rumbo de la IA: ¿qué ocurrirá cuando las máquinas logren interactuar con el mundo de manera más completa, tomar decisiones propias o incluso adquirir conciencia? La reflexión apunta a que la humanidad podría no advertir ese momento, del mismo modo que suele ignorar la complejidad del pensamiento animal.
Por ahora, se convive con inteligencias artificiales consideradas “débiles”, pero su evolución parece inevitable. El dilema, señalaron, es si realmente se desea crear entidades casi idénticas a las personas, pues ello implica asumir responsabilidades éticas y morales.
Por su parte el profesor Juan Antonio Vega, del Departamento de Electrónica, Sistemas e Informática (DESI), cerró el encuentro con una invitación a formular las preguntas correctas: “No estamos todavía en el momento de definir claramente las respuestas, pero sí es el momento en el que tenemos que hacer las preguntas adecuadas”.(Con información del ITESO)