Ahora resulta que el jefe de Gobierno sí va.
Y con él, el gabinetazo chilango que tiene de todo, hasta muertos recién devueltos a la vida política aunque sea de operadores “ex priistas” como Marcelo Ebrard, que lo fue del “salinismo asesino de perredistas”, del camachismo gatopardista y de nuevo, del priismo del principal perredista.
Ni qué decir de los llamados del gobierno capitalino a la “autodefensa popular”, que ahora sabemos se traduce en pases de charola, de a 10% de descuento obligatorio por nómina de los burócratas capitalinos, para financiar la precampaña del macuspano semidios metido a gobernante.
A su activismo político se suma el anuncio sobre la renovación de los cuadros perredistas que “dirigen” al partido. Sólo que, todos los suspirantes son ex priistas. Manuel Camacho, Marcelo Ebrard, Ricardo Monreal, entre los más conspicuos.
Lo triste del caso es que en sus mítines disfrazados de “mañaneras” lo único que confiesa es que luchará por la Presidencia incluso desde la cárcel, lo que parece olvidar es que si pasa a la calidad de reo pierde sus derechos políticos. ¿El miedo anda en amparo?
Si la principal actividad confesa del gobierno es el proselitismo de López, ¿con qué cara pedirán el voto, la confianza?, porque a ellos habrá que recordarles asuntos como la seguridad pública, el transporte y el desempleo que vive la ciudad.
Es más, ¿cuándo pedirá licencia al cargo para pasar a dejar la factura a la ciudad? Que centavos más, centavos menos, asciende a un Metro cada vez más deficiente, a cambiar predios por toneladas de cemento, a tener hospitales sin servicio, a reemplacar por cuatro años sin acabar, a endeudar por triplicado a la ciudad en nombre de los pobres, entre otras cuentas.
Pero también hay un saldo a favor, pues además de dejar al tesorero, al financiero y al operador político en la cárcel, beneficiándose de ello, puso al descubierto que algunos perredistas resultaron más ambiciosos, cicateros, codiciosos, interesados, mezquinos, ansiosos, sórdidos, truculentos, tortuosos, torcidos, que otros y que, a pesar de que algunos ya están en la cárcel, otros están por pisarla. La gran banda se encuentra aún en el gobierno capitalino.
* Diputado local del PAN en la ALDF
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