
Hace algún tiempo, el consulado mexicano en Austin, Texas, revivió un documento llamado matrícula consular que México ha utilizado desde 1871 para diversos asuntos, y poco después la cónsul general en Los Ángeles, Martha Lara, vio la posibilidad de convertirla en identificación oficial para proteger a nuestros migrantes.
El primer gran paso fue convencer al Wells Fargo Bank de aceptarla. A la fecha, ese solo banco ya maneja más de 400 mil cuentas bancarias de indocumentados. Ellos se volvieron sujetos de crédito, y la cónsul Lara su ángel de la guarda...
Como usted sabe, el gobierno de Vicente Fox ha impulsado, a sugerencia de su primer canciller Jorge G. Castañeda —a partir de la idea de la cónsul Lara, según hoy se sabe...— la matrícula consular como identificación para nuestros indocumentados, y ya se vuelve práctica común que las remesas de los indocumentados se envíen de banco a banco, abatiéndoles dramáticamente los costos, luego de un convenio entre la Reserva Federal estadunidense y el Banco de México que fijó, para conectar al banco en Estados Unidos con su filial en México, una tarifa de tan sólo 67 centavos de dólar por operación, sin importar la cuantía de la transferencia.
Banxico podrá, así, conocer con certeza la cantidad real que envían nuestros compatriotas; quienes ya cuentan con la matrícula consular ya se ahorran el 10 a 15 por ciento que les han cobrado los coyotes por cambiarles sus cheques y el costo fijo por operación de envíos que hagan es de entre siete y 11 dólares, en vez de los 20 a 30 dólares que literalmente les han robado.
De su parte, en México los bancos corresponsales entregan a los beneficiarios su dinero a la paridad corriente, en no más de dos días; además, la comisión de Asuntos Económicos y Negocios del Instituto de Mexicanos en el Exterior, que encabeza Emilio España de la Cuesta, está en tratos con la secretaria Desarrollo Social, Josefina Vázquez Mota, para colocar paulatinamente cajeros automáticos en las numerosas tiendas de Diconsa en el país, de manera que los destinatarios cobren los envíos de sus familiares sin necesidad de apersonarse en las oficinas bancarias. El costo de esta operación sería rentable con los rendimientos de la flotación de dinero en trámite, y sería un notable beneficio para nuestros compatriotas y sus familias.
La Secretaría de Relaciones Exteriores calcula que, a la fecha, cuatro millones de mexicanos cuentan ya con matrículas consulares, que para junio pasado aceptaban ya 377 ciudades, 163 condados, 178 instituciones financieras y mil 118 departamentos de Policía. En 33 estados de la Unión Americana al menos una autoridad las toma como identificación oficial; 12 las reconocen para obtener licencia de automovilista; en 80 ciudades sirven para obtener credenciales de bibliotecas e incluso licencias para negocios, registrar niños en escuelas y acceder a algunos servicios públicos. Varias compañías ya la aceptan para abrir cuentas de utilidades y obtener seguros, así como varias aerolíneas para sus servicios.
Así va cambiando la vida de nuestros migrantes en territorio estadunidense. Falta mucho qué mejorar, porque todavía una gran cantidad no tiene la matrícula consular. Lo importante es que el programa sigue caminando, y ya no tiene freno. Algún día, la explotación de nuestros compatriotas será cosa del pasado.
Esperemos que ese día no tarde.
“CANTO AL PEJE”
+ ¿Conocía usted la vena poética de René Bejarano?... Bueno, realmente no la tiene, pero es tan cínico que antenoche se atrevió a taladrar los oídos de Ciro Gómez Leyva y de todo su auditorio con una broca que, sin su autorización, me he atrevido a intitular Canto al Peje... Ignoro si con él quiso desbancar a Octavio Paz o a Pablo Neruda, o si como López Obrador sugirió hace unos días, su ex secretario particular ha recurrido al lenguaje de las señas o de los símbolos para mandarle un mensaje, en vivo, en directo y con testigos... “He convivido contigo / conozco tus cálculos”, comenzó escribiendo y luego declamando Bejarano en su Canto al Peje... Oiga, ¿no le suena esto a amenaza?... Porque saltando párrafos que arden los ojos cuando los leen, llegamos a lo siguiente... “Mi conciencia, Andrés Manuel, está tranquila / con la cabeza erguida / y, asumiendo las consecuencias, / he dado y voy a dar la cara”... ¿No fue amenaza?... Luego lo siguiente... “Te solicito como ciudadano / nada más / ser tratado con justicia / no pido para mí ninguna cosa / que no pida otro ciudadano”... Bueno, López Obrador conoce cómo era su comunicación con su ¿ex operador...? político y con suerte eso descorrería el misterio del po...e...ma ese... Hay que explicarse de alguna manera la razón para que Bejarano, pícaro como es, se haya arriesgado a tan evidente ridículo público que tuvo sus rasgos de sinceridad, como al escribir que “He vivido y trabajado siempre en la izquierda / sé asumir mis errores...”
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