
La Ciudad de México inauguró la primera tortillería de maíz nativo en la Utopía Libertad, ubicada en Iztapalapa, con el propósito de acercar directamente a productores y consumidores, sin intermediarios, y con ello preservar la tradición milenaria del cultivo del maíz criollo.
Al encabezar el acto, la jefa de Gobierno, Clara Brugada, explicó que el proyecto simboliza un paso hacia la soberanía alimentaria de la capital. Según datos de la Secretaría del Medio Ambiente, cada año se producen alrededor de 3 mil 300 toneladas de maíz en el suelo de conservación de la ciudad.
Con la nueva tortillería se busca garantizar que parte de ese grano tenga un destino seguro y directo: convertirse en tortillas elaboradas de manera tradicional y vendidas a un precio de 22 pesos por kilo, equivalente al del mercado convencional.

El espacio llevará por nombre Chicomecóatl, en honor a la diosa mexica del maíz y la fertilidad, y se estima que producirá diariamente entre 300 y 400 kilos de tortilla, beneficiando a 66 productores directos y a más de 300 personas de manera indirecta.
“Sin maíz no hay país”
“Lo importante de esta tortillería, es que trae el maíz nativo; el maíz criollo. El maíz milenario, como decimos: el maíz que es nuestra raíz, y sin maíz no hay país”, dijo Clara Brugada.
Detalló que la tortillería representa más que un proyecto económico, pues se trata de una estrategia integral que rescata el valor cultural y alimenticio del grano. Recordó que décadas atrás impulsó en San Miguel Teotongo una tortillería autogestiva llamada El Taco de Sal, así como programas de abasto directo entre el campo y la ciudad, antecedentes que inspiran el modelo actual.

“Hoy vinculamos lo que se produce en la ciudad con lo que consumen sus habitantes. Del productor al consumidor, sin intermediarios”, expresó.
La mandataria recordó además que en meses recientes se firmó un decreto que declara a la Ciudad de México libre de maíz transgénico, lo que, dijo, reafirma el compromiso con la biodiversidad, la cultura alimentaria y la salud de la población.
Llamó a otros productores a sumarse a este modelo, al tiempo que abrió la puerta para que tortillerías de barrio puedan adaptar sus procesos y ofrecer maíz nativo en sus establecimientos.
“Quienes compren esta tortilla estarán comprando justicia social, justicia ambiental y futuro para la capital”, aseguró.
La voz del campo: preservar los maíces criollos
Francisco Contreras Chavarría, productor de maíz y representante de las comunidades participantes, advirtió sobre el riesgo de que las variedades criollas desaparezcan si no se fomenta su consumo.
“Esta es una oportunidad para rescatar nuestros maíces, que realmente están en peligro de extinción. Si no hacemos conciencia, poco a poco podemos ir perdiendo lo que nos heredaron nuestros ancestros”, señaló.
El agricultor, cuarta generación de productores, insistió en que la juventud debe volver al campo para mantener vivas las tradiciones agrícolas y garantizar la continuidad del cultivo en la capital.
“Del campo vivimos y del campo seremos”, afirmó.

Una nueva era de consumo justo
La secretaria del Medio Ambiente, Julia Álvarez Icaza, calificó la apertura de la tortillería como el inicio de una “nueva era” en la Ciudad de México, al derribar las barreras invisibles entre el suelo de conservación y el suelo urbano.
“No es posible que en una ciudad de casi 10 millones de habitantes no consumamos lo que se produce aquí mismo. Con esta tortillería acercamos el campo a Iztapalapa y ofrecemos tortillas de calidad, nixtamalizadas, libres de transgénicos, aditivos y pesticidas”, dijo.
La funcionaria expresó que la iniciativa rompe con la brecha de clase en el acceso a alimentos saludables.
“Nunca más comer sano debe ser una cuestión de élite. No más tortillas de cartón; las tortillas tienen que ser lo que siempre han sido: un alimento integral”, subrayó.
Además, agregó que la proyección de producción para la tortillería es de 400 kilos al día, y aseguró que el proyecto se enmarca en la política de defensa del suelo de conservación, impulsada por el gabinete capitalino.
Más allá de una tortillería
El gobierno capitalino considera que este modelo, además de atender la alimentación, también promueve la economía local, fortalece la cultura campesina y contribuye a la sostenibilidad ambiental.
Clara Brugada lo expresó en términos simbólicos: “Cada gramo de tortilla comprada aquí se convierte en una esperanza para la capital. Se trata de ruralizar la ciudad, de hacerla más verde y sustentable, de derribar muros de desigualdad”.
La mandataria adelantó que la intención es replicar la experiencia en más puntos de la ciudad, siempre que exista producción suficiente de maíz nativo. Al mismo tiempo, invitó a las tortillerías tradicionales a sumarse al esquema y vender maíz criollo bajo condiciones de comercio justo.
“Queremos que esta sea la primera de muchas tortillerías. La ciudad puede y debe consumir lo que produce, y con ello honrar a los campesinos que todos los días mantienen viva la semilla del maíz”, concluyó.