
Agricultores y artesanos en Ciudad de México aseguran que las tradiciones del Día de Muertos sobreviven gracias a las manos mexicanas que las mantienen, pese al auge de materias primas extranjeras, como las semillas chinas de la emblemática flor de cempasúchil, que adorna los altares, tumbas y hasta las calles del país, alrededor de la celebración que se conmemora el 1 y 2 de noviembre.
En el Zócalo capitalino, las flores de cempasúchil -algunas nacidas de semillas chinas-, se mezclan con calaveras de cartón pintadas a mano y otros productos que artesanos y floricultores ofrecen a consumidores locales y turistas.
Muchos de los productores vienen de Xochimilco, al sur de la ciudad, como Concepción García, de 34 años, quien hace parte de la tercera generación de un negocio familiar de cultivo de flores, tanto en invernadero como en chinampas, un sistema agrícola de origen prehispánico construido sobre lagos.

García cuenta que en los últimos días ha tenido que explicar a los clientes las diferencias entre las distintas variedades de flores que ofrece, pues muchos creen que son “chinas”, una variedad conocida como ‘Marigold’ (Marvel Gold).
“Todo es aquí hecho en Xochimilco, solamente que la semilla nos la traen del extranjero (...) Nosotros defendemos nuestro producto porque nosotros lo cultivamos”, afirma.
García recuerda que en 2024 el negocio familiar vivió un “bajón económico terrible”, ya que la mayoría de los compradores buscaban la “variedad tradicional”, que se caracteriza por tener un aroma más penetrante, y no “algo chino”.
Por ello, este año los floricultores optaron por sembrar ambas variedades “para todo tipo de gustos”, la tradicional y la ‘Marigold’, que “se caracteriza por ser un producto de pompón (botón) grande”.
Además, García comparte que este año fue “muy difícil para los productores”, debido a las lluvias que inundaron los invernaderos en el canal de Nativitas, principal punto turístico de Xochimilco, donde su familia tuvo un 10 por ciento de pérdidas en las cerca de 35 mil plantas sembradas en julio, aunque algunos de sus tíos sembraron 5 mil y solo lograron sacar a la venta entre 500 y mil.
No obstante, la productora destaca que las ventas marchan bien y reconoce el apoyo del Gobierno local para poder ofrecer sus flores en la Feria del Cempasúchil y otros espacios de la ciudad, adonde se trasladaron más de 6,3 millones de flores producidas en Xochimilco, según cifras del gobierno de la capital.
Aunque no hay datos oficiales recientes, estimaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) en 2021 apuntaban a más del 90 por ciento de presencia de semillas importadas en la producción de cempasúchil en todo México, principalmente de China y Estados Unidos.

De los campos al arte
En el otro extremo del Zócalo, María Gabriela Guzmán vende calaveras hechas de cartón, un oficio que realiza desde hace veinte años en Xochimilco, con su familia que también cultiva plantas carnívoras y algunas flores de cempasúchil.
Las flores son producidas por sus compañeros, pero ella las lleva al Zócalo para apoyarlos con las ventas y considera que “no importa que el esqueje (semilla) venga de otro país, lo importante” es que esta planta “tiene un significado muy profundo en esta época del año”.
Como “cuando se da en los campos y se ponen amarillos”, lo que “anuncia la venida de las ánimas”, señala la artesana y promotora de la identidad cultural de Xochimilco.

Para Guzmán, la llegada de lo extranjero no amenaza las tradiciones mexicanas del Día de Muertos, pues estas no solo han sobrevivido por siglos, sino que también se han fortalecido, como con la película ‘Spectre’ de James Bond (2015), que inspiró en 2016 el primer Desfile de Catrinas en la Ciudad de México.
La cartonera señala que esta película trajo un renovado interés por la cartonería, volviendo “una moda” las “catrinas monumentales” hechas de cartón, como las que adornan la explanada del Zócalo.
“Ha hecho que las personas que se dedican al arte, al diseño o a las tradiciones de cartonería, puedan no solo tener más acercamiento al mercado, sino también esa posibilidad de la creatividad”, añade la artesana.