
En plena temporada de fin de año, con las calles llenas de compras, luces y preparativos para las fiestas, muchas familias también viven con preocupación por la posibilidad de ser víctimas de robos a casa habitación, asaltos en vía pública y otros delitos que tienden a incrementarse precisamente cuando más dinero circula en la economía familiar y cuando muchas viviendas quedan desocupadas por vacaciones.
Este fenómeno no es casualidad ni está desligado de las dinámicas sociales y económicas que enfrentan las zonas urbanas del país, especialmente en la Ciudad de México y su zona metropolitana.
De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP), el robo a casa habitación y el robo a transeúnte concentran incrementos estacionales durante los meses de noviembre, diciembre y enero, cuando se combinan ausencias prolongadas de los hogares y mayor flujo de efectivo en la vía pública. En sus reportes mensuales de incidencia delictiva, el organismo ha documentado que estos delitos tienden a repuntar en periodos vacacionales, especialmente en zonas urbanas densamente pobladas.
Además, un análisis realizado por el Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), identifica los días de pago de aguinaldo —principalmente el 30 de noviembre y el 15 o 20 de diciembre— como fechas con mayor concentración de asaltos en la Ciudad de México. El estudio cruza información de carpetas de investigación con variables económicas y temporales, mostrando que la circulación de efectivo se convierte en un factor de riesgo.
Casas solas, blancos fáciles
El Estudio Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2024, elaborado por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), señala que el robo a casa habitación es uno de los delitos que más impactan la percepción de inseguridad, incluso entre quienes no han sido víctimas directas. Según la encuesta, más del 60 por ciento de las personas considera que este delito aumenta cuando las viviendas permanecen solas durante vacaciones.
Este diagnóstico coincide con los reportes de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México (FGJCDMX), que en análisis internos sobre estacionalidad del delito advierte que durante los periodos vacacionales de verano e invierno se registra un incremento de entre 15 y 40 por ciento en robos a casa habitación, dependiendo de la alcaldía.
Leticia y su familia, vecinos de la alcaldía Benito Juárez, forman parte de esa estadística. En entrevista con Crónica, explica cómo el delito no solo afecta el patrimonio, sino la forma de vivir.
“Nos fuimos cinco días pensando que no pasaría nada. Habíamos avisado a un familiar, pero nadie pudo ir diario. Cuando regresamos, la chapa estaba forzada. Se llevaron televisiones, una computadora, documentos y dinero. Lo peor fue la sensación de invasión, de que alguien estuvo en tu espacio. Desde entonces, salir de vacaciones ya no es lo mismo”, relata.
Después del robo, Leticia instaló cámaras, cambió cerraduras y se coordinó con vecinos. “Es gastar más para sentirte un poco tranquila, porque la verdad es que la confianza ya no vuelve igual”.
Aguinaldo, otro factor de riesgo
La relación entre pagos extraordinarios y asaltos no es nueva, pero ha sido documentada con mayor precisión en los últimos años. Carpetas de investigación de la FGJCDMX entre 2018 y 2023, concluyen que los días posteriores al pago del aguinaldo presentan picos significativos en robos a transeúnte con violencia, particularmente en zonas comerciales, corredores de transporte público y áreas bancarias.
Este patrón se ve reflejado también en los datos del SESNSP, que muestran aumentos en robos con violencia durante la segunda quincena de diciembre, una tendencia que se repite año con año.
María de la Cruz, trabajadora administrativa que vive en la zona oriente de la capital, explica cómo estos datos se traducen en decisiones cotidianas.
“Antes retiraba el aguinaldo completo y hacía las compras. Ahora no. Conozco a dos personas que fueron asaltadas saliendo del banco en diciembre. Una perdió todo. Yo prefiero usar tarjeta, dividir retiros y no decirle a nadie cuándo cobro. Vivimos anticipándonos a que algo puede pasar”, afirma.
“Me ha pasado en el camión para llegar al trabajo, pero he podido solo una porción del pago completo, justo por prevenir. De todos modos no creo que sea forma de vivir, menos en estas épocas que se supone que deben ser alegres”.
Lo que dicen las encuestas
El miedo no solo se explica por los delitos denunciados. La ENVIPE del INEGI revela que más del 70 por ciento de la población en zonas urbanas considera que la inseguridad empeora en temporadas decembrinas. Además, siete de cada diez personas modifican sus rutinas: evitan salir de noche, cargar efectivo o dejar sola su vivienda.
Estos cambios de comportamiento, según el propio INEGI, son una respuesta directa a la experiencia personal, a la de conocidos y a la información que circula en medios y redes sociales.
Ante este panorama, la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México (SSC-CDMX) emite cada año recomendaciones específicas para periodos vacacionales y de pago de aguinaldo. Se insiste en medidas como asegurar puertas y ventanas, no anunciar viajes en redes sociales, evitar rutinas predecibles y utilizar medios electrónicos para pagos.
Paralelamente, en muchas colonias se han fortalecido esquemas de vigilancia vecinal. Antonio, habitante de la colonia Narvarte, cuenta que su comunidad creó una red de comunicación tras varios robos consecutivos.
“Nos dimos cuenta de que los robos ocurrían cuando varias casas estaban solas. Ahora nos avisamos, compartimos horarios y reportamos cualquier movimiento raro. No es una solución total, pero sí ha ayudado a disuadir”.