
El pasado 7 de mayo las fuerzas de seguridad pakistaníes afirmaron haber derribado cinco aviones de la Fuerza Aérea India en el marco de una batalla aérea que se extendió por poco más de una hora.
De acuerdo con información dada por Pakistán a agencias informativas como EFE y CNN, el combate involucró a 125 cazas en total.
Los mandos pakistaníes explicaron que, durante el combate, ninguna aeronave, tanto de India como de Pakistán traspasó su respectiva frontera, sino que se trató de intercambios de misiles a distancias que alcanzaron hasta los 160 kilómetros; “fue uno de los combates más grandes y largos en la historia reciente de la aviación”, confesó un oficial a CNN.
La decisión de la cúpula militar de desplegar su poderío aéreo ante la agresión de la India, respondió, según elementos del ejército pakistaní, a “evitar que se repitiera la humillación de 2019, en la que un combate aéreo mucho más pequeño se saldó solo con el derribo de un avión indio sobre suelo pakistaní”; durante dicho combate el piloto logró eyectarse y fue capturado por tropas de Pakistán, quienes luego de mostrarlo a medios locales e internacionales debieron entregarlo a Delhi.
India no ha confirmado ni negado lo dicho por Islamabad respecto a la cantidad de aeronaves, entre tripuladas y no tripuladas (éstas últimas en escaramuzas posteriores) que afirma haber derribado desde el comienzo de las hostilidades entre ambas potencias nucleares.
De ser confirmados los datos aportados por Pakistán sobre los combates aéreos en el contexto de la escalada de las tensiones con la India a raíz del atentado terrorista en la Cachemira de administración india, la batalla del 7 de mayo se convertiría en el enfrentamiento entre aeronaves más grande y mortífero desde la Segunda Guerra Mundial.