
¿Qué países tienen armas nucleares?
La ONU reconoce oficialmente cinco potencias nucleares, que son las mismas que tienen asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU, además de gozar del privilegio de derecho a veto: Estados Unidos, Rusia, China, Francia y Reino Unido.
Otros tres países poseen armas nucleares y realizan ensayos públicamente: India, Pakistán y Corea del Norte.
Por último, Israel tiene un arsenal nuclear secreto, aunque lo niegue oficialmente.
¿Cuántas ojivas nucleares poseen los nueve países nucleares?
Según el informe Estado de las Fuerzas Nucleares Mundiales, realizado por la Federation of American Scientist (FAS), a principios de 2025 había aproximadamente unas 12,241 ojivas, de las que el 87% se concentra en Rusia y EU, ya sean almacenadas o ya instaladas en misiles.
La primera potencia nuclear es Rusia, con aproximadamente 5,459 ojivas nucleares, seguido de cerca por Estados Unidos (5,177). A mucha distancia se encuentra el resto: China (600), Francia (290), Reino Unido (225), India (180), Pakistán (170), Israel (90, no confirmado oficialmente) y Corea del Norte (50).
¿Qué países suspendieron sus planes nucleares y cuál es el único que logró el arma y la desmanteló?
Libia: Bajo el régimen del coronel Muhammad Gadafi, buscó armas nucleares en secreto. En 2003, renunció a su programa tras negociaciones con EU y Reino Unido, permitiendo inspecciones internacionales.
Argentina y Brasil: Ambos países iniciaron programas nucleares con potencial militar durante dictaduras, pero en los años 90 firmaron acuerdos bilaterales de no proliferación y se comprometieron al uso pacífico de la energía nuclear.
Sudáfrica: Es el único país que desarrolló armas nucleares y luego las desmanteló voluntariamente. En 1993, reveló que había construido seis bombas y las destruyó antes de unirse al Tratado de No Proliferación (TNP).
¿Qué países buscan en secreto la bomba atómica?
Irán: Las autoridades niegan que esté desarrollando su programa nuclear con fines militares, pero el hecho de que impida la entrada a los inspectores de la ONU y que su mayor instalación para enriquecer uranio esté oculta bajo una montaña son evidencias que demuestran las verdaderas intenciones bélicas de la teocracia iraní, la misma que en paralelo a su programa nuclear está desarrollando un programa de misiles de medio y largo alcance.
Este mismo domingo, el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) expresó su “profunda preocupación” por el programa nuclear de Irán. Según su director general, Rafael Grossi, Irán aún conserva la capacidad técnica e industrial para reanudar el enriquecimiento de uranio en cuestión de meses, a pesar de los recientes bombardeos estadounidenses sobre instalaciones clave como Isfahán, Natanz y la subterránea de Fordó.
Grossi advirtió que, aunque los ataques causaron daños graves, no destruyeron por completo la infraestructura, como presume el presidente de EU, Donald Trump, ni el conocimiento tecnológico acumulado. De hecho, advirtió de que Irán podría volver a operar centrifugadoras y producir uranio enriquecido “no en años, sino en meses”, si así lo decide.
Además, el OIEA ha perdido visibilidad sobre parte del material nuclear iraní, lo que agrava la incertidumbre. Irán ha vetado nuevas visitas de inspectores y ha suspendido la reinstalación de cámaras de vigilancia, lo que limita severamente la capacidad de verificación del organismo.
¿Cuánto uranio ha enriquecido Irán y cuántas bombas podría fabricar?

Según denunció el OIEA, el régimen logró ocultar hasta 408.6 kilos de uranio enriquecido al 60%. Esta cantidad es muy cercana al 90% —nivel necesario para uso militar—, tendría munición suficiente para fabricar hasta nueve armas nucleares.
Lo más alarmante es que no se sabe con certeza dónde está ese material. Tras los bombardeos de Israel y EU en la llamada Guerra de los 12 Días, Irán habría trasladado parte o la totalidad de estas reservas a “lugares secretos”, según informes citados por el Financial Times y confirmados por el propio Grossi.
¿Por qué el uranio enriquecido al 90% es el arma más poderosa?
Afortunadamente, el uranio natural es un 99.3% uranio-238 (no fisible, inútil para armas) y sólo un 0.7% es uranio-235 (fisible: cuando un neutrón rompe el núcleo pesado del uranio y libera una enorme cantidad de energía y de neutrones, que a su vez rompen otros núcleos en proceso en cadena), de haber sido al revés tendríamos una bomba nuclear bajo nuestros pies.
Para que el uranio se convierta en un arma de destrucción masiva debe tener un 90% de U-235, ya que la cantidad de neutrones es tan alta que comienza la fisión en cadena a velocidad vertiginosa, produciendo una explosión y la liberación de energía nuclear en una fracción de segundo.
La explosión de un tan solo un kilo de U-235 llega a liberar 80 terajulios, o el equivalente a 19 mil toneladas de TNT.
La bomba Little Boy liberó el 5 de agosto de 1945 13 mil toneladas de TNT (menos cantidad de energía que la contenida en un kilo de U-235) suficiente para reducir a cenizas todo lo que se encontraba en un radio de más de 1.5 kilómetros, y la destrucción de 8 kilómetros cuadrados de la ciudad. La explosión liberó una intensa radiación ionizante que causó quemaduras, enfermedades agudas por radiación y muertes en cuestión de segundos y durante los siguientes días. En total murieron unas 166 mil personas, hasta la fecha sigue siendo la mayor matanza de humanos cometida por humanos.
¿Por qué Irán no debe hacerse con el arma nuclear?
Porque el régimen de los ayatolás es el único estado miembro de la ONU que ha amenazado con la destrucción hasta su desaparición de otro estado: Israel.
No es casualidad que, durante los doce días de bombardeos israelíes sobre Irán (que comenzaron el viernes 13 de junio), la Guardia Revolucionaria anunciara el uso de un nuevo misil al que llamó “Jeibar”, que hace referencia a la Batalla de Jeibar, un enfrentamiento histórico ocurrido en el año 628 d.C. entre las fuerzas del profeta Mahoma y varias tribus judías que habitaban el oasis fortificado de Jaibar, al norte de Medina (actual Arabia Saudita).
El misil balístico “Jeibar” fue bautizado así por su carga simbólica: representa, según la retórica iraní, una herramienta para “romper” las defensas del enemigo, en este caso Israel.
Además, abriría la puerta a una carrera nuclear en Oriente Medio, la región más explosiva del mundo. El régimen chiita no tiene a Israel sólo de enemigo; compite por la hegemonía musulmana con su vecina Arabia Saudí (la potencia sunita) que se vería tentada a fabricar su propia arma nuclear (con la ayuda de su aliado EU).
¿Esta amenaza existencial justifica los bombardeos contra Irán?
En absoluto; especialmente porque Israel aprovechó para atacar objetivos no nucleares con un alto número de civiles muertos. El escenario ideal sería que Teherán volviera a colaborar con el OIEA, ya que insiste en que su programa nucleares tiene fines pacíficos.
Por eso es clave si, como anuncia Trump, Irán vuelve a la mesa de negociaciones con EU. Un escenario ideal sería un acuerdo que implique su renuncia a la bomba nuclear, a cambio de mantener su programa nuclear para generar electricidad y otros fines no bélicos, y al levantamiento de sanciones económicas internacionales que pesan sobre la población.
Pero, dicho acuerdo podría generar rechazo en el otro protagonista de la crisis: Israel.
El premier ultranacionalista, Benjamín Netanyahu, ambiciona imponer un nuevo orden proisraelí en la región, con el peligro nuclear iraní neutralizado y sus brazos armados destruidos —Hezbolá en Líbano y Siria, Hamás en Gaza y los hutíes en Yemen—, y con relaciones diplomáticas y comerciales con Arabia Saudí y el resto de las monarquías sunitas petroleras.
De hecho, en eso consistía el Acuerdo de Abraham impulsado por Trump: que los países musulmanes sunitas normalizaran relaciones con el Estado judío y pasaran a considerar a la gran patria chiita (corriente del islam que los sunitas consideran hereje) y a sus organizaciones afines como los verdaderos enemigos y no Israel, dejando a su suerte al pueblo palestino, expulsados o prisioneros en su propia tierra ocupada.
Emiratos Árabes, Bahréin, Sudán y Marruecos ya se había sumado al Acuerdo de Abraham y parecía muy cerca la inclusión de Arabia Saudí... hasta que el atentado terrorista de Hamás en Israel, el 7 de octubre de 2023, hiza saltar todo por los aires.
Si EU “perdona la vida” a Irán y pasan de convertise en enemigos a matrimonio de conveniencia, los planes de Netanyahu se irían al traste.
¿Debería forzar EU al gobierno de Netanyahu a poner fin a sus crímenes contra el pueblo palestino?
No sólo debería, sino que es el único capaz de convencer a Netanyahu que pare el genocidio en Gaza, de lo contrario EU se pondría del lado infame de la Historia, por consentir (y ayudar con sus armas) a la aniquilación de Gaza y los crímenes de los colonos judíos contra los palestinos en Cisjordania.
Más difícil, por no decir imposible, sería convencer a Israel de que tome la vía sudafricana y se desahaga de un arsenal que niega tener, pero que una metedura de pata, hizo que quedara al descubierto.
En noviembre de 2023, dos meses después del ataque de Hamás en Israel, el ministro de Patrimonio israelí, Amichai Eliyahu, dejó escapar durante una entrevista que Israel debería usar la bomba atómica para eliminar a la población palestina lanzando sobre la franja.
La aberración no es sólo la hipocresía de los israelíes, que bombardea a Irán para evitar que se haga con la bomba atómica, cuando ellos ya la tienen, sino que, al igual que el régimen islámico, amenaza la existencia de una nación, la del pueblo palestino, contra el que está cometiendo un genocido ante los ojos de todo el mundo... y sin necesidad de recurrir a la bomba nuclear.