
La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió este lunes que la respuesta al devastador terremoto en Afganistán enfrenta una grave escasez de recursos, ya que hasta ahora solo ha recibido un millón de dólares, frente a los más de cinco millones que estima necesarios para mantener las operaciones de asistencia durante los próximos seis meses.
En su más reciente informe de situación, el organismo detalló que ha elaborado un plan operativo semestral enfocado en ampliar la atención primaria de salud, fortalecer la salud reproductiva, ofrecer apoyo psicosocial, garantizar sistemas de ambulancias y derivaciones, además de asegurar el suministro de medicamentos y equipos médicos. Sin embargo, la OMS recalcó que la continuidad de estas intervenciones vitales depende de la llegada de nuevos fondos.
El sismo, de magnitud 6,0, sacudió el 31 de agosto la provincia oriental de Kunar y estuvo seguido de varias réplicas. El balance oficial asciende a 2.205 fallecidos, 3.640 heridos, 6.782 viviendas destruidas y más de 84.000 personas afectadas.
La crisis sanitaria se ha intensificado con la destrucción de al menos 20 instalaciones de salud, incluidos hospitales de referencia y la detección de cientos de casos de enfermedades infecciosas en Kunar, lo que eleva el riesgo de una segunda emergencia.
Hasta el momento, la OMS ha desplegado equipos móviles de salud y distribuido 43 toneladas de suministros médicos, incluidos kits de trauma y de cólera. No obstante, el financiamiento internacional continúa siendo limitado.
Aunque la Unión Europea, el Reino Unido, la India, Emiratos Árabes Unidos y otros países han anunciado aportaciones, gran parte de la ayuda aún no se ha registrado como recibida, lo que refleja las dificultades de canalizar asistencia en un país bajo aislamiento político y con las restricciones impuestas por el régimen talibán.
El desastre ocurre en un país donde casi la mitad de la población dependía ya de la ayuda humanitaria para sobrevivir. Antes del terremoto, al menos 80 centros de salud habían cerrado en la región por falta de recursos, y la destrucción de otras 20 instalaciones tras el sismo ha dejado a miles de familias sin servicios médicos básicos.