
Un total de 57 países islámicos, árabes y no árabes, hicieron este lunes un llamado a la comunidad internacional para imponer un embargo de armas a Israel, revisar las relaciones diplomáticas, excluir al Estado judío como miembro de la ONU y apoyar las órdenes de arresto emitidas por la Corte Penal Internacional (CPI), contra algunos de sus miembros, como el primer ministro Benjamín Netanyahu.
La declaración fue emitida al término de la cumbre árabe-islámica celebrada en Qatar, que fue organizada por la Liga Árabe y la Organización de Cooperación Islámica (OCI) para abordar las acciones a tomar tras el ataque israelí contra Doha de la pasada semana, que tuvo como objetivo una delegación negociadora del grupo islamista Hamás.
Entre los 25 puntos que se acordaron en la reunión figura un llamado a todos los Estados para “imponer sanciones; suspender el suministro, transferencia o tránsito de armas, municiones y material militar; revisar las relaciones diplomáticas y económicas con Israel e iniciar acciones legales”.
Si los propios países musulmanes cumplen lo firmado, tendrían que cortar relaciones diplomáticas Egipto, Jordania, Turquía, Bahréin, Emiratos Árabes Unidos, Marruecos y Sudán.
Asimismo, instaron a los 57 países de la OCI para que “examinen en qué medida la membresía de Israel en Naciones Unidas es consistente con la Carta” de la organización, con el objetivo de “coordinar esfuerzos encaminados a suspender la membresía de Israel en la ONU”.
Por otra parte, urgieron a los Estados miembros de la OCI firmantes del Estatuto de Roma a “adoptar todas las medidas posibles dentro de sus marcos jurídicos internos para apoyar la aplicación de las órdenes de arresto emitidas por la Corte Penal Internacional el 21 de noviembre de 2024 contra los perpetradores de crímenes contra el pueblo palestino”.
En esa fecha, la Sala de Cuestiones Preliminares de la CPI emitió una orden de arresto contra el primer ministro de Israel, Benjamín Netanyahu, y el exministro de Defensa, Yoav Gallant, por cargos que incluirían crímenes de guerra y de lesa humanidad cometidos durante y tras el 7 de octubre de 2023.
Pese a los ataques contra la delegación negociadora de Hamás en Doha, la cumbre árabe-islámica también se conjuró para apoyar los esfuerzos de mediación de Qatar, Estados Unidos y Egipto dedicados a poner fin a la guerra en la Franja de Gaza, unos movimientos diplomáticos que no han sido suspendidos tras el bombardeo.
En este sentido, rechazaron “las repetidas amenazas israelíes de volver a atacar al Estado de Qatar o a cualquier otro Estado árabe o islámico”, y consideraron estas amenazas “provocativas y una grave escalada que pone en riesgo la paz y la seguridad internacionales”.
Por ello, reafirmaron “el concepto de seguridad colectiva y destino compartido de los Estado árabes e islámicos, la necesidad de unidad frente a los desafíos y amenazas comunes, y la importancia de comenzar a establecer los mecanismos (de seguridad) necesarios de aplicación”.
Entre los puntos acordados también se incluye el llamamiento a “liberar Oriente Medio de armas nucleares y de todas las demás armas de destrucción masiva” en caso de que se adopte un mecanismo de seguridad conjunto en la región.