
Donald Trump vivió este lunes el mayor exito diplomático en sus dos mandatos como presidente de Estados Unidos, tras sacar adelante la primera fase de su plan para acabar con dos años de guerra en Gaza y poner fin a la agonía de los rehenes y el sufrimiento con tintes genocidas del pueblo palestino.
“Desde el 7 de octubre (de 2023, día de los atentados de Hamás) hasta esta semana, Israel ha sido un país en guerra, y ha sufrido dificultades que sólo puede aguantar un pueblo orgulloso y fiel. Hace años que muchas familias de esta tierra no han tenido un solo día de auténtica paz”, declaró ante el parlamento israelí en alusión a una guerra que ha costado la vida de unos 1,300 israelíes y 56 mil palestinos (de ellos 20 mil niños), sin contar los miles que irán apareciendo bajo los escombros de la destruida Franja de Gaza.
“La larga y dolorosa pesadilla ha terminado al fin”, proclamó, mientras los familiares de los veinte rehenes israelíes vivos abrazaban a sus familiares y decenas de miles de palestinos en Cisjordania recibían a los dos mil presos liberados.
“Han tenido que pasar 3,000 años”
Trump aseguró que el pacto entre el Estado hebreo y el movimiento islamista palestino Hamás “no es solo el fin de una guerra”, sino el comienzo de una nueva era pacífica en la región, pese a las dudas que suscita la segunda fase del plan, ya que no hay calendario de retirada de las tropas israelíes, ni garantías de Hamás vaya a dejar las armas.
Pero este no era el día de Trump para plantearse estos retos y sí para declaraciones altisonantes de alabanza a sí mismo, tras el éxito de su propuesta de paz, que presentó a las partes enfrentadas el 29 de septiembre y logró el sí en tiempo récord.
“Creo firmemente que este es el amanecer histórico de un nuevo Oriente Medio”, añadió, mostrando su “profundo agradecimiento a todas las naciones del mundo árabe y musulmán que se unieron para presionar a Hamás para que liberara a los rehenes y los dejara ir”.
Atrapado por el ambiente milenario egipcio, añadió: “Han tenido que pasar 3,000 años para esto”, reiteró, embargado por el momento histórico, y aseguró que “es el acuerdo más grande y complejo, y también es el lugar que podría provocar problemas tremendos, como la Tercera Guerra Mundial. La Tercera Guerra Mundial comenzaría en Oriente Medio, y eso no va a ocurrir”.
“Todo el mundo decía que la paz era imposible, pero está sucediendo ante sus propios ojos”, subrayó para finalmente proclamar: “Por fin tenemos paz en Oriente Medio”, proclamó tras la ceremonia de la firma, sin hacer en ningún momento mención a la cuestión clave para que la paz fuera total: un Estado palestino viable y en paz con sus vecinos judíos.
“No hablamos de estados, sino de reconstrucción”
De regreso en el Air Force One de vuelta a Washington, Trump se negó a abordar directamente si apoya el reconocimiento de un Estado palestino, tras ser cuestionado por los periodistas.
“No estoy hablando de un solo Estado o doble Estado o dos Estados, estamos hablando de la reconstrucción de Gaza”, dijo. “A mucha gente le gusta la solución de un solo Estado. A algunas personas les gustan las soluciones de dos Estados. Veremos”, añadió, “No he comentado sobre eso”.
La renuencia de Trump a opinar se produce apenas unas semanas después de que criticara el creciente apoyo internacional al Estado palestino.
El mes pasado, durante un discurso en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el magnate republicano se refirió al impulso detrás de una solución de dos Estados como una “recompensa” para Hamas.
“Un mismo pueblo, una misma tierra”
Sobre la cuestión clave referente a la solución dos Estados, el palestino Riad Imran, de 24 años y bnatural de Hebrón, Cisjordania, comentó mientras esperaba ansioso la excarcelación de su hermano,, como parte del acuerdo, que su familia estaba feliz “porque haya acabado la guerra”.
“Traerá paz para el pueblo palestino y el pueblo israelí. Al final, somos un solo pueblo en una misma tierra, no tiene sentido que haya conflicto entre nosotros”, dice Riad, expresando un sentimiento que, desgraciadamente, está lejos de ser mayoritario ni entre los palestinos ni entre los israelíes.