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El repunte internacional en los precios del crudo tras el ataque de Israel a Irán impulsa los ingresos por barril para la empresa mexicana, aunque las exportaciones siguen en declive.

Tensión en Oriente Medio brinda respiro financiero a PEMEX

PEMEX “Pemex depende entre un 25 % y un 28 % de sus ingresos de la venta de petróleo crudo. En un contexto donde la producción ha disminuido, un barril caro es un salvavidas”: Ramsés Pech, analista. (Especial)

PEMEX arrancó la semana con un respiro en medio de su prolongada crisis productiva. El precio del barril de crudo mexicano se cotizó este lunes en 67.01 dólares, una ligera baja del 1.39 % respecto al viernes, cuando alcanzó los 67.94 dólares, su mayor nivel en meses.

El contexto global, marcado por el reciente ataque israelí contra infraestructura militar y nuclear en Irán, ha sacudido los mercados energéticos y provocado una reacción inmediata en el precio del petróleo.

Aunque el crudo mexicano no escapó a la corrección de este lunes, sigue beneficiándose de un entorno de precios más altos, derivado del temor a una disrupción significativa en el suministro mundial.

Irán, como uno de los diez principales productores globales, ha generado una oleada de especulación sobre la posible contracción de la oferta, provocando alzas que en algunos momentos del viernes pasado superaron el 13 %.

A pesar del leve retroceso de este lunes, el entorno sigue siendo favorable para los ingresos petroleros. El crudo West Texas Intermediate (WTI), principal referencia para la región, cerró en 71 dólares, con una baja del 1.66 %.

El descenso fue atribuido a versiones no confirmadas sobre una posible intención iraní de pactar un alto el fuego. No obstante, la salida abrupta del presidente Donald Trump de la cumbre del G-7 en Canadá —como reacción al deterioro del panorama geopolítico— reintrodujo incertidumbre y alimentó la expectativa de una nueva escalada.

Alivio financiero

Desde la perspectiva de Pemex, este repunte en precios representa un alivio financiero. Ramsés Pech, analista energético, advierte que, aunque la producción y las exportaciones siguen a la baja, un precio más alto por barril puede compensar parcialmente la caída en volumen. “Pemex depende entre un 25 % y un 28 % de sus ingresos de la venta de petróleo crudo. En un contexto donde la producción ha disminuido, un barril caro es un salvavidas”, explica.

Actualmente, Pemex produce alrededor de 1.6 millones de barriles diarios, pero gran parte de ese volumen se queda en el país para alimentar las refinerías. La estrategia de refinación, impulsada por el actual gobierno, ha reducido el margen de exportación.

Durante abril, la empresa envió al extranjero un promedio de 648 000 barriles diarios, una baja respecto a los 687 000 barriles del mismo mes del año pasado. En valor, las exportaciones cayeron 24.0 % interanual: pasaron de 1 547 millones de dólares en abril de 2024 a 1 176 millones este año.

Riesgo inflacionario

Aun con un barril más caro, los ingresos petroleros dependen también de factores como el precio de los combustibles derivados. Pech señala que la evaluación integral requiere considerar los precios del diésel y la gasolina, que están directamente relacionados con los valores de referencia en Estados Unidos.

“En México existe un tope de 24 pesos por litro impuesto por el Gobierno. Si sube el precio en Estados Unidos, Pemex no puede trasladar directamente ese costo, por lo que Hacienda tendría que intervenir con estímulos fiscales”, afirma el analista.

Esto plantea una paradoja: aunque el entorno internacional puede generar mayores ingresos por la venta de crudo, también incrementa las presiones fiscales y operativas para mantener estables los precios internos de los combustibles. En ese escenario, la empresa debe absorber parte del encarecimiento, lo que afecta su rentabilidad.

El episodio actual muestra cómo los vaivenes geopolíticos aún determinan el pulso financiero de Pemex. A corto plazo, un barril por encima de los 67 dólares podría oxigenar sus finanzas, pero si la volatilidad se traslada a los combustibles y fuerza una mayor intervención del Estado para mantener el control inflacionario, el impacto neto podría diluirse.

Pemex, aún con sus problemas estructurales, sigue siendo altamente vulnerable —y a la vez beneficiaria— de las tensiones globales. En un entorno donde la producción local declina y las exportaciones pierden terreno, el precio del barril se convierte en el termómetro más inmediato de su salud financiera (con información de El País).

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