
El gobierno de Estados Unidos advirtió que podría rechazar solicitudes de vuelos de aerolíneas mexicanas como represalia por lo que considera violaciones al Acuerdo de Transporte Aéreo firmado en 2015 entre ambos países. La advertencia forma parte de un paquete de medidas anunciadas por el secretario de Transporte, Sean P. Duffy, quien acusó a México de alterar las condiciones de competencia en el mercado aéreo bilateral y de aplicar restricciones arbitrarias que afectan a empresas estadounidenses.
De acuerdo con el Departamento de Transporte (DOT, por sus siglas en inglés), desde 2022 México ha impuesto limitaciones operativas en el Aeropuerto Internacional Benito Juárez (AICM), como la reducción de slots y el desalojo forzado de aerolíneas de carga estadounidenses, sin ofrecer evidencia clara de saturación o avances en obras de infraestructura. “México ha roto su compromiso con un entorno liberalizado de operación aérea”, señala el gobierno estadounidense.
Las medidas anunciadas incluyen:
- Una orden que exige a las aerolíneas mexicanas reportar sus itinerarios para vuelos hacia y desde Estados Unidos.
- Una disposición para que todos los vuelos chárter de grandes aeronaves entre ambos países cuenten con autorización previa.
- Una propuesta para retirar la inmunidad antimonopolio al acuerdo comercial entre Delta y Aeroméxico, lo que limitaría su cooperación estratégica.
Duffy señaló que las acciones de México han creado un entorno que reduce la competencia y da ventajas indebidas a ciertos operadores, afectando no solo a las aerolíneas, sino también a los consumidores y empresas que dependen del transporte aéreo.
El funcionario también indicó que, de no haber correcciones por parte de México, su país se reserva el derecho de rechazar nuevas solicitudes de vuelo. Esto podría impactar directamente la oferta de vuelos de aerolíneas mexicanas hacia destinos estadounidenses, especialmente en temporada alta.
Uno de los puntos más sensibles es el posible retiro de la autorización especial de competencia que permite a Delta y Aeroméxico operar como una sola entidad en ciertas rutas. De concretarse, ambas compañías tendrían que limitar su coordinación a acuerdos menos integrados, como códigos compartidos y programas de viajero frecuente, sin fijación conjunta de precios ni reparto de ingresos.
Washington sostiene que, a pesar de múltiples intentos por obtener información clara de las autoridades mexicanas, no hay avances ni garantías de que se restituirán los derechos operativos perdidos por las aerolíneas de carga. También critica la falta de transparencia en el sistema de asignación de slots, lo cual, asegura, genera incertidumbre para todos los actores del mercado.