
Durante demasiado tiempo, México y Brasil se han dado la espalda. Mientras México miraba hacia arriba, hacia Estados Unidos y de rebote hacia Canadá, sus socios del T-MEC, Brasil miraba abajo, hacia Argentina y el resto de socios del Mercosur, y hacia la lejana China. Ahora, las dos potencias latinoamericanas quieren corregir esta anomalía mediante una cumbre al más alto nivel, que probablemente no habría ocurrido o no habría tenido tanto sentido de urgencia de no haber regresado al poder Donald Trump y su política de chantaje comercial contra el mundo.
Este martes, llega a la Ciudad de México la mayor delegación brasileña de los últimos tiempos para impulsar una alianza estratégica entre los dos gigantes regionales, no con el ánimo de desafiar al convidado de piedra en la cumbre -Estados Unidos-, aunque sí para demostrar que los gobiernos progresistas de Claudia Sheinbaum y Lula da Silva sí apuestan por el multilateralismo, la cooperación, la lucha por el cambio climático, la no injerencia y el comercio internacional con reglas justas.
La delegación brasileña que se reunirá con sus pares mexicanos los días 27 y 28 de agosto está compuesta por los ministros de Comercio, Hacienda, Relaciones Exteriores, Agricultura, Planificación y Presupuesto, encabezados por el vicepresidente Geraldo Alckmin. Además, participará una nutrida comitiva de 150 empresarios brasileños, lo que da una idea del interés del presidente Lula da Silva en acercarse a México, no sólo para reforzar las relaciones bilaterales entre los dos mayores gobiernos progresistas de la región, sino para paliar el chantaje arancelario a su país (hasta la fecha el mayor del mundo, con un 50%).
“Un encuentro muy importante”
La propia presidenta Claudia Sheinbaum hizo hincapié el lunes sobre la importancia de este acercamiento.
“Por lo pronto, este encuentro es para el fortalecimiento, para la complementariedad de nuestras economías. No solamente hablamos de comercio en algunas áreas, sino de inversiones también, de aquí para allá y de allá para acá. Entonces va a ser un encuentro muy importante”.
A finales de julio, Sheinbaum y su homólogo brasileño acordaron “profundizar” los lazos económicos y comerciales entre sus países, ante las amenazas de aranceles por parte del Gobierno de Donald Trump.
Fue entonces cuando anunciaron la visita a México que comienza este martes.
Como parte de la agenda de esa visita, los jefes de Estado propusieron iniciar negociaciones para ampliar el acuerdo comercial entre Brasil y México, con el objetivo de incrementar los flujos comerciales entre ambos países, especialmente en los sectores de la industria farmacéutica y agropecuaria, así como los del etanol, el biodiesel y el aeroespacial, entre otros.
Un intercambio comercial ridículo
En 2024, el comercio bilateral entre Brasil y México fue de poco más de 13,500 millones de dólares. Aunque se trata de un crecimiento del 35% en cinco años, la cifra es ridícula, teniendo en cuenta el tamaño de ambos mercados: 214 millones de brasileños y 129 millones de mexicanos; básicamente la mitad de todos los habitantes de América Latina: 325 millones de 668 millones de latinoamericanos.
Si lo comparamos con EU (347.5 millones de habitantes), el contraste es brutal: en 2024 (último año en el poder del demócrata Joe Biden), el comercio bilateral entre Estados Unidos y México alcanzó la cifra récord de 839.9 mil millones de dólares, con un superávit para México de 171.8 mil millones de dólares.
En cuanto a Brasil, el intercambio de bienes con EU fue de 75 mil millones de dólares, siendo el mercado estadounidense el segundo destino de las exportaciones brasileñas (después de China) y el tercer proveedor de productos importados por Brasil.
Por tanto, el objetivo de la reunión México-Brasil es ir más allá de la exportaciones tradicionales de Brasil a México (carne bovina congelada, soja y automóviles, principalmente) y las de México a Brasil (vehículos y autopartes, celulares, y equipos tecnológicos, entre otros), y consolidar un acuerdo amplio de libre comercio, que podría ser firmado por Sheinbaum y Lula en un próximo encuentro entre ambos mandatarios.
De consolidarse esta alianza estratégica, el secretario de Estado de EU, Marco Rubio, seguramente tendrá más preguntas que las relacionadas con la seguridad, durante la esperada visita a México, programada para la semana que viene.