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El vicepresidente brasileño, la plana mayor del gabinete Lula y 150 empresarios, en México para sellar alianza estratégica

Cumbre México-Brasil: los gigantes latinoamericanos unen fuerzas frente al desafío Trump

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Acercamiento El presidente brasileño Lula da Silva y la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, durante la cumbre del G-20 de Río en julio (EFE)

Durante demasiado tiempo, México y Brasil se han dado la espalda. Mientras México miraba hacia arriba, hacia Estados Unidos y de rebote hacia Canadá, sus socios del T-MEC, Brasil miraba abajo, a Argentina y al resto de socios del Mercosur, y al oeste, a la lejana China. Ahora, los dos grandes países latinoamericanos quieren corregir esta anomalía, quieren mirarse el uno al otro y gustarse, mediante una cumbre al más alto nivel, que probablemente no habría ocurrido o no habría tenido tanto sentido de la urgencia de no haber regresado al poder Donald Trump y su política de chantaje comercial contra el mundo, y con particular saña contra Brasil.

Para cambiar radicalmente de estrategia llegó este martes la mayor delegación brasileña de los últimos tiempos para impulsar durante tres días una alianza estratégica entre las dos mayores economías de la región, no con el ánimo de desafiar al convidado de piedra en la cumbre -Estados Unidos-, aunque sí para demostrar que los gobiernos progresistas de Claudia Sheinbaum y Lula da Silva sí apuestan por el multilateralismo, la cooperación y el comercio internacional con reglas justas.

La delegación está encabezada por el vicepresidente de Brasil, Geraldo Alckmin (quien también ejerce como ministro de Industria y Comercio). Viajó acompañado de los ministros de Agricultura, Carlos Fávaro, y Planificación, Simone Tebet, así como con la viceministra de Exteriores, María Laura da Rocha, así como 150 directivos de diversas empresas y agencias estatales.

“México es un socio importante de Brasil y esta visita será una oportunidad estratégica para profundizar el diálogo político y, sobre todo, para abrir nuevos frentes de comercio e inversiones”, declaró Alckmin antes de embarcar.

Encuentro con el canciller De la Fuente

Además de participar en foros del sector privado, el vicepresidene brasileño se reunió con el canciller mexicano, Juan Ramón de la Fuente, y volverá a hacerlo este miércoles junto con los secretarios mexicanos de Agricultura, Julio Berdegué Sacristán, y de Economía, Marcelo Ebrard.

El propio Lula destacó la relevancia de esa misión comercial este mismo martes, en la apertura de una reunión con los miembros de su gabinete.

“Será un viaje muy importante, después de los aranceles de Estados Unidos”, que permitirá “descubrir el verdadero potencial que existe entre México y Brasil”, lo que da una idea del interés del presidente brasileño en acercarse a México, no sólo para reforzar las relaciones bilaterales entre los dos mayores gobiernos progresistas de la región, sino para paliar el chantaje arancelario a su país (hasta la fecha el mayor del mundo, con un 50%).

Cita el jueves con Sheinbaum

En el foro que se inauguró en la capital mexicana se reunieron unos 250 empresarios de ambos países y ambas delegaciones serán recibidas el jueves por Sheinbaum, quien ha coordinado esta visita junto con Lula.

La propia presidenta hizo hincapié el lunes sobre la importancia de este acercamiento: “Este encuentro es para el fortalecimiento, para la complementariedad de nuestras economías. No solamente hablamos de comercio en algunas áreas, sino de inversiones también, de aquí para allá y de allá para acá. Entonces va a ser un encuentro muy importante”.

A finales de julio, Sheinbaum y su homólogo brasileño acordaron “profundizar” los lazos económicos y comerciales entre sus países, ante las amenazas de aranceles por parte del Gobierno de Donald Trump.

Como parte de la agenda de esa visita, los jefes de Estado propusieron iniciar negociaciones para ampliar el acuerdo comercial entre Brasil y México, con el objetivo de incrementar los flujos comerciales entre ambos países, especialmente en los sectores de la industria farmacéutica y agropecuaria, así como los del etanol, el biodiesel y el aeroespacial, entre otros.

Débil intercambio comercial

El intercambio entre Brasil y México, las mayores economías de América Latina, llegó el año pasado a 13.600 millones de dólares, con la balanza favorable al país suramericano, cuyas exportaciones hacia el mercado mexicano sumaron 7,800 millones de dólares.

Aunque se trata de un crecimiento del 35% en cinco años, la cifra es ridícula, teniendo en cuenta el tamaño de ambos mercados: 214 millones de brasileños y 129 millones de mexicanos; básicamente la mitad de todos los habitantes de América Latina: 325 millones de 668 millones de latinoamericanos.

Si lo comparamos con EU, el contraste es brutal: en 2024 (último año en el poder del demócrata Joe Biden), el comercio bilateral entre Estados Unidos y México alcanzó la cifra récord de 839.9 mil millones de dólares, con un superávit para México de 171.8 mil millones de dólares.

En cuanto a Brasil, el intercambio de bienes con EU fue de 75 mil millones de dólares, siendo el mercado estadounidense el segundo destino de las exportaciones brasileñas (después de China) y el tercer proveedor de productos importados por Brasil.

Por tanto, el objetivo de la reunión México-Brasil es ir más allá de la exportaciones tradicionales de Brasil a México (carne bovina congelada, soja y automóviles, principalmente) y las de México a Brasil (vehículos y autopartes, celulares, y equipos tecnológicos, entre otros), y consolidar un acuerdo amplio de libre comercio, que podría ser firmado por Sheinbaum y Lula en un próximo encuentro entre ambos mandatarios.

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