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Hace 40 años, el sismo del 19 de septiembre de la Ciudad de México cambió para siempre a la capital

“Está temblando poquito”: así fue la mañana del 19 de septiembre de 1985

Sismo del 19 de septiembre de1985. Así se vivió el terremoto de la Ciudad de México hace 40 años y que cambió para siempre la capital del país.
Sismo del 19 de septiembre de1985 Así se vivió el terremoto de la Ciudad de México hace 40 años y que cambió para siempre la capital del país.

Vaya que fueron aburridas las portadas del 19 de septiembre de 1985, pura habladuría burocrática: los diarios nacionales destacaban que, en los primeros tres años del sexenio de Miguel de la Madrid, se construyeron más viviendas que en la administración anterior, mientras que la Cámara de Diputados recibió la Cuenta Pública de 1984, en la que se alertaba que el déficit del Gobierno Federal ascendía a un billón 801.9 mil millones de pesos, superior en 2 por ciento a lo presupuestado de forma original

A cientos de kilómetros de la capital del país, eso leían abuelos en la sala, mientras las niñas y niños se alistaban para ir a la escuela, emocionados porque en casi nueve meses sería el Mundial de Futbol; padres preparaban el desayuno o se dirigían a sus centros de trabajo, cuando a cientos de kilómetros de distancia, la tierra se quebró. El país y la Ciudad de México no volvieron a ser los mismos.

Se puede argumentar, incluso, que el ascenso de Andrés Manuel López Obrador y la llamada Cuarta Transformación fueron una consecuencia del Terremoto de 1985, el cual provocó una fractura irreconciliable entre las y los capitalinos con los gobiernos del PRI, que ya gozaban en la zona centro del territorio de un desprestigio arrastrado durante décadas, con puntos álgidos como la masacre de henriquistas en La Alameda o los estudiantes asesinados en Tlatelolco en 1968.

“Está temblando, está temblando un poquitito”, dijo la periodista Lourdes Guerrero, conductora del programa Hoy Mismo, quien se mantuvo estoica, pese al miedo, para intentar mantener la calma de los televidentes.

“No se asusten, vamos a quedarnos, les doy la hora 7 de la mañana diecinueve.. ¡AH CHIHUAHUA!… 7 de la mañana 19 minutos 42 segundos, tiempo del Centro de México, sigue temblando un poquitito pero vamos a tomarlo con una gran tranquilidad, vamos a esperar un segundo para poder hablar”.

Los estudios de Televisa, como ocurrió con oficinas públicas y privadas, viviendas de ricos y viviendas de pobres, resultaron dañados tras el movimiento telúrico: a las 7:17:49 a.m. (hora local) ocurrió el sismo principal, que alcanzó una magnitud de 8.1 Mw.

El epicentro se ubicó en el océano Pacífico, cerca de la línea de costa de Michoacán, cerca de la desembocadura del río Balsas, con una duración aproximada de un minuto y medio. Se trataron, aquellos, de los peores 90 segundos en toda la historia de la Ciudad de México, llamada en ese entonces Distrito Federal.

Aunque las tragedias en la capital, llámese la caída de la Línea 12 del Metro o la explosión de una pipa en Iztapalapa, suelen afectar a los más pobres, a la llamada periferia, el sismo del 19 de septiembre de 1985 fue particularmente severo con la clase media, pues fueron la Roma Sur, la Condesa, Tlatelolco, la Juárez y la Narvarte las colonias más castigadas por el temblor.

Es probable que eso haya formado el carácter de una clase media, a veces ingenua, solidaria, siempre inconforme con los gobiernos, políticamente participativa, que aún hoy prevalece en la Ciudad de México, cuyo paisaje quedó transformado para siempre: cayeron edificios emblemáticos, como el Hotel del Prado, que poseía un mural de Diego Rivera; o del Multifamiliar Juárez, diseñado por el arquitecto Mario Pani, del cual ahora sólo quedan viejos vestigios de su antigua gloria en la colonia Roma.

Miles de personas quedaron bajo los escombros, entre las ruinas y los incendios.

“Como ciudad bombardeada dejó el sismo ayer al D.F.”, fue la nota principal del diario El Informador de Guadalajara, la mañana del 20 de septiembre de 1985. Si la mañana anterior, los periódicos fueron aburridos, apenas 24 horas después, quedaron para la historia, marcados en la tragedia.

¿Qué pasó el 19 de septiembre de 1985 y cuántas personas murieron?

Hace 40 años, a las 7:17 de la mañana, un terremoto de magnitud 8.1 Mw sacudió México, con epicentro frente a las costas de Michoacán, cerca de la desembocadura del río Balsas. En aproximadamente uno y medio a dos minutos, el movimiento telúrico —junto con réplicas posteriores— devastó las zonas centro, sur y occidente del país, sobre todo en Ciudad de México.

Los informes oficiales inmediatos del gobierno reconocieron entre 6 mil y 7mil muertos, aunque otras estimaciones independientes elevan esa cifra hasta 26 mil fallecidos por parte de la CEPAL, y hasta 35 mil por parte de organizaciones de damnificados.

Edificios emblemáticos colapsaron: el Hotel Regis, el Edificio Nuevo León en Tlatelolco, el Conalep en Balderas, el Hospital Juárez, el Centro Médico, entre muchos otros. Por lo tanto, se estiman pérdidas materiales multimillonarias: daños en miles de viviendas, decenas de miles de edificios afectados, y costos en pérdidas que superan los 4 mil millones de dólares.

En las primeras horas, hubo un caos generalizado: fallas en comunicaciones, servicio eléctrico, agua potable; infraestructura colapsada y rescates improvisados.

La sociedad civil se organizó masivamente, superando muchas deficiencias de respuesta institucional. El auxilio vino de ciudadanos comunes, colectivos, voluntarios extranjeros, medios de comunicación.

¿Cómo cambió la CDMX tras el sismo de 1985?

Este sismo no fue sólo una tragedia inmediata, sino un punto de inflexión en múltiples ámbitos para la capital mexicana y para la nación en general: se revisaron los códigos y leyes de construcción, se impulsó la creación de un sistema nacional de Protección Civil, además de que se desarrolló un sistema de alerta sísmicas, que ahora llegan hasta tu celular, así como una cultura de prevención y simulacros.

Las heridas cierran, pero las cicatrices son permanentes. El terremoto del 19 de septiembre de 1985 dejó una cicatriz imborrable en la Ciudad de México, por más que hayan pasado cuatro décadas desde entonces. Muchos de los cambios institucionales, arquitectónicos y sociales que se ven hoy —edificios más seguros, alertas, cultura de prevención— tienen su origen en esa mañana, que inició como cualquier otra, hasta convertirse en el peor trauma en la historia de la capital.

Pese a los avances urbanos, algunas deficiencias persisten, como desigualdades en servicios, zonas vulnerables que siguen expuestas, o falta de mantenimiento en edificios, como demostró, ya no una mañana, sino una tarde maldita, 32 años después: otro 19 de septiembre, pero ahora del 2017, en donde un nuevo terremoto provocó otra herida en la ciudad más grande de Latinoamérica.

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