
Lo peor que puede pasarnos es convertirnos en un país de cínicos, dijo un expresidente mexicano que era una autoridad mundial en el tema. A juzgar por lo que hemos visto en los últimos días, con los casos del huachicol fiscal y La Barredora de Tabasco, es una profecía cumplida.
El cinismo es un mal que ataca, con diferentes grados de virulencia, a la clase política en su conjunto, pero hay casos como el Adán Augusto cuyo descaro abochorna a todos. Me cuesta trabajo comprender por qué morenistas no van por él al Senado y lo llevan a ministerio público. Adán dice que está tranquilo porque millones integrantes del movimiento lo apoyan. Ni la burla perdona. Si millones de integrantes del Movimiento de Regeneración Nacional lo apoyan, quiere decir que no han podido regenerar nada. Adán es un peligro para Morena.
En el más reciente capítulo, el correspondiente a los más de 70 millones de pesos que de pronto aparecieron en su patrimonio, dijo que era una herencia, beneficios por vender ganado y dinero que gana por ser notario. ¿Se vale que el gobernador de Tabasco, secretario de Gobernación, aspirante presidencial y titular de la Junta de Coordinación Política del Senado siga chambeando de notario? ¿Nadie detecta ahí una irregularidad mayúscula, el peligro inminente de un conflicto de intereses? Soy el notario más exitoso de la historia de Tabasco, se le oyó decir. ¿El notario más exitoso paga impuestos?
No es un secreto que Adán Augusto es parte de una familia acaudalada. De hecho, su alianza con López Obrador se fundamentó, dicen en Tabasco, en que Adán le prestó dinero a Andrés Manuel en épocas de vacas flacas. Vaya usted a saber si es verdad, pero el hecho es que millones van, millones vienen y Adán Augusto lo toma como un hecho sin importancia. Un político pobre es un pobre político, dijo otro político del antiguo régimen sin sonrojarse
Mantenerlo al frente del Senado contra viento y marea le está saliendo caro a Morena. Es fuente de desprestigio. Ni siquiera sostengo que las acusaciones en su contra sean ciertas, pero el asunto es de tal gravedad que tendría que ser objeto de una investigación a fondo, eso sí sin la cobertura del fuero constitucional. Que no se culpe a nadie sin pruebas, y que no se exonere a nadie sin una investigación.
Adán actúa como si el largo brazo de la ley nunca no lo alcanzará, ¿de verdad? La sensación es que si Adán cae López Obrador quedaría muy expuesto y eso es lo que reduce el margen de operación del gobierno del Segundo Piso. No obstante, las investigaciones sobre La Barredora avanzan a nivel federal y en Tabasco. Ese grupo criminal se ensañó con los tabasqueños que reclaman justicia y por eso desactivar la indagatoria tendría un costo político muy alto. Seguiremos, dijo que el gobernador May, por más doloroso que sea con lo que adelantó que saldrán a relucir otros nombres de próceres tabasqueños.
Lo cierto es que Adán es un fusible quemado y a nadie le sirve que siga al frente del Senado. Si deja pasar más tiempo sin separarse del cargo no le alcanzará ni para una embajada. En Tabasco, tome nota, la clase política lo aísla. Tratan de evitar que los meta en sus enjuagues. Diarios que hasta hace poco le quemaban incienso hoy le hacen señalamientos cotidianos. Está acorralado. En una reciente aparición ante la prensa Adán dijo que sabe quién le está tirando mala onda, ¿estaremos a las puertas de una etapa de ajuste de cuentas, como en la mafia?