
Con casi un siglo de vida, doña Cándida Suárez Ordóñez, continua con la vocación que la vida le puso por delante: enseñar a los demás, y seguir aprendiendo para disfrute propio.
La nonagenaria madre de seis hijas (una ya falleció) y un solo hombre y abuela de 15 nietos, doña Cándida quiere seguir aprendiendo y aprovechar su vida en algo útil, por eso a sus 97 años, acude cada lunes y miércoles al Centro de Seguridad Social Zaragoza del IMSS, en la alcaldía Gustavo A. Madero, a tomar clases de piano.
Con paso lento en su andar, apoyada de dos de sus hijas: María del Pilar y Rosita Suárez Sánchez, acude a la cita, para charlar con Crónica.
Testigo viviente de los años de grandes cambios de nuestro país. Doña Cándida, nació en 1928, cuando ocurrió el magnicidio de Álvaro Obregón, hasta ver llegar a la primera mujer presidenta en la historia de nuestro país, Claudia Sheinbaum Pardo. Veintiún mandatarios ha visto desfilar por la Presidencia de la República.
A sus escasos 10 años, ocurrió la expropiación petrolera con el general Lázaro Cárdenas del Río, vivió el importante cambio, cuando se aprobó el derecho de la mujer a votar en julio de 1955. El primer viaje del hombre a la luna en 1969, televisado en todo el mundo.
El uso del refrigerador que se fue popularizando después de la década de los 50 del siglo pasado. Los boleros, la minifalda, el rock and roll, la época de los copetes... el cambio en el estilo de vestir, pantalones acampanados, después muy ajustados, el cambio de la televisión de blanco y negro a la de color.
Y todos los importantes descubrimientos de las tecnologías de la comunicación: el paso de la computadora de escritorio, a la computadora portátil, del teléfono fijo al uso masivo del teléfono celular, ya todos con cámara y video para guardar momento importantes, -como esta entrevista que fue grabada por una de sus hijas en su móvil, el internet.

Doña Cándida cuenta que desde muy pequeña le gustó estudiar, aún en aquellos años, en los que se acostumbraba que ellas no lo necesitaban, porque se iban a casar y el marido las iba a mantener. Sin embargo, su padre la apoyó en su decisión “con la condición de que le ayudara a mis hermanos con sus tareas y con las divisiones”.
Y así, después de la secundaria, pudo titularse como maestra, -porque en aquellos años no todos tenían la posibilidad de continuar sus estudios-. Y llegaron los años en los que tuvo su propio kínder e incluso daba clases particulares a estudiantes de primaria, hasta que a los 20 años, se casó. Tuvo siete hijos y cuenta con el amor de 15 nietos.
Ejemplo que arrastra
Hoy a sus 97 años, doña Cándida, ya es una conocida usuaria del centro, pues acude a las instalaciones del Instituto Mexicano del Seguro Social, desde hace casi15 años, al principio practicaba danza regional y acondicionamiento físico “hasta que una vez, -ríe al recordar el momento-, me caí, y dije, no esto ya no. Y una vez vine en la tarde y vi al maestro de piano, y le pregunté si me podía inscribir y me dijo que sí.... De eso ya hace dos años, y aquí sigo en mis clases”.
En casa, cuenta, tiene un piano que compró una de sus hijas para su hijo (nieto de doña Cándida), “y pues yo pensé, tengo aquí el piano, y entonces es donde practico, además de ir a mis clases”, esto motivó a que varias de sus hijas también se animaran por aprender a tocar el piano, incluso una de ellas acude al mismo centro del IMSS, también a aprender a tocar ese instrumento.
“Siempre me ha gustado seguir aprendiendo”
Convencida de que la vida no se acaba cuando la gente comienza a acumular años, o cuando los hijos, se van y empiezan a hacer su propia vida, doña Cándida, necesita y quiere sentirse activa, por eso, participa ahora en los conciertos que el Centro de Seguridad Social organiza y se prepara para dentro de un mes dar un concierto con sus melodías favoritas “Tema de Lara” ,“Blanca Navidad” y “Reloj”.
Con una amplia sonrisa, comparte que va a continuar tocando el piano “hasta que Dios quiera, ahorita tengo 97, qué me falta para los 100, pero yo quiero seguir hasta donde Diosito diga hasta aquí”.
Varias de sus hijas también tocan piano, instrumento se ha convertido en una pasión compartida, incluso una hija que vive en Veracruz, “todas tocan el piano y mi nieto, que toca muy bonito”.

Cándida Suárez, subraya que no tiene Alzheimer, como muchas personas de su edad, porque con el estudio del piano tiene sus neuronas activas “todo me aprendo y estudio mucho, porque sé que yo puedo”.
Por su parte, Arturo Jaramillo Ortega director del Centro de Seguridad Social Ignacio Zaragoza, se prepara para la “Segunda Semana de Prestaciones Sociales”, en l primera semana de diciembre, cuando los usuarios ofrecen un concierto de lo que han aprendido.
Lo relevante del próximo evento, señala, es que el 90% de los asistentes son adultos mayores “y todos están muy emocionados” de hacer una demostración de las diferentes actividades que se imparten como yoga, acondicionamiento físico, gimnasio, cocina, y el objetivo es que cada vez más personas se inscriban “incluso motivarlos, para que así como están nuestros alumnos activos felices y contentos más personas se animen a venir con nosotros”.
Resalta que en la actualidad se cuenta con alrededor de 300 alumnos y muchos de ellos disfrutan hasta de 3 o 4 actividades diarias, en un horario de atención de las 7 de a mañana a las 8 de la noche.