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Estudio de la Unitec revela que muchas mujeres y hombres han incurrido en conductas alimentarias de riesgo como restricción de alimentos, automedicación para perder peso, ayunos prolongados y hasta provocarse vómito 

Hábitos alimenticios en jóvenes para perder peso, los lleva a conductas de riesgo 

conductas de riesgo alimenticio Estudio de la Unitec revela que muchas mujeres y hombres han incurrido en conductas alimentarias de riesgo como restricción de alimentos, automedicación para perder peso, ayunos prolongados y hasta provocarse vómito (La Crónica de Hoy)

Estudio de hábitos alimenticios en jóvenes, revela una preocupante tendencia de prácticas peligrosas en su afán por modificar su peso y apariencia, con particular riesgo, al tratarse de jóvenes menores de 18 años.

En el estudio “Cuerpos bajo presión. Hábitos y riesgos alimenticios”, elaborado por el Centro de Opinión Pública, de la de la Universidad Tecnológica de México (UNITEC), -realizado en un panel con 800 participantes en línea, en el que se tomaron en cuenta aspectos como tomando en cuenta características sociodemográficas de la población mexicana, edad, sexo, nivel socioeconómico, entidad y ocupación-, se dieron a conocer datos críticos como que: 6 de cada 10 jóvenes han recurrido a prácticas peligrosas para cambiar su cuerpo antes de los 18 años, y hasta un 60% reveló haber utilizado algún producto para el control de peso, incluidos suplementos, quemadores de grasa y medicamentos.

Los problemas asociados con la alimentación y la imagen corporal constituyen un desafío para la salud pública en nuestro país, en un contexto en el que la población está expuesta a constantes presiones estéticas, lo que obliga a monitorear la prevalencia de conductas poco saludables.

Al respecto, Adriana Rico, coordinadora del mencionado Centro de Opinión subrayó que “la preocupación por la ingesta de alimentos no solo deriva en los hábitos alimenticios, en estrategias de control de peso, sino también en conductas compensatorias e impacto emocional”.

Refirió que hasta un 59% de los encuestados señalaron que suelen hacer ejercicio extra, para compensar un exceso en la comida, en tanto que hasta un 55% come menos o deja de comer por la misma razón, y un 51% bebe té, café u otras bebidas para suprimir el apetito.

En cuanto a la salud mental y emocional, también tiene una carga importante en estas conductas, ya que hasta un 51% piensa activamente en las calorías de lo que va a consumir y 45% sintió culpa por lo que comió, sensación reportada con menos frecuencia entre hombres, quienes hasta un 34% reveló nunca haber sentido culpa, contra un 21% de las mujeres que señalaron tampoco haber sentido culpa después de haber comido algo.

Estas cifras son alarmantes, dijo, si se toma en cuenta que 60% de los jóvenes entre 18 a 24 años reconocieron haber hecho dieta antes de la mayoría de edad, es decir, cuando sus cuerpos están en pleno desarrollo, al incurrir en conductas alimentarias de riesgo (CAR), es decir, que no cumplen los criterios para un diagnóstico clínico y pueden afectar negativamente la salud, como:

Ayuno intermitente o prolongados, restricción de alimentos, consumir pastillas para perder peso, uso de laxantes o diuréticos sin prescripción médica, o en el caso de los varones para aumentar musculatura, o provocarse vómito después de comer.

Aunque muchos admitieron que sus familias no saben que se provocan vómito, sí tienen conocimiento de la intención de la o el joven de querer perder peso, y sólo en un 30% de los casos la familia ofreció apoyo emocional, a un 23% le vigilaron o controlaron la alimentación, pero un 21% señaló que su familia no hizo nada, y para quienes consumen pastillas sin prescripción médica, en un 30% de los casos la familia se informó sobre el tema y al 25% le aconsejaron buscar ayuda médica, contrastando con un 23% que confesó que la familia no reaccionó de ninguna manera.

Ante tal panorama, la recomendación para las y los jóvenes así como adultos jóvenes interesados en la pérdida de peso de manera saludable y equilibrada, es acudir con un especialista en nutrición a fin de recibir la asesoría necesaria, el diseño de una dieta balanceada con base en la edad, talla y peso de la persona interesada.

El apoyo familiar es fundamental, ya que muchas veces es la propia familia la que ayuda a alcanzar el objetivo deseado con la elaboración de alimentos acordes al régimen alimenticio de la persona interesada en bajar de peso, la práctica habitual de alguna actividad física -ya que los especialistas recomiendan por lo menos 30 minutos al día-, consumo de agua natural, a fin de evitar las bebidas azucaradas, acciones que muchas veces incluso, ayuda al resto de la familia a llevar una vida más saludable.

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