
Fernanda, de 17 años y diagnosticada con problemas de ansiedad derivado "muy probablemente" por la pandemia de COVID-19, salió de su casa en la colonia Ampliación Selene, en la alcaldía de Tláhuac, el pasado 10 de agosto. Junto con ella se llevó a Rambo, un perrito ratonero regalo de su mamá y que se convirtió en la más querida compañía de la joven en los últimos dos meses, cuando comenzó a dar señales de depresión.
La madre de Fer –como la familia le dice de cariño– cuenta a Crónica que en junio su hija empezó a manifestar conductas diferentes, incluso a lastimarse un brazo, por lo que decidió llevarla al Instituto Nacional de Psiquiatría, donde le diagnosticaron que padece ansiedad "quizá por esta pandemia" y le suministraron antidepresivos. Semanas después, a principios de agosto, su hija le pidió permiso para ir a una reunión con amigos. En ese encuentro estuvo presente la pareja de Fernanda, una chica de 18 años.
"Algo ocurrió en esa reunión, porque Fer y su pareja terminaron. Eso fue el 9 de agosto. Al día siguiente, antes de ir a trabajar, fui a ver a Fer a su recámara. Hablamos poco, pero ya no la volví a ver. Sólo me mandó un mensaje la tarde ese día, vía WhatsApp, en el que me decía que se iba de la casa porque yo no la comprendía".
Fernanda abandonó el hogar materno sólo con una mochila al hombro, una sudadera color guinda, que trató de ocultar bajo su chamarra, y su perro Rambo en brazos.
Las cámaras del C5 captaron a la joven. La familia buscó a Fer en casa de V., la exnovia de Fernanda. La chica de 18 años abrió la puerta de su casa ataviada con la sudadera guinda de Fer, pero negó estar con ella. Aseguró no saber dónde podría estar la joven.
Desde el primer día en que la mamá de Fernanda no supo más de ella dio parte a las autoridades del Ministerio Público en Tláhuac, donde se elaboró el volante con los datos de la chica.
La familia se dedicó a partir de entonces a pegar la imagen de la joven –estudiante de bachillerato– por toda la colonia. Fernanda volvió a contactar a su mamá para pedirle ahora que dejara de colocar su imagen "por todas partes".
Con la información acerca de las personas que más frecuentaba Fernanda fuera de su entorno familiar, agentes de la Policía de Investigación comenzaron la búsqueda de la chica, incluso se giraron unos primeros citatorios para que V. y una de las mejores amigas de Fernanda acudieran a declarar. Ninguna de las dos lo hizo.
El próximo miércoles 26 de agosto las chicas tenían una cita más ante el Ministerio Público. Antes de que eso ocurriera, este lunes la mamá de Fernanda recibió una llamada de la Fiscalía General de Justicia de la Ciudad de México en la que informaban que su hija había aparecido.
"Al presentarme ante las autoridades me informan que un abogado entregó a Fernanda. No sé por qué no lo retuvieron para yo poder hablar con él y saber dónde y con quién estaba Fernanda. Rambo no viene con ella. Mi hija no me dice nada, pero sí quiero saber dónde está el perrito".
La madre dice que las autoridades sólo le refieren que una mujer de nombre Olivia pidió al abogado –del que no le proporcionaron mayor información, sólo sabe que se llama Alejandro Moisés– entregar a la joven ante la fiscalía. La señora desconoce quiénes son estas personas.
Fernanda reapareció con el rostro triste. Sólo ha dicho que pasó los días en un hotel, pero Fer no trabaja y al salir de casa sólo se llevó 50 pesos. No dice nada de dónde está Rambo, la mascota que era su mayor alegría y que llegó a su casa en plena pandemia por el virus SARS-CoV-2 para calmar su ansiedad.
La madre de Fer también quisiera volver a ver al perrito ratonero.
Para la Fiscalía de Investigación y Persecución en Delitos de Desaparición Forzada de Personas el caso está cerrado, aunque la madre de Fer busca responsables ante la ausencia de su hija.
Le quedan dudas que quiere despejar con investigación policial, por lo que tiene la opción de acudir ante otra fiscalía a denunciar a las personas de las que sospecha tuvieron a su hija estos 14 días.
ijsm
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