
Desde las 5 de la mañana, cientos de derechohabientes del ISSSTE comienzan a hacer fila en la entrada de las oficinas de la Unidad Administrativa de Prestaciones Económicas Número 3, en la Alcaldía Iztapalapa, en busca de un préstamo. Cada día solamente se atiende a cien peticionarios. Pero allí sobre la misma calle o con “previa cita”, hay coyotes que a cambio de 400 pesos saltan la fila a sus clientes y garantizan ser atendidos el mismo día. Los coyotes entran a las oficinas con total libertad y dentro, en esta red de corrupción, están empleados de la propia dependencia plenamente identificados con gafete.
Crónica acompañó a un derechohabiente y constató las artimañas de coyotes y empleados coludidos. Los coyotes que operan en la calle se acercan a algunas personas de la fila a los que les prometen que, a cambio de los 400 pesos, les darán acceso al trámite sin necesidad de esperar. Mientras tanto, el resto de los derechohabientes, que llegaron en muchos casos a las 5 am, hacen fila en espera de tener suerte y recibir una de las anheladas fichas. Hay rostros de satisfacción por conseguir el objetivo y otros desangelados ven que resultó infructuosa la desmañanada.
En efecto, los coyotes y empleados coludidos tienen el control: “vaya con mi jefa, díganles que Naty las está mandando”. Y en efecto, Naty logra que la fila deje de existir para quien dio su moche.
“Esta es la segunda vez que vengo en la semana y no he podido alcanzar ficha, me urge el dinero”, comenta una de las interesadas a una de sus acompañantes. Una ola expansiva comienza a recorrer a los integrantes de la fila, ya saben que son desafortunados que no alcanzaron ficha y se van decepcionados.
Crónica constató el momento en el que un sujeto aseguró que podría pasar a una persona a las instalaciones, sin necesidad de ficha, “regresa a las 11 de la mañana, ve a desayunar y traes los 400”, le aseguró.
A pesar de que en la fachada de las oficinas administrativas de prestaciones económicas del ISSSTE abundan letreros con la leyenda: “No se deje sorprender por personas ajenas a esta unidad que le quiera cobrar por sus trámites o apartar su lugar, todo trámite es gratuito”, esto no detiene a los empleados de realizar este tipo de ilícitos.
El derechohabiente abordado por el coyote comentó a este diario que le urge un préstamo de 25 mil pesos para el servicio médico de su madre. “Con tal de que me den el dinero estoy dispuesto a pagar los 400, de nada sirve llegar temprano porque estas personas meten a la fila a su gente”.
Crónica acompañó al derechohabiente que logró el acceso a las instalaciones mediante el moche. Ya dentro de las instalaciones del ISSSTE, los coyotes y empleados coludidos se coordinan y son los más activos en prohibir el uso del celular a quienes ya ingresaron al lugar. “Pásame el dinero sin que nadie lo vea, ponlo en el folder y acompáñame”, dice el coyote a un derechohabiente momento antes de ingresar a las oficinas.
En las puertas en las que hay guardias, un empleado coludido, que porta el gafete de la dependencia, le dice al guardia de seguridad que quien le acompaña es un caso especial y con ello logra el acceso.
Una vez en la oficina de trámites para préstamos, la espera no dura más de 20 minutos. “Espéreme aquí, ahorita va a pasar con mi jefa, le dice que la mandó Naty, ella ya sabe, después regresa conmigo”.
Después de 5 minutos de espera, el interesado sale de la oficina para dirigirse a la ventanilla 12.
La mayoría de los derechohabientes que acuden al lugar, comentan entre sí que una de las principales razones para pedir el préstamo, es por causa de la COVID. “Mi madre falleció, no aguantó el virus y en menos de 2 semanas falleció, y como están las cosas apenas y nos alcanza para el entierro”, decía otro de los solicitantes.
En el exterior de las oficinas, los pocos desafortunados que no logaron obtener el préstamo y aún esperan han optado a por platicaban con los coyotes: “Venga mañana a las 11, pase directo y aquí lo atendemos”.
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