
Las hepatitis virales son un conjunto de enfermedades infecciosas que plantean un considerable problema de salud a escala mundial. Tan sólo en 2015, estos virus causaron 1.5 millones de defunciones, lo cual es comparable con los fallecimientos anuales causados por la infección del Virus de la Inmunodeficiencia Humana (VIH) y el SIDA (1.3 millones), el paludismo y la tuberculosis (0.9 millones y 1.3 millones, respectivamente).
Hoy en día, las muertes por tuberculosis y VIH disminuyen, mientras que las ocasionadas por hepatitis virales van en aumento. Entre éstas, destaca la Hepatitis C, una enfermedad del hígado causada por el virus del mismo nombre. A pesar de los esfuerzos de diversas instituciones internacionales, las infecciones por Hepatitis C siguen creciendo. Se estima que en 2015 ocurrieron 1.75 millones de nuevas infecciones por Virus de la Hepatitis C (VHC).
Específicamente en México, en 2015 se estimaba que 62 mil 700 personas padecían cirrosis hepática ocasionada por el Virus de la Hepatitis C y en 2014 se habían registrado al menos 935 casos de cáncer producto de este mismo virus.
Se estima que la mayoría de las personas con Hepatitis B y C crónica desconoce su infección y no recibe la atención médica, el tratamiento ni las intervenciones destinadas a disminuir la transmisión continua. Sin un diagnóstico y un tratamiento apropiados, alrededor de un tercio de las personas con infección crónica por el virus de la hepatitis morirá como consecuencia de una enfermedad hepática grave como la cirrosis, el cáncer de hígado y la insuficiencia hepática.
Los primeros tratamientos contra el VHC se basaron en diversos tipos de interferón. La adición de ribavirina (un fármaco antiviral), aumentó las tasas de curación. Sin embargo, los tratamientos basados en estos dos fármacos fueron poco tolerados, asociados con efectos adversos graves, y resultaron en tasas de curación entre 40 y 65 por ciento, dependiendo de diversos factores.
Un gran progreso en la terapia de VHC siguió a la introducción de medicamentos orales que inhibían directamente el ciclo de replicación del VHC, denominados antivirales de acción directa (AAD), mismos que se usan generalmente en combinación.
Los antivirales actuales pueden curar más del 95% de los casos de infección crónica por el virus de la Hepatitis C.
El Dr. Juan Marques Rodriguez, Director Médico de MSD, destacó que MSD tiene un amplio compromiso y un sólido legado en el campo de las hepatitis virales, mediante el descubrimiento, desarrollo y suministro continuo de vacunas y medicamentos para ayudar a prevenir y tratar diversas hepatitis.
Agregó que “como empresa líder en el tratamiento de la hepatitis, MSD reconoce el desafío de mejorar los tratamientos actuales contra el virus de la Hepatitis C para poder cubrir las necesidades de los millones de pacientes que padecen la enfermedad en el mundo. Con este fin, MSD está llevando a cabo extensos esfuerzos de investigación para desarrollar tratamientos orales diferenciados e innovadores que brinden alternativas para el tratamiento de la hepatitis C”.
El acceso al tratamiento para el VHC está mejorando. En 2015, de los 71 millones de personas que vivían con la infección por el VHC a nivel mundial, el 20% (14 millones) conocían su diagnóstico y el 7% (1.1 millones) habían iniciado tratamiento en 2015.
Copyright © 2017 La Crónica de Hoy .