
La menarca, comúnmente conocida como la primera menstruación, se ha visto como algo “normal” cuando se presenta a temprana edad en niñas de 8, 9 y 10 años ya que biológicamente la pubertad inicia justo a los 8 años. Sin embargo, no siempre se trata de un proceso normal si se registra a los 7 años, aquí, pudiera tratarse de tumores ováricos.
Algunos alimentos y la sensibilidad de las menores a los productos que se suministran a animales como gallinas o vacas para aumentar su producción, así como factores como obesidad, su propia genética, incluso la raza, pueden condicionar una pubertad precoz, como las caucásicas y afroamericanas, que tienen otra estructura grasa y pueden tener cierta tendencia.
Aunque son pocos los casos, se debe vigilar el crecimiento y desarrollo de las niñas cuando inician la “preadolescencia”, que es cuando comienzan a registrar una serie de cambios.
En entrevista con Crónica, la doctora Norma Velázquez Ramírez, jefa del Departamento de Salud Sexual y Reproductiva del Instituto Nacional de Perinatología (INPer), dependiente de la Secretaría de Salud, recordó que la pubertad en niños y niñas es de los 8 años hasta los 13 que es cuando en promedio se presenta la menarca en niñas, y como máximo hasta los 16. “Si a esta edad no se ha presentado la menstruación, hay que acudir al médico”.
Recordó que la pubertad en niñas inicia con el crecimiento del botón mamario, sigue el aceleramiento de la talla, después crecimiento del vello púbico, y al final la menstruación, que puede ser la última etapa de todo este proceso, sin embargo, no es tan categórico, se traslapan unos y otros, pero por lo regular, la menstruación es lo último.
La especialista mencionó que 90 por ciento de los casos de esta pubertad precoz, es por causa idiopática y sólo 10 por ciento tiene que ver con una condición orgánica, y lo que genera esta activación de las hormonas a través de sistema nervioso central, aunque estos casos, son los menos.
“La causa más frecuente tiene que ver con lo que llamamos pubertad periférica, que está relacionado con factores externos que pudieran influir en que se acelere esta pubertad, como que las niñas pudieran tener un tumor ovárico que genera o libera hormonas y se manifiesta tempranamente”, explicó.
La especialista resaltó que los casos de pubertad precoz oscilan entre 0.2 y 0.5 por ciento, es decir, que el porcentaje es realmente bajo, sin embargo, existe otro factor de riesgo hoy en día, como hábitos alimenticios y falta de ejercicio que nos han llevado al primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, “que también nos genera esta condición, porque en la grasa también hay sustancias que tienen que ver con los estrógenos, por eso vemos chicos o personas gorditas con crecimiento mamario, que es ginecomastia, porque la obesidad también produce hormonas”.
Cuando la menarca se presenta en una niña de menos de 8 años, primero hay que ver si todos los aspectos previos ya señalados se presentaron, porque a veces de manera poco frecuente, la menstruación aparece antes, en esos casos, “tendríamos que pensar que se trata de un traumatismo, o algo que esté generando esta situación, como un tumor de ovario, que simplemente creció y empezó a segregar hormonas”.
La única forma de limitarlo es con fármacos llamados análogos, los cuales mandan una señal al cerebro a fin de que deje de producir esas hormonas para que el organismo se tome una pausa”.
Esto lo tiene que ver el médico pediatra o el endocrinólogo, para cada caso, es como si pusiéramos todo en pausa, como provocar una menopausia, sin embargo, será temporal y debe haber un puntual seguimiento por parte del médico.
Aunque reconoce la incomodidad que genera a una niña de 8 años la menarca, la principal preocupación respecto a estas pequeñas “en cuanto empieza a menstruar hay un periodo en el cual los estrógenos cierran lo que llamamos la hipófisis del desarrollo de hueso y entonces ya no crece”.
En estos casos si vale la pena hacer estudios más específicos, porque a veces el tratamiento será por uno o dos años, de lo contrario se quedarán chaparritas sin alcanzar su talla promedio.
Para no generar alarma, puntualizó, es importante tomar en cuenta la edad entre 8 a 13 años, el crecimiento en la secuencia mencionada, “y si hay algo que nos indique que no está bien, hay que acudir a una revisión con el pediatra o con el endocrinólogo”.
Puede haber tumores de ovario que aparecieron y llega una etapa en la que empiezan a crecer y a veces la forma de diagnosticarlo es por crecimiento de abdomen, ni siquiera por la menstruación “que le esté creciendo la barriguita, está medio gordita, que ya tenga la regla, pero le siga creciendo la pancita, ahí sí hay que llevarla al médico para descartar que no sea un problema orgánico, porque a veces al quitar estos tumores todo vuelve a su estado normal”.
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