
"Si cualquier cosa relacionada con Baksa se emite en SBS, una mujer saltará hacia su muerte o se pegará fuego y morirá. Te estoy notificando y lo guardo como prueba". Este es el mensaje que el líder de una red de explotación sexual a través de Telegram envió el pasado 17 de enero a un reportero de la cadena privada surcoreana SBS cuando el caso empezaba a salir a la luz.
Baksa significa ‘doctor’ o ‘gurú’ en coreano adaptado al alfabeto latino, según reporta la agencia oficial Yonhap. Y Baksa se llamaba la más terrible de las varias salas de chat que existían en Telegram desde 2018 donde el líder del grupo difundía material explícito que obtenía de sus víctimas, a las que amenazaba y chantajeaba.
El pasado 20 de marzo, la policía surcoreana anunció la detención de Baksa, o como se llama en realidad, Choo Joo-bin, un joven regordete de 25 años. En su única comparecencia tras ser arrestado, el miércoles, ante las puertas de la estación de policía Jongno, en Seúl, agradeció a las autoridades haber “puesto freno a una vida de maldad que yo no podía detener” y pidió perdón “a quienes fueron dañados por mí”.
Las autoridades han detectado ya a 74 víctimas, 16 de las cuales eran menores de edad, por lo que el arrestado está ahora acusado de crear y distribuir pornografía infantil, además de abuso sexual, chantaje, coacción, fraude, distribución ilegal de información privada y agresión sexual a través de filmaciones ilegales.
Tras buscar y rebuscar, la joven encontró un empleo que ofrecía 4 millones de wons coreanos (3 mil 300 dólares estadunidenses) por un trabajo de modelo. Aceptó inmediatamente. A continuación, Baksa le pidió su información personal y luego le pidió que ingresara en Telegram. Le mostró el depósito del dinero a la cuenta bancaria de la joven, así que esta creyó que todo era cierto.
A continuación, sin embargo, empezó el infierno. Baksa le envió un celular nuevo, y a cambio, le solicitó un desnudo. La menor, abrumada, no supo negarse, y todo fue a peor. El explotador le exigió un video masturbándose. Luego, otro en el que, con las medias rotas, se introdujera un rotulador grueso en la vagina. Empezó a sangrar, pero el criminal le ordenó continuar. En total, a ella le tocó grabar 40 videos.
Este era la clase de material que Choo compartía luego en los grupos de Telegram para el consumo de los 260 mil pervertidos usuarios. En otra ocasión, una de las víctimas fue obligada a enviar una foto, desnuda, con la palabra “esclava”, escrita justo arriba de sus genitales.
Otra petición, en las mismas fechas, acumulaba 2 millones de firmas exigiendo saber también la identidad de todos los usuarios que participaban en esos chats.
Hasta la fecha, la policía ha arrestado a 124 personas en total por el caso de la Habitación N, incluyendo a 18 operadores de la red, que se encuentran en prisión preventiva.
La realidad es que el fenómeno es tan común en el país que, solo entre 2013 y 2017, se investigaron 30 mil 731 casos en todo el país. En 2018, decenas de miles de mujeres tomaron las calles de Seúl para protestar contra el molka, bajo el lema “Mi vida no es tu porno”.
Este escándalo ha llevado incluso al presidente Moon Jae-in a exigir a la policía que la investigación sea exhaustiva, para lograr cambiar la percepción de que el anonimato en internet es una garantía de impunidad.
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