Escenario

La herencia fílmica de Eugenio Polgovsky y su Resurrección

El último filme terminado del reconocido documentalista mexicano, fallecido en el 2017, llega a las salas comerciales.

El último filme terminado del reconocido documentalista mexicano, fallecido en el 2017, llega a las salas comerciales.

La herencia fílmica de Eugenio Polgovsky y su Resurrección

La herencia fílmica de Eugenio Polgovsky y su Resurrección

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

"El cine es un arte sanador, un arte de conciencia, se vuelve una herramienta potente con muchas posibilidades", decía con frecuencia el cineasta Eugenio Polgovsky, uno de los pilares de la nueva ola de documentalistas mexicanos, y quien falleció el 11 de agosto del 2017, en Londres. Tenía 40 años.

Para este realizador el cine era un acto de fe, “el arte es una herramienta que propone, que construye. Creo firmemente en el arte como algo que nos reafirma como humanos, porque no podemos perder nuestra humanidad. Por eso hago documentales”, dijo en una de sus últimas entrevistas.

Este fin de semana se estrena a nivel comercial su más reciente filme (que no el último). Resurrección (2016) no es sino otra gran muestra de humanidad de un cineasta comprometido con su sociedad, que desde pequeñas historias evocaba grandes causas y que era leal a retratar la realidad como una forma de generar consciencia, pues para él, “la consciencia viene del conocimiento y el conocimiento viene de un enfrentamiento con la realidad”.

“No sé bien lo que me voy a encontrar pero vengo a hacer una chamba, nos preguntó si estábamos de acuerdo y cuando dijimos que sí, sacó la ametralladora. Era una cámara gigante que nos sorprendió y con la que empezó a apuntarnos a todos”, recuerda Graciela González, quien junto a Enrique Enciso, forma parte del colectivo Un salto de vida, que se aborda en el documental de Polgovsky. Ese primer encuentro ocurrió a finales del 2012.

Pero antes de llegar a su Resurrección, vale la pena hacer un re­corrido por una parte de su historia. Se graduó del CCC como director cinematográfico, laboró también como fotógrafo, editor, actor y productor: “Nuestra primera borrachera fue juntos: haciendo malabares nos conocimos mientras grabábamos El Abuelo y Yo. Ahí decidiste no ser actor y aunque ya estabas convencido de ello, hicimos juntos De Tripas Corazón”, dijo Gael García Bernal en una carta publicada por el diario El País, en la que despidió a su amigo.

Además, fue acreedor del fondo Hubert Bals del Festival de Cine de Róterdam; el Premio José Rovirosa UNAM y el Premio Joris Ivens del festival Cinéma du Réel, entre más de 30 reconocimientos internacionales. Sus filmes se proyectaron en festivales internacionales como Berlín, Cannes, Sundance y Venecia.

Su primer largometraje, Trópico de Cáncer (México, 2004), toma lugar en el desierto aparentemente estéril del municipio de Charco Cercado en San Luis Potosí. Es un retrato sensible y respetuoso de esos seres invisibles que pueblan el lugar. Retrata la tragedia rural del olvido y la pobreza. Seres incorpóreos para la mayoría; niños cuyas sonrisas jamás se borran pese a la adversidad y el abandono de ese país egoísta y banal en el que habitan y que oculta en el desierto aquellos seres de cuya existencia reniega.

A partir de este primer trabajo de Polgovsky, fue más notoria la aparición en México de documentales arriesgados, tendientes a la experimentación y que aportan voces de denuncia, propuestas insólitas, marginales y en algunos casos premisas vigorosas.

“Un niño come tierra. Mientras tú lo filmabas, él la seguía comiendo y tú no apartabas la vista de allí. Me acuerdo cuando encerrados en nuestras guaridas de conspiraciones que nos inventábamos, me enseñaste un primer corte de Trópico de Cáncer. No éramos padres aún, pero la forma en la que te acercaste al niño que no podía hablar, quizás de tan pobre que era, sólo la podías lograr tú”, dijo Gael en su carta.

“Es ahí cuando surgió la idea de Ambulante, nuestro festival que siempre te tuvo a ti —y a todos los que se parecen a ti— como intérprete de nuestra realidad. Queríamos una gira que mostrara tu documental en todas partes, esperando al borde de la carretera que algún día lo pudieran ver en el desierto de San Luis Potosí”, agregó.

Su película Los Herederos (México, 2008) se estrenó en la 65 Mostra de Venecia, ganó el Ariel a Mejor Documental y Mejor Edición, entre otros reconocimientos internacionales. Ahí retrata a los niños que trabajan haciendo ladrillos, sembrando maíz, piscando tomate, arreando ganado. Son niños herederos de sus tradiciones, pero también de su pobreza. Un filme directo y sin concesiones sobre la supervivencia cotidiana heredada de generación en generación, en un círculo de miseria y de falta de oportunidades de la que es imposible escapar.

Luego llegó Mitote (2012), una alegoría sobre un país furioso y en caos, entre invocaciones místicas prehispánicas, fanáticos idiotizados por el futbol y las protestas de trabajadores de Luz y Fuerza frente a Palacio Nacional. En tanto que unos festejan alienados los goles de la selección mexicana, un grupo de trabajadores del sindicato de electricistas suman casi cincuenta días en huelga de hambre. Los primeros ignoran a los otros en pleno Zócalo capitalino en 2010, el año del bicentenario.

En 2012, Greenpeace le encargó a Polgovsky un cortometraje de la situación del Río Grande de Santiago, donde está la legendaria cascada de El Salto de Juanacatlán en Jalisco, conocida antaño como “El Niágara mexicano” cuyas aguas se volvieron tóxicas con la creación de un corredor industrial en los años setenta.

“Me impactó que a simple vista se ve la contaminación y aumenta el número de enfermos y fallecidos”, dijo Polgovsky sobre su impresión al llegar al lugar y agregó después “el Río Santiago, a su vez, era la fuerza de nueve ríos. Entonces, la cinta invoca esa energía vital, y se confronta el presente porque vemos cómo se ha perdido”

En este filme Polgovsky combina la visión cotidiana y la conciencia social: el retrato coral de un pueblo olvidado. También muestra con ironía e inteligencia el cinismo, la ­corrupción y la indolencia de gobiernos y autoridades en un relato documental triste y conmovedor: “Lo increíble es que el ser humano se acostumbra a las peores condiciones, ya que mucha gente del pueblo veía al río como normal, hasta que empezaron a enfermarse las personas y fue cuando comenzaron a denunciar los contaminantes de ahí”, dijo.

“Resurrección es un retrato del Apocalipsis, de alguna manera. Pero él era un optimista. Creía en la necesidad y en la posibilidad de una resurrección del espacio que habitamos, del mundo que vivimos. Una toma de conciencia para el renacer del medioambiente”, recuerda su hermana Natalia en otra entrevista.

Este fin de semana la cinta llega a salas comerciales, “es un momento muy potente para compartir, para dar a conocer esa transformación del espacio y territorio de nuestras vidas. Estamos melancólicos por su ausencia pero felices porque en sus películas resucita, porque permite mostrar nuestras voces ahogadas”, dijo Graciela González, quien participa en el filme.

Ella comentó que una ocasión incluso Eugenio Polgovsky cayó en el río tóxico, “una vez se cayó al canal del ahogado, se contaminó bastante. Se le había ido un dron y junto con uno de mis hijos fueron a ver dónde se había caído, en el afán de salvarlo porque ya tenían varias horas de filmación. Creo que los químicos les afectaron. Fue una anécdota dura”.

Hoy lo recuerdan como un ser entrañable más allá de un documentalista: “Antes de ser cineasta se convirtió en un buen amigo, era un amigo consciente que metió sus manos a la lumbre por nosotros. Todavía me acuerdo de sus manos, de cómo se tocaba el pecho cuando hablaba de la esperanza, de la re­surrección. Cuando nos dio la primera grabación nos dijo ‘éste es el principio de un tiempo bueno’, él hablaba de tiempos buenos a pesar de todo”, agregó.

Finalmente, su hermana Natalia explicó que cuando murió Eugenio, dejó inconclusa una serie de filmes documentales, el más importante es la historia de un jardinero de la Ciudad de México, un hombre de orígenes humildes, pero lleno de sabiduría y con un pasado de violencia: “Es la vida de un personaje marginal en la Ciudad de México. Un jardinero con un pasado de violencia. Un hombre sumamente carismático y sabio. Un sabio de la vida. De nombre don Jesús”, reveló Mara Polgovsky y añadió que también “hay por lo menos dos cortometrajes que están por editar”.

Con el estreno comercial de Resurrección, llega un nuevo triunfo del cine documental en México. En la obra de Eugenio Polgovsky está también el compromiso de un artista que enfrenta su propio deber: “Yo asumo mi responsabilidad como ciudadano mexicano, que ama al país profundamente y me ha brindado mucho; creo que le puedo regresar algo con mi humilde trabajo de cineasta”, dijo alguna vez.