Cultura

La libertad de expresión literaria, un acto de sinceridad: René Avilés Fabila

Entrevista. El escritor habla de la reciente reedición de su novela Tantadel. “La idea era presentar a una mujer muy libre e independiente que hiciera lo que le diera la gana con su sexualidad”

Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano
Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano Octavio Paz, poeta y ensayista mexicano (La Crónica de Hoy)

La libertad de expresión en la literatura es un acto de sinceridad: no debe haber reparos en poner a los personajes de tal o cual manera, porque la literatura responde a una realidad y siempre será mejor decir que el 69 es más bonito que el 70, dice el escritor René Avilés Fabila.

Es la primera reflexión sobre la libertad y creación literaria que hace René Avilés al hablar de la reciente reedición de Tantadel (Lectorum), pero también de los efectos que causó al mostrar a una mujer  de avanzada en 1975, cuando se publicó por primera vez en el Fondo de Cultura Económica.

La novela cabalga sola, como él dice, y “desde su primera edición sigue en camino. Se han hecho varias reediciones, como la de Lecturas Mexicanas, que la juntó con otra novela: La canción de Odette. Eso las marcó  y así se publicaron en la editorial Nueva Imagen, al lanzar mis obras completas. Luego las tomó la BUAP y las dejó tal cual. Ahora fue un acierto que Lectorum publicara sólo Tantadel. Después lo hará con La canción de Odette”.

Pero esto es sólo el sendero que ha llevado el relato por editoriales, dice el escritor en entrevista en su fundación ubicada en la colonia Narvarte. “Lo significativo es que en 1974, cuando escribía la novela, la idea era presentar a una mujer muy libre e independiente que hiciera lo que le diera la gana con su sexualidad. En ese tiempo y aún ahora las mujeres tienen ciertas restricciones personales o del entorno y el personaje “Tantandel” es lo contrario, es alguien de avanzada”.

Hay algo, explica, que no es de hace cuatro décadas, sino de largo tiempo e impide la libertad: “El conservadurismo. Soy profesor universitario y estoy en contacto permanente con jóvenes que tienen 22 o 23 años. Se están titulando de una carrera de comunicación, la cual produce un cierto tipo de personas más reflexiva, y aún así de pronto tienen muchas limitaciones sociales. La sociedad impone”.

También cuenta cómo algunos padres pusieron el nombre a sus hijas y “ahora me encuentro muchachas lo tienen”.

En este punto, el también autor de El solitario del Palacio recuerda que luego de una conferencia en la Preparatoria 5, una joven le acercó la novela de Tantadel para que se la firmará.

Para quién es, le pregunté, y me contestó: para Tantadel.

Me estás bromeando,

—No, así me llamo. A mis padres les gustó mucho la novela y me pusieron el nombre.

Ahora que apareció la novela en Lectorum, añade René Avilés, esta niña publicó en Facebook la foto de la novela y cuando ella era un bebé. “Parece que hubo una tantadelmanía. Es más, una vez conocí un salón de belleza con el nombre”.

Es que muestra la libertad que algunos desean, se le pregunta al escritor.

—Creo que es un personaje enigmático. En 1975, mi generación con José Agustín, Parménides García, Gustavo Sáinz… representábamos a la onda y ¡gruesa! Fuimos los avanzados, pero no por eso era mi intención crear un personaje de mujer deliberadamente provocativa e intensa. Quería tener un personaje a mi gusto: una mujer bella, inteligente y culta, características que atemorizan a los hombres. Estoy en el mundo de la universidad y de intelectuales y cuando alguno de ellos se topa con una mujer culta e inteligente, recula y dice ahí nos vemos. Es uno de los reflejos de una sociedad que no ha avanzado.

Pero la contradicción es que no veo a Tantadel como una novela realista, sino de ficción. Esto se observa en el personaje del hombre que inventa cosas y llega a tener cierto grado de locura: crea una esposa, le escribe cartas que nunca llegan porque no existe la dirección y todo esto para darle celos a ‘Tantadel’.

La crítica literaria norteamericana Norma Klahn hizo un análisis sobre Aura y Tantadel y fue algo interesante sobre los personajes. Lo pude leer porque el texto me lo regaló Carlos Fuentes en una de las dos ocasiones que nos vimos, añade.

—La novela marca un camino

—Fue un acierto. Sola cabalga y ha obtenido ventas y ventas. Por ejemplo, la edición de Lecturas Mexicanas fue de 40 mil ejemplares. Un número impresionante, porque las ediciones hoy son de 2 o 3 mil ejemplares. También es una novela corta como Aura, Las batallas en el desierto, Los de Abajo, De perfil… todas de temáticas diferentes, pero intensas.

Porque, añade, la libertad de expresión en la literatura es un acto de sinceridad. Y esto lo tiene Tantadel.

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