Opinión

Marvin Minsky muere, pero la Inteligencia Artificial continúa vigorosa

Consejo Consultivo de Ciencias
Consejo Consultivo de Ciencias Consejo Consultivo de Ciencias (La Crónica de Hoy)

Adolfo Guzmán Arenas*

Una gran figura de la computación, el profesor Marvin Minsky (Departamento de Ingeniería Eléctrica y Ciencias de la Computación, Instituto Tecnológico de Massachusetts, MIT) murió el 24 de enero de 2016, a los 88 años. Junto con el profesor John McCarthy (Departamento de Ciencias de la Computación, Universidad de Stanford) crearon en los años 50 la Inteligencia Artificial, una vigorosa rama de la Computación que ha cambiado la forma en que la sociedad percibe y usa las computadoras.

La Inteligencia Artificial trata de producir máquinas (y su software) inteligentes. Es decir, máquinas que exhiban comportamiento elaborado, complejo, tal que si vemos personas comportándose así, diríamos que son inteligentes. Máquinas que aprenden (a jugar, a caminar, a reconocer letras, a hallar señales en ruido fuerte...), que juegan con destreza (ajedrez, go, damas españolas...). Máquinas que analizan imágenes y entienden lo que hay en ellas, “lo que ven”. Sistemas expertos que diagnostican enfermedades a partir de síntomas o detectan patrones o comportamientos anómalos o fraudulentos en transacciones con tarjetas de crédito. Otras hacen deducciones complejas, inferencias y extrapolaciones. Robots que perciben sus ambientes, evitan obstáculos, planean sus movimientos y operaciones para lograr sus metas (a menudo ensamblan partes de una máquina o efectúan tareas arriesgadas en ambientes inhóspitos).

Minsky sembró esa semilla en un medio hostil e incrédulo. Está bien que las computadoras hagan operaciones aritméticas a gran velocidad y guarden cantidades enormes de datos, pero ¿reconocer un rostro o entender una orden hablada? En aquellos tiempos, era impensable; hoy es realidad.

Muchos de los progresos iniciales de la Inteligencia Artificial se desarrollaron en su laboratorio, el “AI Lab”, Laboratorio de Inteligencia Artificial del MIT: la representación simbólica, el lenguaje Lisp (creación de John McCarthy, en ese entonces en MIT); robots que apilaban bloques, programas para jugar ajedrez. Nuevos lenguajes de programación. Programas que resolvían integrales (una operación matemática compleja) en forma simbólica.

Tuve yo la fortuna de estar como estudiante en ese laboratorio en esa época (finales de los 60). “Toma imágenes de objetos que sean poliedros (cuerpos de distintas formas, con caras planas) y ve qué puedes hacer con ellos, Adolfo” me dijo Marvin. Era el verano de 1966, era el “Summer Vision Project”. En mi tesis de doctorado presenté un procedimiento (materializado en un programa en Lisp) para poder descomponer una imagen (una fotografía) en los distintos objetos que la forman, sin tener idea previa o preconcebida de lo que en ella pueda hallarse.

Pronto siguieron otros estudiantes (ahora respetables investigadores) esa línea: imágenes con sombras; robot que apila y planea cómo construir una torre, un arco u otras estructuras sencillas. También se inventaron y construyeron en el AI Lab máquinas que tienen Lisp como su “lenguaje de máquina” (están alambradas para ejecutarlo a gran velocidad), que posteriormente condujeron a productos comerciales de las empresas Texas Instruments, Symbolics y Lambda Machines.

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También en México se construyó una máquina que tenía Lisp como lenguaje principal: en el Instituto de Investigaciones en Matemáticas Aplicadas y Sistemas (UNAM, 1980) construimos un multiprocesador, pues tenía varios procesadores (cinco, con capacidad de crecer a 64). Trabajaban en forma simultánea: estos procesadores colaboraban para ejecutar cada uno partes distintas del mismo programa en Lisp, lo que se conoce como “procesamiento en paralelo”.

El lenguaje Logo, diseñado con Seymour Papert, el “brazo derecho” de Marvin, fue creado en esa época. De ahí salieron las tortugas (artificiales), manejadas por programas en Logo que los niños escribían. Y se divertían. La “Connection Machine”, máquina comercial formada por muchos procesadores sencillos, (la UAM adquirió una) surgió de ese ambiente fecundo.

Hay más contribuciones de Marvin Minsky:

El microscopio confocal de barrido (1957), que aumenta el contraste y también puede producir imágenes tridimensionales. Sólo se ilumina un punto del objeto a la vez, por lo que la luz barre el objeto para construir la imagen.

La descripción gráfica simbólica.

Las redes neuronales fueron estudiadas por Marvin. Construyó el primer simulador de ellas, y después indicó, junto con Papert, sus limitaciones, en el libro “Perceptrones”, que frenó la idea desmedida de que “las redes neuronales pueden aprender cualquier cosa, rápida y eficientemente”.

Un sintetizador musical llamado “MUSE”, con Edward Fredkin.

Los “marcos” (“frames” en inglés) que son descripciones de lo que acontece en un escenario (en un restaurante, en una fiesta de niños, por ejemplo): los personajes, qué hacen, qué sucede, el papel de cada quien, cosas a lograr o a evitar. Son como mini-obras de teatro, que nosotros representamos como conceptos en una estructura de datos llamada ontología, útil porque describe o captura la “semántica” de los conceptos (objetos) en ella representados. Los marcos fueron un paso más que Minsky dio hacia la labor de proporcionar a las máquinas un “sentido común”.

Marvin estuvo ligado a la computación en México. El Ing. Sergio Beltrán introdujo a México la primera computadora electrónica, con la que fundó el Centro de Cálculo Electrónico en la UNAM (CCE, 1958). Beltrán tuvo la visión de invitar a varios de los pioneros de la computación de aquella época a visitar México y el CCE. Así, los dos creadores de la Inteligencia Artificial, John McCarthy y Marvin Minsky, nos visitaron y hasta escalaron el Popocatépetl (no sé a qué altura llegaron).

Un poco después vino a radicar a México el profesor Harold V. McIntosh (“Mc”, recientemente fallecido en la ciudad de Puebla, 30-nov-2015), quien trajo al Centro Nacional de Cálculo del Instituto Politécnico Nacional su intérprete de Lisp, llamado MBLisp. Ahí, en 1963, de él aprendí a programar en Lisp, y construimos bajo su dirección el lenguaje “Convert” para manipulación simbólica de datos. McIntosh me animó a estudiar más, en EU. Visitamos al Prof. McCarthy en 1963 (trabajamos en ese invierno por un mes) y al AI Lab en MIT (1964), donde Mc era conocido por sus trabajos en MBLisp. Otra vinculación de México con la Inteligencia Artificial del MIT fue la visita de Edward Fredkin a Puebla en 2011. Vino a visitar a Mc.

La última vez que visité a Marvin y al AI Lab fue en 1977. Ernesto Bribiesca (IIMAS-UNAM, en aquel entonces en Detenal, lo que ahora es INEGI) y yo pasamos un verano en MIT; ahí terminamos de construir una manera de clasificar las formas según su parecido, lo que dio origen a los “números de forma”.

Minsky murió sabiendo que la semilla que sembró echó fuertes raíces y ha transformado la forma en que se maneja y procesa la información. Puede descansar en paz.

*Centro de Investigación en Computación del IPN

Miembro del Consejo Consultivo de Ciencias de la Presidencia de la República

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