Cultura

Narran la vida amorosa de Emiliano Zapata; tuvo 10 parejas y 15 hijos

El historiador Felipe Ávila cuenta que todas fueron reconocidas, pero a la que más quiso fue Gregoria Zúñiga. Presenta su libro "Las compañeras de Zapata"

Narran la vida amorosa de  Emiliano Zapata; tuvo 10  parejas y 15 hijos

Narran la vida amorosa de Emiliano Zapata; tuvo 10 parejas y 15 hijos

La Crónica de Hoy / La Crónica de Hoy

Emiliano Zapata tuvo 10 mujeres reconocidas que, posterior a su muerte, reclamaron sus derechos como herederas y se registraron ante el gobierno de Morelos para acceder a una pensión. Para esto, cada una de ellas tenía que llevar testigos que dieran fe de lo que decían y que los jefes zapatistas avalaran que, efectivamente, habían sido compañeras y/o madres de alguno de los 15 hijos del Caudillo del Sur.

No obstante, a la mujer qué más quiso y con la que pasó la tarde previa a su asesinato fue Gregoria Zúñiga, con quien se reencontró en Tepalcingo, Morelos, el nueve de abril de 1919, explicó Felipe Ávila, director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y autor del libro Las compañeras de Zapata, de Editorial Crítica.

“Gregoria Zúñiga relata -en una entrevista almacenada en el repositorio Voces Zapatistas del INAH- que el jefe Zapata fue el amor de su vida, pero también cuenta que tenía una hermana gemela a quien se robó primero el caudillo, que su gemela vivió con él varias semanas, pero que la picó una víbora y se murió. La enterraron, pero Zapata se había encariñado tanto con ella que decidió robarse a la otra gemela, a Gregoria o Goyita Zúñiga”.

Goyita estaba muy molesta por no haber sido la primera opción de Zapata y no lo quería ni quería irse con él, pero Zapata se la robó cuando tenía 15 o 16 años. “Emborrachó a su padre, Manuel Zúñiga, y estando borracho se la llevó. Su papá medio se dio cuenta de lo que estaba pasando y armó un escándalo, pero no pudo hacer nada. Goyita cuenta que su padre estaba tan enojado que les aventó una máquina de escribir mientras gritaba ¡A la tiznada, a la tiznada!, pero no pudo impedir nada”.

Con el tiempo, agregó el historiador, Zapata fue a pedir a Goyita oficialmente y aceptó el hecho consumado; también el coraje inicial de Goyita se fue venciendo, hasta que terminó enamoradísima de él por su cariño, atenciones y cuidado. “No me pagó mal”, decía.

-¿Cómo fue la última tarde en la que estuvieron juntos?

Goyita cuanta que ese día, en la víspera del viernes de Dolores, Zapata llegó a Tepalcingo junto a las tropas de Jesús Guajardo, quien fue su asesino, porque ya habían pactado una alianza y porque Guajardo le había ofrecido unirse al zapatismo. Anteriormente, Guajardo había pasado las pruebas que le había puesto Zapata y le había ofrecido entregarle todo el armamento que tenía guardado en la hacienda de Chinameca.

Gregoria también estaba en ese pueblo, pero se había tenido que esconder varias semanas en el Cerro del Olmo porque el ejército de Pablo González la había perseguido, así como lo hizo también uno de los que había sido jefe zapatista, pero que había traicionado a Zapata.

Entonces cuando llegó Zapata, él no sabía de Goyita, sino que preguntó por ella y le dijeron que habían denunciado su casa. Zapata se enojó mucho y arrestó al presidente municipal, Leobardo Flores, junto a Eutiquio Pérez y estaba a punto de fusilarlos por pensar que la habían denunciado, cuando llegó un hermano de Goyita a decirle que no los matara porque ellos no la habían denunciado ni estaba muerta, que estaba viva.

Acto seguido, Zapata le preguntó dónde estaba, le dijo en casa de una conocida y le dijo que le dijera que en un ratito la iba a ver, perdonó a quienes iba a fusilar y Goyita describe con mucho detalle y emoción esas últimas horas de Zapata vivo, cuando la recibió con un “¡Quiúbole!... Ay mi Chinaca, me contaron tantas versiones que ya decía yo ¿es posible que yo a esta mujer ya no la vuelva a ver?, que es la única que tengo”.

Cuenta que entraron a la casa en la que se escondía, que le dio de comer y beber y que en las conversaciones que tuvieron Zapata le decía que ya quería regresar a la vida privada, abandonar esa vida de lucha y peligro. Pensaba que con el armamento que le iba a entregar Guajardo iba a poder apoderarse nuevamente del estado de Morelos, que iba a hacer que se propagara la rebelón en contra de Venustiano Carranza y que Carranza iba a caer. Estaba muy optimista del futuro militar y político del zapatismo y le expresó sus deseos de dejar esa vida tan agitada y peligrosa.

Le dijo que lo esperara al día siguiente, el 10 de abril, en el cerro, en un lugar dónde se veían frecuentemente y le dio unas monedas de oro que traía envueltas en un paliacate y era todo lo que Zapata tenía. Zapata se fue en la madrugada del 10 de abril de Tepalcingo a Chinameca, donde lo asesinaron y Goyita lo estuvo esperando varios días en el cerro con la ilusión de que llegara, pero tuvo que convencerse de que no iba a llegar. Poco después se enteró de que lo habían matado.

-¿Cómo era un día de Zapata antes de que fuera el Caudillo del sur?

En Las compañeras de Zapata describo el testimonio de Irene Merino Barrientos, quien de niña vivió dos años con él en Anenecuilco, Morelos, donde vivía como un campesino típico.

Era la vida de un campesino tradicional que se levantaba al amanecer y desayunaba café muy temprano, que se iba a trabajar su tierra, sembraba sandías, chiles y maíz; tenía un almuerzo hacia las 10:00 u 11:00 de la mañana con tortillas, frijoles, chile y atole; seguía trabajando después del almuerzo hasta que caía el sol y regresaba a comer/cenar, a su casa, donde hacía distintas labores relacionadas con el sostenimiento del hogar, cuidaba a sus animales, tenía perros que lo acompañaban a la labor; convivía con sus amigos los fines de semana, le gustaba tomar cerveza, ir a fiestas y peleas de gallos; era muy buen jinete, le gustaba el jaripeo; era muy diestro haciendo suertes con las taquillas y novillonas; y que era también un campesino religioso.

HIJOS. De los 15 hijos que tuvo Zapata únicamente cinco pudieron llegar a adultos y se convirtieron en personajes reconocidos y con fama a nivel local, regional. La mortandad de sus hijos se explica porque muchas veces el ejército zapatista estuvo de retirada, sin controlar ninguna población importante y viviendo a salta de mata y su familia era particularmente vulnerable- “También eran perseguidos, tuvieron que vivir en los montes, cuevas, campamentos, escondidos, etcétera, es decir, en condiciones donde tanto las mujeres sufrían mucho y sus hijos morían por enfermedades infantiles, por desnutrición, picaduras de alacranes o serpientes"