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NFL, historias de un pasado violento y sin ley

La NFL era un terreno más salvaje e inhóspito en el pasado, aunque parezca absurdo, existen golpes o maneras de tacleo que hacen ver como juego de niños algunos de los actuales golpes que hoy son satanizados en la Liga.

Jugador de fútbol americano siendo tackleado
Jugador de fútbol americano siendo tackleado Jugador de fútbol americano siendo tackleado (La Crónica de Hoy)

La NFL decidió castigar con tres juegos de suspensión a Vontaze Burfict, linebacker de Cincinnati, por el artero golpe al receptor Antonio Brown de Pittsburgh, cuando este era completamente vulnerable, al final el duelo que sostuvieron ambos equipos el sábado anterior.

La acción, muy violenta a primera vista, muestra como Burfict fue a buscar el golpe al casco de Brown. Y aunque no lo hizo deliberadamente usando su propio casco como arma, si utilizó su hombro.

Sin duda, la sanción es ejemplar y sentará precedente para acciones similares en el futuro, lo que hará pensar a más de un jugador defensivo antes de intentar golpear a un rival con el objetivo de lesionarlo; sin embargo, existe una verdad que no se puede ocultar: La NFL era un terreno más salvaje e inhóspito en el pasado, aunque parezca absurdo, existen golpes o maneras de tacleo que hacen ver como juego de niños algunos de los actuales golpes que hoy son satanizados en la Liga.

Lo anterior no pretende ser una aceptación a la violencia en el emparrillado, ni el perdón para los jugadores actuales que golpean con el afán de intimidar o lesionar, sólo es una comparación de que antaño la guerra física era más brutal y la pregunta es: ¿A qué sanción se habrían hecho acreedores defensivos como Chuck Bednarik, Mike Curtis, Jack Tatum, Dick Butkus, Fred Williamson, Jack Lambert o Leonard Marshall? Seguramente a algunos los habrían castigado por varios juegos, una temporada completa y en otros casos hasta una expulsión de la Liga.

Williamson, un defensivo profundo muy agresivo, quien jugó para Pittsburgh, Oakland y Kansas City, y que se hacía llamar “The Hammer”, deliberadamente golpeaba a sus rivales utilizando técnicas de Karate. Nunca se inmutaba al asegurar que lo hacía. De hecho, antes del Super Bowl I contra Green Bay, sentenció que con uno de sus golpes podría noquear a los jugadores Carroll Dale y Boyd Dowler. La liga, en ese entonces dirigida por el Comisionado Pete Rozelle, jamás hizo comentario alguno a Williamson por su desfachatez. Durante todo el juego “The Hammer” intentó golpear a alguno de los Empacadores, pero al final él fue quien salió noqueado al estrellarse contra la rodilla de un jugador de Kansas City.

En especial dos defensivos se ganaron la fama dar golpes más allá de lo permitido continuamente, especialmente buscando el cuello del rival sin que fueran sancionados. Nos referimos a Bednarik y Curtis.

El  primero, que fue uno de los últimos hombres llamados de 60 minutos por jugar dos posiciones en un juego (linebacker y centro con Filadelfia). En 1960 se inmortalizó con uno de los golpes más celebres y brutales de la historia de la NFL al impactar a Frank Gifford,  receptor y celebridad de los Gigantes. Gifford recibió el balón por el centro del campo y Bednarik lo derribó al golpearlo con el antebrazo en el cuello, como si fuera un candado. Gifford quedó inconsciente mientras Bednarick celebraba su tacleada. El jugador de Nueva York estuvo fuera del futbol americano por 18 meses.

De Curtis, basta saber que su apodo era el “Animal”. Su manera favorita de tacleo era aplicar una llave al cuello de los rivales y prácticamente colgarse de ellos. Las escenas de Curtis son brutales, y sin embargo era visto como algo normal.

Mike Curtis

De la misma manera, Butkus, quizá el mejor linebacker central de la historia y quien jugó para Chicago en los 60 y 70, era una pesadilla que intimidaba a golpes. Su sólido golpeo iba complementado con la “sutileza” de azotar al contrario contra el césped. Le llamaban rudeza natural del juego.

Dick Butkus

Otro que no pocas veces usaba la barra del casco para clavarla en sus rivales era el linebacker de Pittsburgh, Jack Lambert. Llamado “El Conde” porque sólo mostraba sus colmillos a falta de sus dientes frontales, Lambert fue un tipo que a pesar de no tener la talla de un linebacker de ahora, lo compensaba con una intensidad brutal. Lambert intimidaba a golpes y palabras, y hasta amenazas. Basta ver sus videos.

Acciones violentas han existido muchas, pero junto con aquel golpe de Bednarick, hay dos más que son dignas de destacar por la salvajez con que se llevaron a cabo y que la Liga jamás castigó.

En el Juego de Campeonato de la Conferencia Nacional de 1990, durante el último cuarto. El ala defensivo Leonard Marshall salvó a los Gigantes pero a qué precio. En una jugada rota, Joe Montana, el mariscal de San Francisco, ya se plantaba para lanzar profundo a Jerry Rice, cuando por la espalda un tanque blanco con el número 70 literalmente lo atropelló.

Leonard Marshall

Si, ante la desesperación por detener a Montana, que de enviar ese pase sería una anotación segura, Marshall golpeó con toda su fuerza al pasador por la espalda, con el casco por delante. La acción no sólo fue un balón suelto sino que a Joe le provocó una seria lesión en el esternón, el abdomen, le fracturó las costillas, una mano y lesionó de gravedad el codo derecho. El mismo Montana ha dicho que tras ese golpe pensó que se moriría en el campo, pues no podía respirar. La lesión dejó al pasador dos años fuera de los emparrillados. En la jugada no hubo ni siquiera un pañuelo amarillo por rudeza al pasador.

Pero ninguna acción se compara con la brutalidad mostrada por aquel defensivo profundo de Oakland llamado “El Asesino”, nos referimos a Jack Tatum.

Desde novato mostró una agresividad por encima de lo legal. En su primer juego profesional, en 1971 ante los Potros, entonces de Baltimore, noqueó a dos jugadores con golpes por demás violentos. John Mackey y Tom Mitchell, ambos alas cerrados, no pudieron continuar en el encuentro.

Su sucia manera de jugar contagiaba a sus compañeros y la prueba de ello fueron las acciones asesinas del otro profundo de los Raiders, George Atkinson, quien en el Juego de Campeonato de la Conferencia Americana de 1975 golpeo suciamente al receptor de Pittsburgh Lynn Swann, quien fue retirado en camilla. La escena fue dramática cuando inconsciente es llevado en brazos por Joe Greene.

Lynn Swann

Un año después, durante el Super Bowl XI contra Minnesota, Tatum golpea con su casco la cabeza del receptor Sammy White, quien pierde el casco, el ovoide y queda noqueado.

La más brutal fue durante la pretemporada de 1978 en un juego ante Nueva Inglaterra. En un pase alto al receptor Darryl Stingley, Tatum lo golpeo en el aire de tal manera que éste giro y al caer tuvo una lesión en la espina dorsal que lo dejó parapléjico por el resto de su vida. Los oficiales no marcaron nada ni en ese momento  ni después. Tatum jamás se disculpó por aquel golpe.

Jake Tatum (32) y George Atkinson (43)

Es verdad, que la NFL hace lo correcto al sancionar en la actualidad acciones de violencia como las de Burfict, sin embargo queda claro que la Liga era un lugar mucho más brutal e inhóspito hace cuatro o cinco décadas, donde todo estaba permitido, incluso dejar fuera de combate al adversario.

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