Opinión

Veo ángeles caídos

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Represión Un manifestante es arrestado este miércoles durante las protestas provocadas por las redadas migratorias en Los Ángeles (ALLISON DINNER/EFE)

¿Cómo llegamos a esto? Esta crisis, acaso terminal de la relación entre México y Estados Unidos, comenzó cuando los ciudadanos americanos comenzaron a atestiguar los daños del fentanilo, que vuelve zombis a sus víctimas antes de aniquilarlos. Los muertos se contaban por decenas de miles. Las imágenes del dolor y la muerte llegaron a los principales noticieros y a las primeras planas de los diarios. Los ciudadanos entraron en pánico y comenzaron a culpar a su gobierno de no hacer nada para detener el tráfico y detener la masacre ocasionada por el opioide.

Justo en la parte más álgida de la crisis del fentanilo comenzó el proceso de cambio en la Presidencia de Estados Unidos. El republicano Donald Trump, que ya había sido presidente y que estaba fuera de la cárcel de milagro, vio la contienda como su tabla de salvación y enarboló como bandera principal el combate directo contra los traficantes de fentanilo, a quienes se consideraría grupos terroristas. Los traficantes resultaron ser carteles mexicanos y socios chinos, una combinación perfecta para la propaganda trumpista.

En poco tiempo, Trump tomó la ventaja en la campaña, se salvó de un intento de asesinato por una pulgada, ganó la elección y regresó al Salón Oval desde donde le ha hecho la vida casi imposible a México. Lo curioso es que el fentanilo ha ido pasando a páginas interiores para dejar espacio a las notas que reseñan la batalla contra los migrantes indocumentados, casi todos de origen mexicano. El tráfico de fentanilo desde México a Estados Unidos se ha reducido a su mínima expresión. Si las ventas siguen altas es porque entra por Canadá o porque se fabrica dentro de territorio norteamericano.

El otro gran tema de Trump, el de los aranceles, que según él traerían una nueva era de riqueza para EU, descarriló. Los aranceles han sido un fiasco y para cualquier efecto práctico puede decirse que China ganó también esa batalla. Trump, que arrancó muy gallito, ya es un polluelo que busca un acuerdo comercial con China, gigante al que no puede vencer. ¿Qué le queda para congraciarse con su electorado? Pues meter el acelerador en la cuestión de la migración indocumentada y por eso, para generar un escándalo mediático, mandó a los agentes del ICE a realizar redadas en Los Ángeles, la segunda ciudad con más mexicanos en el mundo.

Trump ha tenido una semana redonda. Las imágenes de los disturbios, con la bandera mexicana ondeando entre el humo, le permiten repetir que criminales extranjeros invaden EU y además aprovecha para golpear al gobernador de California, uno de sus principales rivales políticos. En contraste, la presidenta mexicana, Claudia Sheinbaum, ha tenido una de las semanas más difíciles de su mandato, ya que es particularmente complejo elegir un tono adecuado en la respuesta. Hay de defender sin provocar. Ya se vio que todo lo que diga puede ser usado en su contra, como se demostró con las acusaciones de la secretaria de Seguridad Interior de EU que la acusó de estar detrás de las movilizaciones en Los Ángeles.

La mala noticia para México es que Trump ya detectó que la ofensiva contra los migrantes le puede dar réditos políticos y puede mantener entretenidos a los votantes, de modo que irá tan lejos como sea necesario. Las presiones sobre Palacio Nacional no tienden a disminuir, nada de eso, desde el Salón Oval se buscará dar golpes definitivos para tener al gobierno mexicano en un puño. Lo de los migrantes seguirá en Los Ángeles y otras ciudades, y pronto comenzarán a filtrarse nombres de políticos mexicanos con posibles nexos con el narco. Que no cunda el desaliento, pero hay que asumir que lo más complicado está por venir.

jasaicamacho@yahoo.com

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