Opinión

Debates electorales

En Quintana Roo, Oaxaca, Hidalgo, Aguascalientes, Durango y Tamaulipas, tendremos en poco tiempo las elecciones de gubernaturas. Y como parte de las campañas, siempre llaman la atención los debates. Estos son diálogos que se realizan entre candidaturas al mismo puesto de elección popular, en los que se presentan y refutan tanto diagnósticos de la situación política como propuestas legislativas o de gobierno. Se realizan en periodo de campañas.

Debate entre los candidatos a la gubernatura de OaxacaF

Debate entre los candidatos a la gubernatura de OaxacaF

Cuartoscuro

Estos ejercicios de comunicación son diferentes a las mesas redondas o entrevistas. Las primeras implican la realización de un panel en el que pueden participar, además de las candidaturas, personas expertas o representantes de la comunidad, analizando un corto número de asuntos; las segundas consisten en un diálogo con una o más personas periodistas, que le formulan preguntas a la candidatura.

Los debates participan de la mesa redonda en que son paneles con varias personas participantes. Sin embargo, a diferencia de ellas, en los debates resulta fundamental el intercambio de opiniones entre las candidaturas, mediante el contraste tanto de sus diagnósticos como de sus propuestas, e incluso de sus personalidades.

Con la entrevista se comparte la formulación de preguntas, pero en los debates sirven para detonar el intercambio de opiniones más que para obtener una respuesta directa y precisa.

La organización de los debates electorales en México está prevista en principio por las leyes electorales. Como regla general, se prevé que los mismos sean organizados por el Instituto Nacional Electoral o los Organismos Públicos Locales Electorales dependiendo la naturaleza federal, local o municipal del cargo al que contienden las candidaturas; en caso de que los realice alguna otra instancia, como universidades o asociaciones de la sociedad civil, deben de cumplirse con los lineamientos que fijen las autoridades electorales.

Para la correcta realización de un debate electoral, deben considerarse los principios de certeza y equidad. El primero a fin de que se conozcan con antelación las reglas a las que se va a sujetar, así como los temas que se abordarán e incluso las personas encargadas de su conducción. El segundo importa que se invite a todas las candidaturas al mismo cargo, con independencia de su posición en las encuestas, así como el trato igualitario a todas tanto en los actos preparatorios como en los del debate.

Por ejemplo, no sería correcto que se omita invitar a una candidatura, o se establezcan reglas que favorezcan a alguna. Tampoco que se informe por anticipado los temas a una de las personas participantes, mientras que a otras se les da noticia de los mismos posteriormente; o que quien modere otorgue más tiempo a una candidatura en detrimento de las otras.

Se puede hablar de una etapa preparatoria del debate, que implica entre otros actos la fijación de las reglas, la realización de las invitaciones, la definición de los temas que se abordarán, así como de las personas encargadas de conducir el encuentro; también de elegir el lugar en que se realizará y preparar las cuestiones técnicas relativas a la transmisión.

El debate, en sentido estricto, sería el encuentro entre las candidaturas y el intercambio de sus ideas, propuestas, afirmaciones y refutaciones, en el lugar así como en el horario acordado.

El postdebate, que cada vez ha cobrado mayor importancia, consiste en el estudio del evento que suelen realizar los medios de comunicación, ya sea mediante crónicas, mesas de análisis, entrevistas, entre otras. Suele proyectarse con mayor o menor fuerza en las redes sociales.

Los debates suelen transmitirse por los medios de comunicación electrónicos, pero los medios digitales también han permitido ampliar la cobertura de estos, así como su impacto. Y, desde luego, pueden ser un instrumento de información para decidir el voto.

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