Opinión

¡Dogs save (¿saved?) the queen!

Una vez el llamado anterior, permítaseme pasar de la independencia al asunto monárquico del momento, ya que desde que se desconoció lo que terminó pasando, al fallecimiento de cada uno, con los perros de mi queridísimo y admirado Carlo Coccioli, y luego con la posterior disolución social de los tan amados gatos de Carlos Monsiváis, fue que me sobrevino una inquietud eterna por el sufrimiento que pueden atravesar los animales ante la pérdida de su principal protector, preguntándome constantemente qué es lo ético y prudente ante tal riesgo y por lo que hoy me siento acongojada y triste ante el futuro que les espera a los chuchos que sobrevivieron a Isabel II, que tantísimo los amó; desde el primero que tuvo en su infancia, cuando su padre, el Rey Jorge VI llevó a casa a DOOKIE, en 1933, hasta los que dejó en la orfandad, y así como a ellos a sus bellísimos caballos (que realmente no padecerán su ausencia), en esa dualidad inexplicable de quienes lo mismo conviven embelesados con sus canutos y cuacos, que cazan sin piedad a un pobre venado o desvanecen a una ave en pleno vuelo para luego engullirla. En fin, que a partir de la muerte de LA REINA tengo curiosidad de saber si al menos… partiendo de que la Princesa Ana, única hija de la monarca, permaneció 24 horas al lado de su madre mientras transitaba su partida… habrán permitido a esas criaturas despedirse de su Isabel, y cuál será la reacción de CANDY, MUIK y SANDY cuando se vean sin los constantes mimos de la monarca e impedidos para deambular a su antojo por todas las habitaciones de los castillos. Según se ha informado, los dos dorguis (cruza entre Corgi y Dachshund) quedarán con el hijo Andrés, quien los llevó a su madre en el 2021 (a pesar de que era su deseo no tener más perros) para animarla cuando su esposo Felipe murió, y el tercero, un Corgi, permanecerá con Carlos III. Sea como sea, serán separados y ya no recibirán el mismo trato preferencial y cariñoso al que estaban acostumbrados. Sólo es cuestión de ver las innumerables graficas y videos donde LA REINA se luce interactuando con ellos sin reprimir sentimientos, y aquellas tomas donde destaca el meneo del trasero de los perros -delator indiscutible de su amplio consentimiento- cuando iban de un lado a otro entre las oficinas y aposentos de la soberana, manifestaciones que ahora contrastan con las del berrinchudo heredero durante recientes actos oficiales, y que aunque perrero y amante de los caballos, nunca se ha mostrado como su madre. Sin embargo, pueda que sus actitudes presentes obedezcan a la repentina presión a la que está siendo sometido sin habérsele permitido procesar el duelo… entonces… está sacando su dolor y coraje a través de boberías. Siendo así, a saber qué terminará decidiendo sobre los huerfanitos. El caso es, pues, que…

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La estabilidad de Su Alteza finada en gran parte se debió a la múltiple compañía perruna que le permitió desahogarse y mostrar abierta y públicamente sus sentimientos, primero con algunos de los labs que tuvo desde muy niña, y posteriormente a partir de la corgi SUSAN y sus 32 descendientes con los que se conformó el Linaje de la Corona Británica de una raza galesa que para el 2015 fue declarada por el Kennel Club en peligro de extinción y de cría vulnerable, y que comenzó su recuperación a partir de la aparición de algunos de sus representantes dentro la serie The Crown.

Seguramente todos esos angelitos peludos que fueron su salvavidas, como suelen serlo tooooodos los perros, la recibieron ¿o recibirán apenas? alegremente a su llegada a esa dimensión de la que nunca se vuelve.

Ilustración de la reina

Ilustración de la reina

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