Hasta hace muy poco, la idea de que Estados Unidos pudiera encaminarse a otra Guerra Civil era algo inconcebible. Sin embargo, de repente está en la mente y la opinión no solo de algunos ciudadanos, sino en la de muchos de los mas respetables analistas políticos del país.

La posibilidad de un conflicto de estadunidenses contra estadunidenses ha pasado de plática de pasillo a titulares de la prensa analítica. Existe gran temor de que lo ocurrido el 6 de enero de 2021, cuando un violento grupo trató de frenar la ratificación de Joe Biden como presidente, haya sido solo el primero de acontecimientos similares.

Ese día grupos de derechistas armados, seguidores de Donald Trump, que sostienen que les robaron la elección, irrumpieron en el Capitolio en Washington, ocasionando cinco muertes y dejando decenas de policías heridos, caos y destrucción que nunca se había dado en 225 años de transición pacífica.

La revista The New Yorker se preguntó en un artículo si “¿Habrá Guerra Civil?”, mientras en el diario The New York Times una columna comentó si estará el país encaminándose realmente a eso. A su vez, tres afamados generales retirados del ejército, advirtieron en The Washington Post que un nuevo ataque como el ocurrido podría llevar a una guerra interna.

El mero hecho de que se hable de lo que hasta hace poco era impensable es para muchos más que preocupante. Después de todo, una reciente encuesta encontró que 40 por ciento de los republicanos y 23 por ciento de los demócratas, en otras palabras millones de estadunidenses, consideran justificables los ataques violentos a la autoridad y el gobierno.

Otra encuesta encontró que la mayoría de los republicanos y un 41 por ciento de los seguidores de Biden están de acuerdo en dividir al país, mientras la congresista de extrema derecha Marjorie Taylor Greene, está llamando a un “divorcio nacional”.

El problema es que ambos bandos, conservadores y progresistas, se creen los salvadores de la democracia y están convencidos que el otro es una amenaza y que su voto y sus derechos no son respetados. Los derechistas blancos parecen resentidos hacia los inmigrantes y gente de color.

El New York Post ha dicho que la división ideológica es profunda y es real, pero no existe la división geográfica necesaria para una guerra. Además, las partes tampoco tienen ejército, argumenta Político.

Pero nadie puede negar que tan solo la mención de una Guerra Civil es aterradora. Después de todo, es esta una sociedad que ha tenido violencia a lo largo de toda su historia, desde el genocidio de los indios americanos hasta la esclavitud, una guerra de Secesión bastante sangrienta y cuatro presidentes asesinados.

No ayuda que 400 millones de armas estén en manos de civiles, no en balde 40 mil personas mueren cada año a causa de eso. No hay tampoco remordimiento por la industria militar que cobra millones de vidas en el extranjero.