Opinión

Guardia Nacional, que hablen los resultados

Lo importante, al final del día, son los resultados. No le busquen, la Guardia Nacional es lo que hay. De aquí a septiembre del 2024 es la única sopa.

El debate urgente es qué hacer para que la GN se acerque a su objetivo de brindar paz y seguridad a la población. No le resto importancia a la polémica sobre el camino escogido por el presidente para formalizar el paso de la Guardia a la Sedena. AMLO elige por principio el camino corto, si coincide o no con las disposiciones legales es algo que al mandatario le tiene sin cuidado.

La Guardia ya es en los hechos parte del Ejército: la conforman militares, la comandan militares que rinden cuentas a otros militares. Desde luego el alto mando quiere que esto tenga sustento legal, pero en el día a día eso no los detiene. Lo que los ciudadanos tienen que exigir a las fuerzas armadas son resultados concretos en materia de seguridad. En materia de seguridad, repito. Si hacen bien o mal aeropuertos, trenes, si manejan aduanas, es una distracción perjudicial porque genera ambiciones, celos, complicidades, apetitos comprensibles de dinero y poder que a la larga afectan lo sustantivo que es, repito, la seguridad.

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Si las fuerzas armadas tienen todo eso con más razón deben cumplirle a la sociedad en seguridad, cuidando sus vidas, sus bienes, su derecho a la paz. La impresión es que el general secretario dedica sus afanes principales a sintonizarse con el discurso presidencial y en asumir como suya la narrativa de la realidad que fabrica la mente del político tabasqueño que es, por decir algo, tortuosa.

La Sedena es una institución del Estado mexicano, no un agente de la 4T. Hay fragmentos de los discursos del general que parecen redactados en la oficina de Mario Delgado. La forma es fondo, que nadie lo olvide. Varios de los mejores servidores públicos que conozco son militares. Ellos tienen que decir para qué quieren a la Guardia y cuáles son sus alcances reales. Lo que nos lleva de vuelta al tema de los resultados.

La propuesta esa de “abrazos, no balazos” es un disparate, nadie lo discute, pero si gracias a ella se reduce la violencia, se achica a las bandas criminales, se recuperan territorios ocupados por la mafia, se pone frente a un juez a los capos, nadie la criticaría, pero el hecho real es que esa estrategia le ha servido a los criminales para crecer y multiplicarse, para pertrecharse mejor, para acumular ganancias, para expandir su gama de delitos, para desafiar al gobierno y salirse con la suya, como ocurrió en Culiacán y como en Jalisco y Guanajuato hace un par de días.

Lo que se requieren son resultados. No hay manera de que la Guardia Nacional se transforme, por unas palabras mágicas bien intencionadas, en una organización civil. Eso ya fue. Lo que queda es hablar sobre la forma en que siendo una organización castrense cumpla con su cometido. Hay escasa información sobre lo que hace y de sus logros. Si los tiene son desconocidos. Lo que trasciende es que después de un hecho criminal de alto impacto, un contingente de la Guardia Nacional patrulla la zona. Eso qué. Después de unos días se van y el hecho de alto impacto por el que los llamaron queda impune, hasta que ocurre otro hecho de alto impacto y otro contingente de la Guardia llega a patrullar, deambula por ahí unos días y otra cosa. ¿Qué más hace? ¿Cuáles son sus logros? Que los resultados hablen.