Opinión

Feminismo, feminicidios y desapariciones

Lo salvó la campana: el presidente Andrés Manuel López Obrador, estaba contra las cuerdas. La presión del movimiento feminista estaba en su apogeo a principios de 2020: el 18 de febrero de ese año la organización feminista veracruzana “Brujas del Mar”, convocó a realizar una manifestación el 8 de marzo y un paro nacional el 9 de marzo. La respuesta fue impresionante.

Miles de mujeres se manifestaron en contra de la violencia de género con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Miles de mujeres se manifestaron en contra de la violencia de género con motivo del Día Internacional de la Mujer.

Cuartoscuro

En la Ciudad de México se llevó a cabo, ese 8 de marzo, una marcha del Monumento a la Revolución a la Plaza de la Constitución en la que participaron unas 80 mil personas. Hubo réplicas en Guerrero, Yucatán, Oaxaca, Zacatecas, Veracruz, San Luis Potosí, Puebla, Sinaloa y Chiapas. Al día siguiente, se llevó a cabo el paro nacional en el que, se calcula, hubo 22 millones de mujeres que se solidarizaron.

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El enojo contra el Jefe del Ejecutivo tiene un motivo: la violencia contra las mujeres y las desapariciones han aumentado: “Sobre la problemática de mujeres y niñas desaparecidas, de acuerdo a la información de las Fiscalías y Procuradurías estatales de 9 estados del país, en 2019 desaparecieron 7 mil 654 mujeres y niñas, de las cuales 5 mil 533 fueron localizadas vivas, 85 fueron localizadas sin vida y 2 mil 43 siguen pendientes de localizar” dijo María de la Luz Estrada, Coordinadora del Observatorio Ciudadano Nacional de Feminicidios (OCNF). Durante el primer semestre de 2020, 73 por ciento de los homicidios de mujeres clasificados como dolosos fue perpetrado con arma de fuego, con un aumento de casi 14 por ciento en relación con el primer semestre del año previo.

Obviamente, para desacreditar al movimiento feminista, hubo grupos violentos infiltrados que causaron disturbios, destrozos y pintas. También provocaron enfrentamientos con policías; pero esa es una artimaña de sobra conocida.

La campana que salvó a López Obrador de la vapuleada que estaba recibiendo por parte del movimiento feminista fue la pandemia de Covid-19: una semana después de la manifestación del 8 de marzo se declaró el confinamiento y con ello la movilización vino a menos.

En el lapso transcurrido entre aquellas memorables jornadas y el día de hoy las cosas no han mejorado: en 2021 se registraron mil 16 feminicidios según datos del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública. En el primer semestre de 2022 van 493 casos de feminicidios. Conviene destacar que México cuenta con una de las tasas de feminicidios más altas del continente: 10 mujeres asesinadas al día.

Entre los asesinatos de mujeres que han tenido mayor impacto en la opinión pública se encuentran: el de Abril Pérez Sagaón, ocurrido el 25 de noviembre de 2019. Los autores materiales ya están en prisión; pero su exesposo, Juan Carlos García Sánchez, autor intelectual, sigue prófugo. Ingrid Escamilla, asesinada por su pareja sentimental, Francisco Robledo, el 11 febrero de 2020 (en la manifestación del 8 de marzo de 2020 varias manifestantes llevaban carteles con su imagen). Debanhi Susana Escobar Bazaldúa, desaparecida el 8 de abril de 2022 y cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en una cisterna en el municipio de Escobedo, Nuevo León, días después. Luz Raquel Padilla, madre de un niño autista, quien había recibido amenazas de sus vecinos y pidió protección a las autoridades, murió a consecuencia de que un grupo de personas, el 16 de julio de 2022, le roció alcohol y prendió fuego en un parque de Zapopan, Jalisco; Luz falleció el 19 de julio tras tres días de agonía. La saxofonista María Elena Ríos Ortiz declaró al “The Washington Post”: “Soy sobreviviente de un intento de feminicidio perpetrado con ácido por órdenes del exdiputado del PRI, Juan Antonio Vera Carrizales (8/08/2022)

A la tragedia de los feminicidios debemos añadir el drama de las desapariciones: el pasado 16 de mayo, México superó los 100 mil desaparecidos: “Durante su última visita a México, el Comité contra las Desapariciones Forzadas de Naciones Unidas denunció que el crimen organizado es el perpetrador central de estos hechos, aunque señaló como responsables a funcionarios públicos.” (BBC, 31/05/2022).

Valga un ejemplo: Erika Navarro cuenta que su hija Frida Flores desapareció el 29 de agosto de 2021 en Sabinas, Nuevo León: “Me dijo que iba a comer con unos amigos y me dijo que estuviera tranquila, que no se iba a tardar…Lo que pasó fue que al salir de un restaurante con una amiga, las abordó una camioneta. Las subieron a las dos…A la amiga la bajaron cerca de su casa, pero a mi hija se la llevaron. Ahí se pierde el contacto y ya no se sabe nada.” (Idem.)

En el rubro de las desapariciones forzadas, debemos resaltar el caso de Tenancingo, Tlaxcala, “la capital de la trata de personas.” En esa localidad de apenas 10 mil habitantes cerca del 10 por ciento de la población se dedica al reclutamiento, explotación sexual y venta de mujeres: “De aquí han salido las más importantes familias de proxenetas o ‘padrotes’, como dicen los mexicanos, y según el gobierno de Estados Unidos, es el mayor foco de trata de personas de Norteamérica.” (22/05/2012).

Aun con la pandemia, el 28 de septiembre de 2021, se llevó a cabo una manifestación feminista en la que Palacio Nacional fue protegido por siete barreras de contención metálicas. Al final hubo claros indicios de actuación de los grupos infiltrados. Eso le sirvió a López Obrador para descalificar al movimiento en su conjunto y tacharlo de “conservador”. “En conferencia de prensa matutina…el mandatario ha afirmado que el movimiento pretende ‘afectar’ a su Gobierno y lo ha acusado de responder a intereses contrarios a su Administración.” (El País, 29/09/2021)

En efecto, la misoginia siempre distorsionara una correcta visión de la realidad.

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