Opinión

El fin de la pandemia

En un editorial publicado el pasado 19 de enero en la revista Lancet, Cristopher Murray, el director del Instituto para Métrica y Evaluación de la Salud de Seattle, Washington (Institute for Health Metrics and Evaluation [IHME]) da una explicación clara y precisa sobre lo que se piensa que va a suceder con el COVID durante los próximos meses (doi.org/10.1016/ S0140-6736(22)00100-3).

El IHME en Seattle es una organización muy seria que se ha dedicado por años al análisis matemático y computacional del comportamiento de las enfermedades. En él trabaja gente experta en diversas enfermedades y en análisis bioestadísticos de la más alta complejidad y, por lo tanto, lo que ellos publican y dicen tiene muy alta credibilidad en la comunidad de ciencias de la salud. Es un orgullo que mi buen amigo, Rafael Lozano, quien fuera investigador del Instituto Nacional de Salud Pública, sea miembro de tan prestigiada institución.

En la editorial que comento, el director del IHME, presenta una serie de conjeturas, datos y predicciones en torno a la pandemia que vale la pena comentar en este espacio. Primero dice que, de acuerdo con las estimaciones del IHME, calculan que alrededor del 17 de enero había en todo el mundo, 125 millones de infecciones por día debido a ómicron, lo que es 10 veces mayor de lo que sucedió en abril del 2021 por la variante delta. De acuerdo a sus cálculos estiman que, entre noviembre de 2021 y marzo del 2022, 50 % de la población mundial va a haber sido infectada por esta variante. Aunque las predicciones dicen que el COVID ha aumentado 30 veces entre noviembre y enero, los reportes son de que ha crecido 6 veces y la razón de la discrepancia es muy probable que sea por la alta prevalencia de casos asintomáticos. Según comenta, los datos previos a la existencia de ómicron sugerían que hasta el 40 % de los casos eran asintomáticos, pero que con ómicron se cree que esto ha aumentado al 80 o 90%. Es decir, que por cada persona que uno sepa que tiene COVID con síntomas, debe haber otros 8 o 9 que también lo tienen, pero no presentan ninguna molestia. Por ejemplo, un estudio en Sud África mostró que de 230 individuos sanos que acudieron con la intención de ingresar en un estudio clínico, el 31 % (71 sujetos) resultaron por PCR positivos para SARS-CoV-2, con la variante ómicron. Otro ejemplo que cita es que la positividad del análisis para detección de SARS-CoV-2 que se hace a todo paciente que ingresa al centro médico de la Universidad de Washington en Seattle, nunca excedió de más del 2 % durante toda la pandemia, mientras que solo en la primera semana de enero fue mayor al 10%.

Afortunadamente, la infección por ómicron con mucho menos frecuencia es grave como con las variantes anteriores. Los casos de COVID han aumentado en más de 10 veces, no así los casos que necesitan intubación. Sin embargo, aunque la mayoría son leves, están ocurriendo tantos casos que sí estamos viendo personas graves y los hospitales se van saturando.

Finalmente, Murray predice que el COVID seguirá existiendo por siempre, pero que al terminar la ola de ómicron se acabará la pandemia y quedará como una enfermedad respiratoria que se presente por temporadas, parecido a lo que sucede con influenza, pero ya no como pandemia. Ojalá y esté en lo cierto. Como la influenza, en personas con factores de riesgo seguirá siendo una enfermedad peligrosa que cobre vidas, a menos que sigan surgiendo tratamientos específicos anti-COVID.

Foto: Especial

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