
Sin duda, uno de los dulces que más han conquistado los paladares mexicanos es el Miguelito, ese chilito que se ha convertido en la golosina más versátil hasta el día de hoy, pues no solo se consume a través de ese pequeño sobrecito, sino que es el acompañante perfecto en la fruta y hasta en las famosas ‘micheladas’. No obstante, la historia detrás de este popular dulce es tan peculiar como fascinante… ¿Ya la conoces?
¿Cómo nació Miguelito y quién es el dueño?
Esta gama de dulces, que ha permanecido por más de 40 años en la cultura popular de México, jamás hubiera sido posible si Valente González no hubiera padecido el despido de su trabajo por allá de 1970. Sin embargo, este hecho fue la punta de lanza que impulsó al fundador a materializar este sueño.
El sueño empezó de una manera sencilla. González recibió como indemnización una máquina manual y un refrigerador usados para envasado. Con ese equipamiento básico, luego de varias pruebas y diseño de recetas, a finales de 1971 creó el producto que daría origen a la marca: el Chamoy Miguelito.
De inmediato, don Valente puso manos a la obra y con producto en mano, montaba en su bicicleta e iba a ofrecer sus productos a las tiendas y negocios más próximos a su domicilio. Le buena aceptación de los consumidores fue tal, que lo que empezó como un mini proyecto, pronto fue tomando forma y creciendo.
Entre 1973 y 1974 dio el salto hacia los “polvos enchilados Miguelito”, ampliando sabores con naranja, limón y piña. Luego, en la década de los años 80, el catálogo de productos se expandió con las paletas y caramelos macizos de todos los sabores, y con una gran variedad de presentaciones como el clásico chamoy o con chile.
A pesar de su éxito, la empresa ha enfrentado retos. Por ejemplo, en 2007 reportaron que se afectó la imagen de la marca cuando se denunció que algunos productos supuestamente contenían plomo. Dulces Miguelito respondió que era posible que se tratase de producto pirata y que ellos tenían estudios que aseguraban la inocuidad.
¿Por qué el logo es un ángel?
Sin duda, la iconografía de los Dulces Miguelito se ha vuelto icónico y, seguramente, cuando pensamos en este dulce viene a nuestra mente el ángel que sostiene un arco con una flecha. Bien, pues existen versiones en torno a la invención de este símbolo. Por una parte, existe la teoría de que un día, mientras estaba con amigos, don Valente tuvo una especia de revelación en la que pudo ver la silueta de un ángel.
Otras personas afirman que el ángel se debió a que don Valente creía que sus productos “tenían mucho ángel”y de ahí nació todo. Y, una tercera versión, es que don Valente y su hijo Alejandro se les ocurrió hacer del querubín, el sello de la marca.
Una versión más señala que cuando Valente González fue despedido, él aceptó reinventarse y nombró la marca evocando un “ángel” o conmemorando un hijo llamado Miguel Ángel en otra empresa homónima (aunque esta versión corresponde a otra marca – Chamoy Miguelito, fundada por Felipe Zúñiga Chávez). Sea cual sea la verdadera historia, lo cierto es que los dulces Miguelito ya forman parte de las infancias de muchísimas generaciones.
A lo largo del tiempo, la dirección y operación de la empresa ha quedado en manos de la familia González, hijos de Valente González. En su página oficial se indica que el grupo familiar continúa comprometido con preservar el sueño de los fundadores.
