
No existe país ni pueblo cuya historia esté absenta de la presencia de las mujeres, quienes desempeñaron actos significativos para el avance de una civilización y que han pasado al olvido o, en algunos casos, fueron condenados a la interpretación sesgada de una historia que ha sido —mayormente contada— desde la visión masculina.
El borrado del sexo mujer en la narrativa histórica, así como en las ciencias y el arte, es una de las tareas que el movimiento feminista se ha encargado de restaurar con el paso de los años y continúa restaurando hasta el día de hoy.
Esta mañana, en la conferencia matutina del Palacio Nacional, la Presidenta Claudia Sheinbaum Pardo realizó una significativa aportación al reivindicar y limpiar tanto el nombre como el legado de Malintzin, mayormente conocida como La Malinche.
¿Quién fue La Malinche?
Malintzin, también llamada Doña Marina después de su bautizo católico, fue una mujer indígena de origen chontal, nacida hacia finales del siglo XV en la región actual del estado de Veracruz, poblado de Painala.
A pesar de la inmensa fama que Malintzin ha obtenido desde el tiempo de conquista hasta la actualdiad, la información de ella resulta escasa, reduciéndose a las crónicas de Bernán Díaz del Castillo en su Historia Verdadera de la Conquista de la Nueva España, donde nos relata únicamente la primera mitad de su vida.
De acuerdo con la información recabada, Malintzin era hija de un Gobernante del Golfo de México, el cual falleció y, después de que su madre se volviera a casar teniendo otro hijo en el nuevo matrimonio, ‘La Malinche’ fue regalada como esclava.
El encuentro entre Malintzin con el colonizador Hernán Cortés de dio en el año 1519, cuando ella fue regalada —junto a otras mujeres— por un gobernante maya como obsequio a los españoles.
¿Por qué Malintzin ‘traicionó’ al pueblo indígena?
Durante siglos, la figura de la llamada Malinche ha sido interpretada de forma polarizada, principalmente denominándola como la “traidora” del pueblo indígena.
Con ello, vino el desarrolo del término “malinchista” que se conoce y usa hasta la actualidad como un adjetivo a las personas que externan un desprecio hacia lo nacional e inclinan su preferencia a lo extranjero.
No obstante, la realidad vivida por Malintzin durante la colonización española comenzó a ser reivindicada por comunidades de mujeres indígenas, colectivos feministas de historia y, este viernes 28 de noviembre, contó también con la aportación de la mandataria del país.
“No podemos omitir las circunstancias que vivió, fue una esclava y logró comunicar entre un pueblo y otro. La conquista no ocurrió por ella”, declaró Claudia Sheinbaum.
Las palabras de la presidenta tienen sus bases en la historia que, si bien ha sido polarizada durante años, no oculta la verdad de que el único papel de Malintzin durante el tiempo de conquista fue el de una intérprete gracias a su habilidad lingüistica.
Al fungir como la traductora entre los pueblos indígenas y los españoles, Malintzin también tomó la posición de asesora y mediadora política, una mujer de ingenio que, ante las circunstancias extremas y los profundos cambios, decidió ejercer el poder de la negociación y comunicación.
¿Malintzin fue la amante de Hernán Cortés?
En términos simples, dado que Cortés era un hombre en matrimonio con Catalina Suárez Marcayda, podría decirse que sí, era una de sus amantes.
No obstante, Malintzin tenía entre 15 o 20 años cuando su camino se cruzó con el español. También, es importante resaltar que la mujer indígena no estaba en posición de libertad, sino que fue un obsequio a Cortés.
Más que una amante, era una esclava, la cual incluso fue regalada por Hernán a Juan de Jaramillo, uno de sus hombres, para que la desposara.
Pese a esto, Cortés mantuvo a Malintzin como su intérprete oficial en expediciones posteriores a la boda y, más adelante, concibió con ella un hijo en el año 1522, Martín Cortés, uno de los primeros criollos registrados en la Nueva España.
Los restos de Malintzin: ¿Dónde están?
Tras su matrimonio con Juan de Jaramillo, Malintzin también concibió una hija, María Jaramillo, y se instalaron en una casa en la calle de Moneda.

No obstante, la historia de la bautizada Doña Marina se torna poco clara durante sus últimos años de vida, ya que existen distintas teorías y versiones acerca de su fallecimiento entre los años 1526 y 1529, cuando ella tendría aproximadamente veintiocho años.
Una de las versiones, denuncia a Hernán Cortés como su asesino, cuando huía de un juicio que se le iba a aplicar por su residencia en enero de 1529. Otra teoría apunta a que falleció por viruela en 1523. Y, finalmente, una versión que supone que Malintzin nunca volvió de la expedición a Honduras.
Lo cierto es que sus restos se consideran enterrados en Jilotepec, Estado de México, específicamente en la Iglesia de San Pedro y San Pablo, bajo una cruz en el templo con joyas y oro.
Hasta el momento, no ha existido una confirmación de este hecho, pues también se ha rumorado que Malintzin fue enterrada en la Iglesia de la Inmaculada Concepción, en Ciudad de México, alcaldía Coyoacán.
Los testimonios de personas que frecuentan “La Conchita”, como se le conoce a la pequeña iglesia, relatan la presencia de un espíritu femenino que ronda por los jardines y atraviesa las paredes de la iglesia.