
Si de algo sirvió el concierto de Yuja Wang en el Auditorio Nacional, fue para demostrar que la figura del director orquestal no es prescindible.
Se anunció con bombo y platillo este concierto en donde la afamada pianista de origen chino, tocaría y dirigiría las obras anunciadas. En realidad, sólo dirigió (es un decir) los conciertos número dos de Chopin y número uno de Tchaikowsky; las demás obras las ejecutó la Mahler Chamber Orquesta, sin Yuja Wang. Se las arreglaron con las indicaciones del concertino.
Ya se sabe que la solista es un fenómeno, una mega virtuosa que ha realizado diversas hazañas y proezas, y que toca formidablemente bien esos conciertos que vino a hacer a la CDMX, pero no toda la música puede hacerse sin un director.
Me explico: si la música no es muy complicada y los músicos son pocos, puede hacerse sin un director en la mayoría de los casos; pero cuando las cosas comienzan a complicarse, “el director no es indispensable, pero es necesario” (citando a Diazmuñoz).
Y bueno ¿qué pasó? Pues que la orquesta estaba insegura, dudando, tocando tímidamente a ratos; el famosísimo concierto No 1 de Tchaikowsky sonó deshilvanado, no había un pulso (es labor del director establecer uno) sonó exactamente como tenía que sonar: un pequeño caos. La solista en medio de eso tocó brillantemente como siempre, pero la orquesta tratando de hacerlo bien, sin lograrlo del todo.
¿Cuál es la ventaja, qué ganamos con omitir la figura del director de orquesta? Pues nada, no hay ganancia, sólo pérdida. “No soy directora” declaró la pianista en una entrevista. ¡Vaya que quedó claro! Y aunque lo fuera o se hace una cosa o se hace la otra. Como ya dije arriba: si la música no es complicada puede hacerse sin director, pero no el primer concierto para piano de Tchaikowsky, esta obra claramente no la compuso el autor para ser tocada sin director, pues previsiblemente, no va armarse bien la música, van a ir desacompasados. No olvidemos que en la música sinfónica, el director es la mente maestra y debe conciliar al solista y a la orquesta para ejecutar dignamente la obra del autor.
Conclusión: Hubieran puesto a un director y todo habría sonado mucho mejor.
Y por cierto de sonido. No muy bien sonorizado…Me sorprendió mucho que todos los micrófonos y el piano los movieron al terminar la primera parte, porque al regresarlos a su lugar, seguramente van a quedar desajustados, o alguno desconectado, o simplemente movidos. Y en cuanto al piano, un piano de cola, de concierto, una vez afinado ya no debe moverse pues se puede desafinar o desajustar; hay quienes dicen que sonó desafinado, yo confieso que no tengo un oído biónico ni un oído perfecto y no registré ninguna desafinación del piano, pero pudo ocurrir. Todo esto pasa al haber una pobre planeación, una falta de planeación.
La pianista tocó muy bien, lo demás estuvo al ¡ahí se va!
Y ahora se van de gira a repetir los mismos errores en Argentina y otros países.
Que les vaya bonito
¿Y usted qué opina?