
Desde la pandemia se ha producido una especie de alienación con la ciencia, observa Venki Ramakrishnan, quien fue Premio Nobel de Química en 2009.
En realidad, Venki es una abreviación de Venkatraman y aunque recibió el Nobel en Química por descifrar los secretos del ribosoma, su perfil científico es curioso y amplio. Es de origen indio, nacionalizado estadounidense y británico, se doctoró en física e hizo estudios de biología y cristalografía.
Ahora está sentado junto a Tomás Granados, editor y fundador de la editorial Grano de Sal, frente a los medios de comunicación que cubren la 39° Feria Internacional del Libro de Guadalajara.
Juntos presentan la publicación en español de “Por qué nos morimos. La nueva ciencia del envejecimiento y la búsqueda de la inmortalidad” (coedición de Grano de Sal y la BUAP, 2025, traducido por Marc Figueras), donde aborda el envejecimiento, la muerte y reflexiona sobre el significado de los intentos por alargar la vida.
Azarosamente, las preguntas van surgiendo una en español y una en inglés, por lo que el científico y autor invitado alterna entre unos audífonos por donde recibe las palabras de una intérprete y su propio aparato auditivo para escuchar bien.
Cuando llega el turno de preguntar para este diario, sobre su percepción de la relación ciencia-sociedad hoy en día, Venki repite el ritual y se adentra con cautela en su opinión.
Le parece que después de la Segunda Guerra Mundial, debido a todos los avances científicos que hubo, la confianza del público en la ciencia era muy grande.
Por ejemplo, las nuevas tecnologías, las mejoras en la producción de alimentos, las mejoras en la atención médica y los avances generaron una perspectiva que, sin embargo, ahora se está desmoronando debido a la fragmentación de la información y a las numerosas teorías conspirativas.
“Hay muchas preguntas y los científicos no han sido especialmente buenos a la hora de comunicar la ciencia al público, explicar el proceso científico, cómo funciona y qué incertidumbres existen. No han sido del todo claros en este sentido, al menos no tan claros como deberían haber sido”, plantea.
“Yo habría pensado que la pandemia aumentaría drásticamente la confianza del público en la ciencia, ya que los diagnósticos y las vacunas se desarrollaron muy rápidamente, pero en cambio ha habido una especie de reacción adversa (backlash) y desconfianza”, continúa.
Señala que esa desconfianza es impulsada por quienes difunden desinformación y alza preguntas sobre quién decide qué es desinformación y qué es verdad.
“Así que estamos llegando a una era en la que -por cierto, el premiado [Amin Maalouf] también lo señaló- para el público es difícil decir qué es verdad y qué no es. Creo que lo que pueden hacer los científicos es intentar realmente involucrar al público, comunicarle sus ideas, sus avances y cómo se hace la ciencia. Eso preservará el pacto entre ciencia y sociedad”.

¿POR QUÉ MORIMOS?
De acuerdo con Tomás Granados, el libro aborda un tema muy relevante, “un fenómeno general en el mundo sobre la cada vez más larga esperanza de vida de las poblaciones. Es un tema que a todos en lo individual nos conmueve, la noción de morir”.
Algunas dudas que surgen son sobre las diferencias de género que marca el envejecimiento y Venki reconoce que conforme la humanidad pasa los 100 años de edad, el radio de mujeres aumenta respecto de los hombres.
“No entendemos por qué las mujeres viven más que los hombres y también está la teoría de que las mujeres son más longevas, pero más propensas a enfermedades relacionadas con la vejez como el Alzheimer”, indica.
“Tenemos que reconocer que las cosas cambian con la edad, pero la cuestión es ¿cómo encontramos un rol útil para la gente mayor en la sociedad? Ese es un problema social, no científico”, añade.
¿Y LA EUTANASIA?
Una reportera de radio, conocida en el medio por ser capaz de sacarle un chisme o un baile al más callado y reservado de los “maestros” que entrevistamos, lanza la pregunta sobre la muerte asistida, ¿qué piensa él al respecto?
Venki Ramakrishnan responde que es un tema complicado.
“Por un lado, considero que las personas tienen derecho a elegir morir. Por otro lado, si se legaliza la eutanasia de forma muy directa y sencilla, se puede crear presión sobre las personas para que mueran antes de lo que realmente desean”, reflexiona,
“Ya sabes, si se ponen muy enfermos o si sienten que son una carga para sus familiares o para la sociedad, pueden decidir... pueden sentir la presión... ya sabes... de suicidarse o de recurrir a la eutanasia. Por eso creo que es un problema muy complicado”, ahonda.
Desde su perspectiva, si las sociedades permiten apoyar el suicidio asistido, esto debe ir acompañado de muchas garantías para asegurarse de que nadie se vea obligado a tomar esa decisión. “Y que nadie se sienta obligado, no me refiero sólo físicamente, sino que nadie se sienta ni siquiera psicológicamente obligado a tomar esa decisión”.
Este lunes 1 de diciembre Ramakrishnan convivirá con estudiantes del CUCEI en Guadalajara. Posteriormente, el Premio Nobel de Química 2009 visitará Puebla, donde el miércoles 3 de diciembre sostendrá un diálogo con Lilia Cedillo, rectora de la BUAP (institución coeditora de “Por qué nos morimos”).
Finalmente, en la CDMX estará el viernes 5 con Ana Cristina Olvera, en el Instituto Politécnico Nacional.
Los libros de la editorial Grano de Sal están disponibles en el stand C24 de “Nadie Distribuye” en la 39° FIL GDL. Para más información sobre su catálogo y actividades visita la página https://granodesal.com/