Cultura

Bogotá da el último adiós a Botero en el museo que entregó a los colombianos

El Museo Botero fue el sitio donde familiares y amigos despidieron al artista y recordaron su valor con creador y ser humano

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La despedida final a Fernando Botero. La despedida final a Fernando Botero. (El Heraldo)

El Museo Botero, fundado en el año 2000 por el maestro Fernando Botero con el objetivo de mostrar "satisfacción, orgullo y confianza en el país", fue el último lugar de Bogotá que despidió el féretro del artista colombiano más reconocido antes de dirigirse a Medellín.

Rodeado de familiares y amigos, los restos de Botero, fallecido el 15 de septiembre a los 91 años en Mónaco, llegó al museo ubicado en el céntrico barrio de La Candelaria, que cuenta con 208 obras de las cuales 123 son de su autoría y 85 de otros artistas internacionales.

"Quisiera que esta donación se interpretara como una demostración personal de mi fe en el país", señaló Botero cuando se inauguró este oasis de cultura que cedió al Banco de la República para su conservación y que cada día acoge a unos 1.500 visitantes que buscan impresionarse con sus obras.

El patio central del museo fue el escenario donde se llevó a cabo este acto simbólico y en el que tanto su hijo Juan Carlos como sus nietos Andrea y Felipe destacaron por encima de todo la "personalidad" del maestro y la pasión que transmitía con su trabajo.

"Pasar más de diez horas al día en su taller suponía siempre un placer", señaló Felipe, que también destacó que "hasta los últimos días de su vida estaba trabajando en acuarelas porque las fuerzas no le daban para seguir haciendo más esculturas".

En este sentido también se pronunció Juan Carlos, que explicó que siempre le fascinó verle durante su proceso de creación porque "era algo mágico", y la alegría que sentía él cuando pintaba o esculpía "la siente uno al contemplar sus obras".

Botero fuera del trabajo

Los familiares que intervinieron en el acto, que finalizó con una actuación del Coro Nacional de Colombia y la Sinfónica Nacional, destacaron por encima de todo el amor que tenía Botero por Colombia y su "amabilidad" como persona.

"Fer", como le pidió que le llamasen sus nietos desde niños porque la palabra 'abuelo' le hacía sentir viejo, fue en palabras de Andrea "el primer hombre que me dio flores cuando tenia 9 años después de un concierto de piano, el primero en llamarnos en nuestro cumpleaños y el primero en dar consejos a todos sus nietos".

Además, la mujer no pudo contener las lágrimas cuando en la parte final de su discurso recordó que pudo "recitar mi ultima carta de amor en persona a su lado agarrándole la mano en la mañana que se fue".

Según sus familiares, Botero siempre tuvo presente a Colombia y el vínculo que tuvo con los colombianos fue siempre la raíz en la que se originó su arte.

"Aprovechó su éxito para enriquecer al pueblo colombiano que tanto adoró", indicó Felipe.

Una vez finalizado el emotivo acto, decenas de bogotanos rodearon el museo con el objetivo de poder entrar al lugar que mejor ha representado a Botero y que seguirá deleitando al público que decida visitar sus obras.

Este fue el último homenaje a Botero en Bogotá y su cuerpo será trasladado a Medellín, la ciudad donde nació el 19 de abril de 1932, para otros reconocimientos.

En Medellín, a donde llegará esta noche, recibirá mañana un homenaje popular en la Plaza Botero, que cuenta con 23 esculturas monumentales donadas por el artista en el año 2002, y luego será velado en cámara ardiente en el Museo de Antioquia hasta el jueves, día en que se le hará otra misa solemne en la catedral metropolitana y se le rendirán honores militares.

El cuerpo del artista será cremado y sus cenizas llevadas a la localidad italiana de Pietrasanta, donde quedarán al lado de su esposa, la artista griega Sophia Vari, fallecida en mayo pasado.

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