Cultura

Dos estaciones de tren en Cuautitlán, de más de 100 años, abandonadas y muy deterioradas

Son las líneas del Ferrocarril Central y Ferrocarril Nacional inauguradas por Porfirio Díaz. Ciudadanos  propusieron a las autoridades municipales y federales protegerlas, pero no tuvieron respuesta

patrimonio histórico

La  estación del Ferrocarril Central y su deterioro además de que sus elementos arquitectónicos originales, como cantera, fueron saqueados.

A la estación del Ferrocarril Central le saquearon sus elementos arquitectónicos originales.

Reyna Paz Avendaño

En Cuautitlán, Estado de México, existen dos estaciones de tren con más de cien años de antigüedad: la línea del Ferrocarril Central y la línea del Ferrocarril Nacional. Sin embargo, ambas, a pesar de que fueron inauguradas por Porfirio Díaz, se encuentran en abandono y sin ningún proyecto de estabilización estructural.

Crónica visitó las antiguas estaciones acompañadas de los ciudadanos Tomás Sánchez y Dolores Serrato quienes han investigado la historia de estas instalaciones y han propuesto su protección ante autoridades municipales y federales sin obtener respuesta.

ENTRE RUINAS E INCENDIOS

A unos pasos de la terminal Cuautitlán del Tren Suburbano se encuentra la estación del Ferrocarril Central y a simple vista su deterioro es evidente: su fachada está destruida, tiene paredes y pisos quemados, sus muros cuentan con infinidad de fisuras y sus elementos arquitectónicos originales, como cantera, han sido saqueados.

Además, esta antigua estación se ubica en medio de dos vías donde las vibraciones, por el paso del tren, afectan su estabilidad. Otro peligro es que, ante el abandono, se ha convertido refugio de indigentes y migrantes quienes constantemente realizan fogatas.

“A inicios de marzo nos enteramos de que se estaba incendiando, no se sabe si el fuego fue intencional o un accidente, pero las huellas de la quemazón se pueden apreciar”, comenta Tomás Sánchez.

Los estragos del incendio en la estación del Ferrocarril Central.

Los estragos del incendio en la estación del Ferrocarril Central.

Reyna Paz Avendaño

Este diario corroboró que el incendio alcanzó maderas y parte de las estructuras metálicas que soportan el techo; también se observa en el piso ropa, alimentos y plásticos quemados.

El habitante y promotor cultural de Cuautitlán narra otro incidente: el 10 de septiembre del 2016 un automóvil se estampó contra la fachada de la antigua estación y la destruyó ya que no existe ninguna barda o muro que proteja este bien mueble.

¿Cuándo se construyó la estación?, se le pregunta a Tomás Sánchez. “No tenemos la fecha exacta, pero fue en 1880 o 1882, es decir, tiene más de cien años”, responde.

La historiadora Dolores Serrato recuerda que hace una década este espacio contaba con las puertas de madera, las ventanas originales y el área de taquilla, pero con el paso del tiempo las personas han robado y destruido el inmueble.

¿Se han acercado a las autoridades para que rescaten la estación?

El cronista Jorge Fragoso, cuando pasó el siniestro de 2016, dijo que había estado en pláticas con el gobierno municipal para rescatarla, pero al parecer no se llevó a cabo, iban a tener pláticas con gente del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH). No sabemos si se le dio el seguimiento, pero como no es ámbito del gobierno municipal, no puede hacer nada porque es zona federal concesionada.

EN FILA DE ESPERA

En el mes de febrero, Tomás Sánchez acudió a Los Pinos a la presentación del Repositorio en Línea de las Colecciones de Patrimonio Ferrocarrilero del Centro Nacional para la Preservación del Patrimonio Cultural Ferrocarrilero (CNPPCF) y planteó la situación crítica de las antiguas estaciones. Sin embargo, las autoridades le pidieron que ingresara sus papeles para concursar por recursos federales.

“La Dirección General de Sitios y Monumentos del Patrimonio Cultural de la Secretaría de Cultura (SC), donde pertenece el centro ferrocarrilero, tiene un programa dirigido a los monumentos históricos y artísticos de propiedad federal que forman parte del patrimonio cultural del país, es un programa de apoyo que da recursos a las comunidades que tienen interés en ayudarnos en preservar edificios hísticos”, dijo en esa ocasión Arturo Balandrano, encargado de dicha dirección de SC.

El funcionario añadió que las estaciones de tren, los templos y “muchos otros bienes” pueden acceder a esos recursos haciendo una solicitud.

“Nosotros ponemos una parte (de dinero) y la comunidad otra, puede ser el gobierno municipal, un donante local o la propia comunidad haciendo un esfuerzo. Lo ponemos a disposición y abrimos una convocatoria en enero para recibir solicitudes, si les interesa podríamos ayudarles a armar un expediente”, respondió Balandrano.

Teresa Márquez Martínez, directora del Museo Nacional de los Ferrocarriles Mexicanos, comentó que en el registro de estaciones históricas hay un diálogo permanente con las personas preocupadas por el patrimonio.

“Hemos trabajado durante todo este tiempo en identificar esas estaciones que se construyeron hasta antes que terminara el servicio de pasajeros en nuestro país y distinguir las que son estaciones históricas, todo ello está registrado en el catálogo de estaciones que puede consultarse en el Sistema de Información Cultural, ahí tenemos un espacio abierto para establecer diálogo con las personas que tienen un interés en estas estaciones”, indicó.

Márquez Martínez agregó que desde SC han trabajado en que las antiguas estaciones tengan vida. “Hay una red de ferrocarriles que son 35 museos, en su mayoría pequeños que se han formado y operando gracias al trabajo y empuje de las comunidades”.

La estación del Ferrocarril Nacional.

La estación del Ferrocarril Nacional.

Reyna Paz Avendaño

MUSEO Y PRIMERA LLAMADA TELEFÓNICA

A unos 20 minutos de la estación quemada y en ruinas, se encuentra otra que conserva su arquitectura original, pero requiere mantenimiento. Su interior está custodiado por dos policías, no obstante, el abandono por varios años es evidente con los grafitis y con la falta de limpieza en la fachada.

“Es una estación que inauguró Porfirio Díaz el 2 de abril de 1878, en el acto estuvo Vicente Riva Palacio que en ese entonces era secretario de fomento e industria y días antes hicieron las pruebas de las vías y trenes. En esta estación se hizo la primera llamada telefónica de Ciudad de México a Estado de México”, narra Tomás Sánchez.

En esos preparativos previos se tocó el Himno Nacional e hicieron pruebas con el teléfono para ver cómo se escuchaba e hicieron una gran comida. “En varios periódicos de la época se publicó la crónica de la comitiva que salió de Ciudad de México y llegó a esta estación, enviaron regimientos de soldados para lanzar los 21 disparos de salva, fue una gran fiesta”, señala.

De acuerdo con Tomás Sánchez, otro hecho relevante en esta estación es que durante la firma de los Tratados de Teoloyucan (1914), fue el lugar de arribo y paso de los revolucionarios.

“En las negociaciones para la rendición de la capital por parte de las fuerzas federales que estaba con Victoriano Huerta, los encargados de las negociaciones y los representantes de algunos países como Guatemala y Argentina llegaron a esta estación y de aquí abordaron sus coches para ir a Teoloyucan”, indica.

Por los hechos históricos que albergó y por su antigüedad de 146 años es que Tomás Sánchez y Dolores Serrato realizaron un anteproyecto de convertir esta estación en un museo.

“Aquí podría ser un museo, el espacio es amplio porque era la zona donde cargaban y descargaban los trenes y donde se subían las personas. Además, no hay tanto tráfico, tiene más accesos que la otra estación y las vías que la rodean ya dejaron de funcionar. La estación se conserva mejor que la otra, podemos ver aún las puertas de madera originales y se han perdido elementos que no afectan tanto el inmueble”, destaca.

Crónica consultó el Sistema de Información Cultural y el único museo que existe en Cuautitlán, Estado de México, es el Santuario de la Siempre Virgen María de Guadalupe, Casa de San Juan Diego, es decir, sólo existe una única oferta cultural para 178 mil 847 personas.